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Abrí los ojos lentamente esperando a que éstos se acostumbrarán a las luz, suspire interiormente y sentí el frío que antes no estaba en mi espalda; busqué los brazos de alguien pero no había nadie. Revisé con la mirada por toda la habitación pero era obvio qué no estaba.

Esperaba desayuno en la camita.

Negué retirando las sábanas entré al baño y me duché, era sábado así que tenía suficiente tiempo para mí. Busqué en mi armario, tardé casi una hora en encontrar algo con lo cual sentirme cómoda y no verme un tanto... Gorda.
Me coloqué unos jeans y una blusa tela de ceda, así no me quedaría ajustada al cuerpo. Odiaba ese tipo de ropa, aquella que parecía ser una segunda piel de tan ajustada, ese tipo de ropa que no era para chicas como yo.
Peine mi revoltoso cabello en una coleta, bajé las escaleras encontrándome a Marcus en la sala. Estaba viendo un partido de fútbol.

—Hola.—Saludé pasando por su lado, me saludo con la mano mientras le daba un mordisco a un gigantesco sándwich qué tenía entré sus manos.
A veces me preguntaba como podía comer tanto sin engordar... Cuanto lo envidiaba.

Entré a la cocina casi me voy de bruces al ver a Ethan ahí, pensaba que se había marchado, estaba al lado de la encimera preparándose un sándwich similar al de Marcus.

—Hey.—Lo saludé mientras abría el refrigerador ocultando mi cabeza en éste, la verdad es que sentía cierta pena por lo de hacía unas horas, él estaba ebrio y lo más seguro es que ni recordará nada, tampoco es como si existiera algo especial que recordar.

—Hola, Fer.—Respondió.

Saqué un poco de fruta para desayunar, busqué un plato y serví una pequeña ración. Levante la mirada para encontrarme con la del pelinegro de lleno sobre mí.

—¿ Qué?. —Pregunté algo incómoda con su mirada.

—Nada.—Sonrió. —¿ Sólo vas a desayunar eso?.

—Sí. —Respondí mientras cortaba unos pequeños  trozos y los llevaba a mi boca.

—Fer, deberías de...—Lo fulmine con la mirada, sabía perfectamente lo que pretendía decir.—No me mires así, sólo me preocupó por ti.

—Púes no lo hagas.—Le hablé en tono agresivo, no soportaba que hablaran de mi peso, mi cuerpo, nada referente a eso, aunque a los segundos me arrepentí de usar ese tono con él.

—No puedo evitarlo. —Suspiró. —Eres hermosa, todo en ti lo es. —Bajé la mirada tratando de evitar encontrarme con la suya.—Creo que eres perfecta, Fer.

—Mentira.—Susurré odiando su mentira piadosa. Se acercó y me abrazó, hundí mi cabeza en su cuello. Pequeñas lágrimas empezaron a descender por mí rostro, me sentía tan poca cosa, odiaba que me tuvieran lástima. Qué mintieran para hacerme sentir mejor, eso sólo hacía empeorar mi estado.

—Ethan, te llama Nataly.—Marcus apareció en la cocina, con el móvil de Ethan en las manos. Me separé de él al escuchar a mí hermano, sequé mis lágrimas.

—¿ Qué pasa?.—Preguntó Marcus algo reservado y observándonos paralelamente.

—Nada.—Respondí. —Estoy en mis días—Marcus sabía perfectamente lo que eso significaba así que solo asintió.— Ethan estaba haciendo de mi pañuelo de lágrimas.

Marcus me observó unos segundos y luego asintió con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. Le lanzó el móvil a Ethan, esté lo atrapó.

—Te ha llamado como seis veces.—Le guiñó un ojo. —Parece qué la has matado anoche, se ha enamorado.

Joder.

Salí de la cocina, conteniendo el enojo que empezaba formarse en mi interior y lo peor es que no tenia siquiera un motivo para estarlo, a mi no debía de importarme lo que él hubiera con su vida, a cuantas chicas se cogia y lo que fuera, simplemente ese no era mi asunto y debía entenderlo.
Subí hasta mi habitación, cerrando la puerta tras de mí, frustración, así me sentía y no era para nada un buen sentimiento. Fui hasta la ventana y observé el jardín, quizás si había una novia, por eso me rechazó y lo peor no era eso. Lo peor era saber que me había abrazado, tocado en cierta forma, todo después de estar con ella.

Escuché el sonido de mi móvil, pensé en no responder pero pensé en las chicas y que necesitaba contarle a alguien el torbellino que estaba cargando dentro de mí, observé que era Ashton,¿ desde cuando Ashton se interesaba tanto en mí?.

—Hola— respondí.

—¿ Fer?, te he llamado un sinnúmero de veces.

—Lo siento, no tenía bateria.—Mentí.

—Está bien, muñeca—Hubo un pequeño silencio.—En realidad, bueno, te llamaba porque... Quería saber si quieres salir conmigo.

Suspire, tomé unos segundos para pensar, al final no tenía nada por hacer y escuchar a Marcus hablar sobré las conquistas de Ethan no era nada agradable. Además no podía negar que Ashton me gustaba y salir con él era divertido, al menos siempre lo ha sido cuando salimos todos, aunque en este caso las chicas no estarían.

Tendremos una cita con el bombón.

—Está bien— respondí no muy segura.

—Bien.—Se escuchaba feliz. —Pasó por ti en treinta...

Tomé una pequeña cartera y coloqué algunas cosas que podría necesitar, rebusque en mi armario por casi veinte minutos y al final me quedé con la misma ropa que llevaba. Si, yo era un asco cambiando mi ropa; Peiné mi cabello, apliqué un poco de maquillaje y salí de la habitación.

—¿ Vas a salir?.—Preguntó Marcus al verme bajar las escaleras, segundos después apareció Ethan a su lado, observándome.

—Sí, voy a salir con Ashton .- Respondí terminando de bajar el último peldaño.

—¿ Quién es Ashton ?. —Preguntó confundido, voltee los ojos, eran muchas las veces que Alisson había pasado por casa acompañada de Ashton, inclusive habíamos hecho actividades juntos en la casa pero el cerebro de Marcus era muy pequeño para recordar eso, así que no estaba listo para esa conversación.

—Un amigo— respondí.

—¿Él de la moto?.—Interrogó Ethan con los dientes apretados, asentí.

Ambos abrieron la boca para decir algo pero el sonido de una bocina, que supuse era la moto de Ashton , los interrumpió.
Pasé por delante de ellos sin esperar siquiera a que hablaran, ignorándole a ambos.

—Wow.—Masculló Ashton al verme.

—Hola.—Saludé algo tímida, tomé el cascó que me estaba tendiendo y me lo coloqué.

Subí a la moto, rodeando su cintura con mis manos, arrancó  pasando por la puerta de mi casa, de reojo pude ver a Ethan y Marcus en la puerta. El primero de brazos cruzados, con la mandíbula levemente apretada y el segundo, bueno, Marcus sólo me observó con la boca abierta.

YO: SOY LA GORDA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora