|18| Parte dos.

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Termino de acomodar mis cosas en el closet, decide arreglarla para que no quedaran hechas un desastre, entre organizar mis cosas y llamar a papá para informarle que habíamos llegado y que estábamos bien, puesto que sabía que Marcus no lo había hecho, hace más de una hora que se fue con Maya y aún no regresan. 

Me fijo en  la mochila de Ethan sobre la cama, ¿ quizá debería de organizar sus cosas? O ¿ no?. no quisiera parecer que estoy hurgando sus cosas o algo así, muerdo mi labio mientras analizo que hacer, al final decido tomar la mochila y empiezo a sacar su ropa, la cual  se limita a tres pantalones cortos, varias rameras y su acostumbrada chaqueta de cuero; doy gracias a Dios de no encontrar sus bóxer por aquí, las organizo junto  a las  mías,  dejo la mochila en una esquina de la cama, sin embargo la muy estúpida decide caer, suspiro al ver  algunas cosas de higiene personal esparcidas por la alfombre, empiezo a levantarlas y me detengo de golpe al observas varios envoltorios de... ¿ condones?.

Sin poder evitarlo puedo sentir como mi rostro se vuelve color escarlata, mi respiración se acelera, no obstante a esto no puedo evitar preguntarme  ¿ Ethan trajo condones papa usarlos con ...?

Oh si, ojala y sea para nosotras.

Ignora a mi sucia consciencia ya que toda mi atención se dirige a la puerta de la habitación que acaba de ser abierta.

— Fer, puedes ayudarme...

Me quedo estática, no soy siquiera capaz de pestañear me encuentro en esos momentos en donde lo único que puedes pedir a Dios es que la tierra se abra y te trague.  Ethan observa sus cosas esparcidas por el suelo pero su mirada recaen en mis manos, en lo que tengo en ellas. 

Oh hermosa tierra trágame. 

— Te juro que no es lo que crees — empiezo a hablar tan rápido que el pobre no es capaz de procesar lo que digo pero no puedo evitarlo, mi lengua tiene vida propia — estaba ordenando tus cosas y sin querer tu mochila se callo derramando todo lo que había dentro es ahí cuando empiezo a recogerlo y encontré esto pero no es que hurgara en tus cosas eso...

— Fer— una media sonrisa se dibuja en su rostro— tranquila, no pienso que estés hurgando en mis cosas —. Casi suspiro de alivio al escucharlo,  se acerca lentamente hasta donde estoy. me dedica una mirada tierna que logra que mis piernas tiemblen, posa sus dulces labios sobre los míos y... ¡ Dios!, oxígeno que me derrito!.

— Esto... - me separo lentamente, mi voz sale pastosa y no se como terminar la oración que he iniciado,  él enarca las cejas divertido.

— No los he traído para tener sexo contigo — siento la sangre abandonar mi cuerpo, si creía que no podía estar mas avergonzada acabo de ver que no es así, Ethan es tan directo que no necesita maquillar nada par decir lo que piensa, contrario a mi — ni siquiera sabía que estaban dentro de la mochila, la tomé y empecé a entrar mis cosas sin revisarla.

Muerdo mi labio inferior nerviosa por un momento mis pensamientos casi me traicionan deseo disculparme pero solo es levantar mi mirada y ver sus labios, su mirada, para que todo pensamiento coherente se espume, así que decido ignorar la razón y hacer caso a mi cuerpo, acercando  mi rostro al suyo uniendo nuestros labios deleitándome con su sabor, su lengua empieza a jugar con la mía, provocando miles de sensaciones en mi interior. Sus manos suben y bajan por mi espalda hasta adentrarse en mi abdomen y empezar a expandir caricias por toda esa zona, nos movemos lentamente hacia atrás hasta terminal chocando con la cama. Me dejó caer sobre ésta con delicadeza, su cuerpo se posiciona sobre el mío y empieza besar mi cuello, dejando un camino de besos mojados sobre éste. No soy consciente de nada mas que no sea su toque, de esta especie de nudo que siento en la parte baja de mi abdomen, de como mi cuerpo se encuentra en estado de ebullición, todo lo demás desaparece pues mis terminaciones nerviosas inician y terminan bajo el toque de este hombre.

Cierro los ojos sintiendo cada caricia más profunda, es indescriptible todo lo que Ethan con sus avilés manos está logrando en mi interior, nunca había sentido tales cosas.  Reclamo sus labios ansiosa, necesitada, urgente de su sabor, nuestros labios se funden en un bórax beso que me deja sin aliento, y la verdad es que no puedo decir que me afecte en lo absoluto al contrario, mis manos se envuelven en su cuello subiendo hasta su pelo y me tomo mi tiempo para acariciarlo, la textura de su cabello, su suavidad como todo en el es perfecto, jodidamente perfecto.


Sus manos llegan hasta el pliegue de mi suéter, lo levanta sin mucho esfuerzo dejándome en sostén frente a él.

Siento temor de mi cuerpo pero todo esto desaparece al sentir sus ágiles labios besar mis senos para luego empezar a succionarlos, no soy capaz de pensar, joder, me está enloqueciendo. Siento miles de pequeños espasmos por todo mi cuerpo, sus labios vuelven a buscar los míos que lo reciben con ferocidad, llevo mis manos hasta su ramera para ayudarle a deshacerse de ella.

Nuestras respiraciones están unidas, nuestros corazones acelerados, sincronizados.

— Ethan, quería...

— ¡ Joder!— busco una sabana rápidamente al escuchar la puerta abrirse y me tapo con ella— ¡carajo, Elimn!, ¡¿ no sabés tocar!?.

— Lo... Siento — levanto el rostro para verla, su mirada está fija en mí — podían haber puesto seguro a la puerta— añade con arrepentimiento, aunque yo no se lo creo.

— ¿ Puedes salir?— le pregunta mi chico algo cabreado, Elimn asiente y sale no sin antes darme una mirada afilada.

¿ Qué le pasa a está tía?.

— Lo siento— susurra Ethan mientras me tiende mi suéter para que me lo ponga.

— No fue tu culpa— me sonríe tiernamente antes de volver a besarme.

— Fue lo mejor— susurra con nuestras frentes unidas — no quiero que nuestra primera vez sea así, quiero que sea especial, todo contigo tiene que serlo.

— Te quiero — mascullo sobre sus labios.

— Yo no — frunzo el ceño al escucharlo, eso no era lo que esperaba escuchar — Yo no te quiero, Fernanda Glashte, yo... Te amo.






Aahh( suspiro de amor), amo a Ethan, ¡Dios que hombre!.

No olviden darle a la estrellita y dejar sus opiniones, capítulos cortitos pero es que me gustaron así. Los amo mis amores, bye.

YO: SOY LA GORDA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora