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Escondí mi rostro en su cuello, amaba aspirar su olor, era tan placentero y ractificante. Sin duda alguna que estar entre los brazos de Ethan era gloria.

Pequeños rayos del sol se colaron por la ventana, anunciando un nuevo día, después de la interrupción de Elimn habíamos pasado horas hablando de trivialidades, rosandonos y besándonos, ¡oh Dios! Sus besos eran exquisitos. Suspire levemente, agradecida por ese momento porque indiscutiblemente me sentía plena, feliz, esa sensación de paz que solo la obtienes en ciertos momentos y gracias al creador me encontraba en esos momentos.

—¡ Fer, te necesito ahora!.

Maldigo por lo bajo, al escuchar los toques sobre la puerta, levanto el rostro suavemente para no despertar a Ethan ( si es que los gritos de Alisson no lo hicieron ya). En definitiva cuando quería llamar la atención sabía cómo hacerlo.

Salí despacio de la cama, cuidándome de cualquier ruido ya que no deseaba despertar mi chuco, caminé hasta la puerta en cuclillas abro lentamente la puerta para encontrarme a una Alisson despeinada, corrijo, despeinada, desmaquillada y con ojos llorosos.

— ¿ Qué te pasó?— pregunté en un susurro, era bastante inusual verla así, además de que preocupante.

— ¡ Maya, no regreso a noche!.

— No grites... — cierro la puerta tras de mi, alentando a Alisson de ella— ¿ qué Maya qué?.

Toma mi brazo sin un ápice de delicadeza y me arrastra hasta su habitación, una vez dentro la observo expectante. En espera de respuestas.

— Siento interrumpir tus orgasmos con Ethan pero...

— Oye, no he hecho nada de lo que creés — me defendí, la mente de Alisson era tan pervertida que sólo podía pensar en eso.

— Como digas— le restó importancia a mis palabras haciendo un ademán con las manos. Me fijo en cómo mueve sus manos, se sienta sobre la cama, enarco las cejas dándole a entender mi confusión.

— ¿ Qué ha pasado con Maya?— preguntó nueva vez.

— No sé — juega con los mechones de su pelo, y eso era algo que solía hacer cuando estaba nerviosa, un momento... ¿ porqué estaba nerviosa?— ¿ ha pasado algo con Maya?.

Abrí la boca desconcertada, casi deseo pegarle una bofetada por su estupidez. ¡Dios!.

— Tú has dicho que no llegó a dormir— le reprochó.

— ¿ Yo?— me observa con sorpresa para después cambiar a confusión y finalmente su mirada de " oh entendí".— Ah, eso... Bueno, lo inventé ... en realidad desde a noche no sé nada de Maya pero supongo que está bien o eso creo porque...

— ¡ Alisson!— le grito para detener su diatriba , no lograba entender nada de lo rápido que hablaba— ¿ Qué demonios te sucede?.

Se levanta de la cama acercándose hasta donde estoy, sus ojos conectan con los míos. Puedo distinguirlos ligeramente triste, hago mis propias conjeturas por lo que supongo mi hipótesis de hace unos minutos es cierta y si ha estado llorando.

— Ashton se va.

No dije nada, en primer lugar porque no sabía que decir y en segundo lugar porque quería que ella dijera todo.

— Se va a Londres, en cuanto terminemos el instituto y vivirá allá y será feliz y se olvidará de mí y yo me quedaré sin él y seré...

Y, no recuerdo cuántas "y" mencionó antes de lanzarse a mis brazos a llorar como sólo Alisson sabía hacerlo.

Dentro de todas las perspectivas que tenía en mi cabeza de ver a una de mis amigas derramar lágrimas creo que de ella era de quien menos lo esperaba; siempre ha sido la fuerte del equipo, la que consolaba tanto a Maya como a mí, la jodida diva que nadie le llegaba a sus sentimientos por una sola razón... No los tenía o eso creía, porque por Ashton sí y al parecer eran bastantes fuertes.

Acaricio su pelo mientras busco en mi cabeza que decir para ayudar, sin embargo optó por callar. Creo que independientemente de lo que dijera nada ayudaría, era mejor escucharla porque a veces un silencio dice más que mil palabras.

(***)

— Yo la quiero con doble queso— exigió Marcus.

Se supone que nos turnaríamos para cocinar pero todos alegamos estar cansados por lo que terminamos en una pizzería cercana, esperando por nuestra orden.

Sin duda alguna este día auguraba puras cosas extrañas y no lo digo sólo por el pequeño estado depresivo de Alisson de hace unas horas ( estado del que por cierto no queda ni rastro, hasta la vi coquetear con el chico que atendió nuestro pedido). También estaba Maya, no llevaba sus enormes anteojos ni su ropa dos tallas más grandes, no, ella iba con su pelo recogido en un descuidado moño, unos shorts y una ramera, en combinación con unas sandalias y sí, se veía jodidamente bien, hermosa, además de que tenía ese brillo extraño del cual prefería no indagar más y para completar las cosas extrañas, Marcus no le quitaba los ojos de encima.

Sip, todo normal ( Nótese el sarcasmo)...

La orden llegó, Alisson no dejó ir el chico sin sacarle varias miradas para nada modestas, todos empezaron a tomar sus pedazos, yo sólo tomé uno, la verdad es que la pizza y mi persona no eran muy compatibles, eso y toda lo que... Engorda. Desechó los pensamientos negativos y me dedico a comer mi porción.

Los chicos repitieron varias veces, todos lo hicieron, menos yo. Nadie me instó a comer más o hicieron algún comentario al respecto. Interiormente les agradecía tanto su respeto, pequeños detalles como esos pueden ayudar a marcar la diferencia, al menos conmigo lo estaba haciendo.

Después de salir de la pizzería fuimos hasta la casa y nos cambiamos para una tarde de playa, dudé en si ponerme o no el traje de baño, respiré durante varios minutos intentando buscar seguridad porque la tenía, ya estaba sana.

Joder.

Debo estarlo.

— Fernanda te estamos esperando— Ethan tocó la puerta, busqué fuerza interior, tomó la toalla la cual enredó a mi alrededor y salgo. Ethan me observa y luego sonríe , toma mi mano y bajamos.

Volteé a mirar hacia atrás al sentir a alguien observarme, Elimn estaba con su traje de baño ( el cual le quedaba escandalosamente bien) observándome con sorna, no intentó disimularlo. La observé con enigma, porque para ser sinceros no tenía la más remota idea de que le sucedía, a veces le daba la razón a las chicas y quizás hay algo más allá de su actitud, o tal vez solo sea media bipolar, en fin, ya tenía suficientes pensamientos perturbadores como para agregarles los de Elimn y sus cambios hormonales.

Sin esperar mi consentimiento o aprobación y aprovechando mi distracción, Ethan me arrancó literalmente la toalla. No tuve tiempo a responder porque sus labios callaron cualquier queja de mí parte.

— Eres hermosa— susurró antes de volver a posar sus labios sobre los míos, fue así como todo pensamiento racional desapareció.

YO: SOY LA GORDA ©Where stories live. Discover now