|13|

200 24 5
                                    

— Fer.

Levanto el rostro observando a la madre de Ethan mirarme tiernamente, miró a mi alrededor y comprendo la razón.

Me he quedado dormida, mis manos aún están entrelazadas con las suyas, suelto su mano y me incorporo sintiendo pequeños pinchazos en mi espalda.

— El suelo no es buena cama.— Me sonríe.

Asiento mientas froto mis ojos. La habitación está iluminada.

— ¿ Qué hora es?.— Observa su móvil.

— Siete treinta.

¡ El instituto!.

— ¡ Oh mierda!.— La señora Foster me observa.— Disculpe.— Sonríe.— Debo irme, tengo que ir al instituto o de lo contrario papá me matará.

— Tranquila. — Se acerca hasta mí y me sorprende con un abrazo. — Gracias por cuidar de él.




— Definitivamente estudiar no es lo mío. — Alison se lanza sobre el césped de forma dramática, lanza su mochila a su lado dejando que varias cosas salgan de ella, incluyendo una cáscara de banano.

— ¡Iug!.— No puedo evitar quejarme.— No sólo él estudio no es lo tuyo, la higiene tampoco.— Lanza una sonora carcajada, estúpida.

— ¡ Chicas!.— Maya viene corriendo hasta nosotras, de repente su cuerpo cae desplomada a metros de nosotras. La cascara de Alison.

Tras la caída su blusa queda a mitad de su cintura, bueno, de su espalda puesto que ha caído con el rostro sobre el césped dándonos toda su parte trasera de vista, sin embargo eso no es lo que llama nuestra atención... Su tatuaje .

¿ Maya tiene un tatuaje?.

Lentamente empieza a incorporarse, sacude su ropa y luego voltea a mirarnos.

— Gracias por la ayuda.— Masculla con sarcasmo.

— ¿ Desdé cuándo tienes un tatuaje?. — Pregunta Alison.

¡Vingo!, no lo ha inventado mi imaginación.

El rostro de Maya palidece hasta tal punto de parecer una hoja de papel.

— Yo... No.— Desvía la mirada. — Estás loca, no tengo ningún tatuaje.

— ¡ Por supuesto que sí!. — Grita Alison, los pocos chicos que están entrenado voltean a vernos.— No lo estoy inventando, ¿ cierto Fer?.

— Sí. — Susurro.

— Esto es ridículo. — Se agacha y empieza a recoger sus cosas.

— Maya Saddler, queremos una explicación y la queremos ahora.— Sentenció Alison.

— ¡ Bien!.— Nos gritó. — Les diré. — Sus ojos estaban levemente cambiados, creo que era la primera vez que veía eso en sus ojos... Decisión.

— Me lo he hecho hace varios meses.

— ¿ Disculpa?.— Por fin pude argumentar una palabra completa.— ¿ meses?, si mal no recuerdo sólo eres cuatro meses más grande que yo...

— Lo que significa que no puedes llevarlo, aún eres menor de edad y eso es ilegal. — Interrumpió Alison, las dos volteamos a mirarla. — ¿ Qué?, a veces suelo leer.

— Tranquilas, no es permanente. — Se sento en el césped en posición de indio y nosotras la imitamos.— Sólo dura algunos... Meses.

Tanto Alison como yo la observamos fijamente, conocíamos a Maya desdé pequeñas, conocíamos sus gestos, su actitud, caundo estaba asustada o cuando mentía y en este caso lo estaba haciendo.

YO: SOY LA GORDA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora