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" Sin tu te vas, ya no podrás pedirme perdón y ya yo no tendré corazón. Aunque ya no me quieras mirar, te necesito como el aire para respirar; no te mientas mi amor nació en el primer segundo, los milagros en la vida no tienen explicación y no soy el problema soy la solución".

( Cali y el Dandee)

— Fer... Por... Qué... Lloras.

Levanto el rostro lentamente al escuchar esa voz, su voz. Mis ojos conectan con los suyos.

Inmediatamente todo desaparece, me acerco hasta él y sin importarme hacerle daño me lanzo a sus brazos dejando que éstos me rodeen.

Un sonido extraño hace que salga de mi momento de gloria, observo sus ojos y éstos se tornan oscuros, el pitido continúa y todo se disuelve.

—¡ Ethan!—. Grito.

Observo todo a mi alrededor, el pitido aún no cesa, la puerta de la habitación es abierta y entran el doctor acompañado de la enfermera, miró a Ethan sus ojos continúan cerrados, la verdad me pega sin piedad.

Ha sido un sueño.

Mi cuerpo no se mueve, estoy paralizada totalmente, alguien empuja suavemente mi cuerpo.

— Tienes que salir. — La escuchó susurra, sin embargo no me muevo, mi vista sigue pérdida ahí, en él. De repente su cuerpo empieza a convulsionar todo delante de mis ojos.

— ¡ Ethan!— . Un grito ahogado salé de mi garganta, empujó la mujer que tengo a mi lado y corro hasta él.

— Señorita, por favor—. Alguien me toma por la cintura alejándome de él —. Si de verdad le importa dejelos hacer su trabajo.

Mi cuerpo está tan pesado que siento que no puedo dar un paso sola, salgo de la habitación viendo como cierran la puerta tras de mí; mis piernas pierden toda fuerza y me dejan caer al suelo, lágrimas empiezan descender por mi rostro.

— ¿ Fernanda, qué está pasando?—. Escuchó la voz de la madre de Ethan lejos, no puedo emitir sonido alguno mi garganta está cerrada.

La escuchó llorar, llorar desconsoladamente. Su esposo la aferra a él evitando que caiga al suelo, todo dentro de mí se va desplomando lentamente. Sus gritos alteran aún más los míos, siento que alguien me levanta del suelo y me aferra a él; no habló, sólo puedo llorar, dejar que todo esté maldito dolor salga.

— Tranquila, hermanita, todo estará bien, él lo estará —. Susurra lentamente.

Los minutos pasan y con ellos nuestros nervis aumentan, todos estamos más calmados, Marcus me tiene aferrada a él, los padres de Ethan están abrazados consolándose mutuamente.

La puerta por fin es abierta, todos nos levantamos y caminamos hasta el doctor.

— ¿ Cómo está?—. Pregunta su padre.

— Nos ha dado un buen susto—. Masculló el doctor —. Al parecer ha desarrollado una pequeña infección y por ella la fiebre y las convulsiones —. Una pequeña sonrisa se forma en su rostro—. El chico es fuerte, se esta aferrando a la vida, esta luchando y eso nos da un mejor pronóstico.

Todos liberamos el aire contenido, teníamos esperanza, joder había esperanza.

Sus padres entraron a verlo mientras Marcus y yo nos quedamos esperando nuestro turno.

— Fer.— Susurró rompiendo el silencio que se había instalando entre los dos—. Lo siento, no quería ser tan invesir... Sé que mis palabras fueron muy hirientes y no sabés cuanto lo lamento.

— Está bien.— Levanté el rostro para dedicarle una media sonrisa.

— No, no lo está... Tengo miedo—. Suspiró unos segundos—. Tengo miedo por ti, por él, son dos de las personas que más amo en el mundo, no soportaría verte sufrir otra vez y saberme inservible para poder ayudarte...

— Marcus...

— No, dejame decirlo... No tienes idea de como me sentía viéndote así, fueron días terribles, noches sin dormil y con esto... Al verte así por él todo se revolvió dentro de mí, fue como si hubieran devuelto el tiempo y tú estuvieras otra vez en ese maldito pozo sin fondo—. Acarició mi mejilla—. Prometeme que pase lo que pase, no te rendirás, no lo soportaría.


Asentí con la cabeza, era mi hermano, lo amaba y sabía que sólo se preocupaba por mí. Marcus no era del tipo de personas que hablara sobre sus sentimientos, sabía lo difícil que era para él hacerlo. Siempre ha vivido en una especie de caparazón donde sólo nosotros, su familia, podíamos entrar.

Volvió a acercarme hasta él apretujando mi cuerpo con sus enormes brazos.

— Te amo—. Susurró sobre mi cabeza.

— Y yo a ti.

— Hola—. El cuerpo de mi hermano se puso tenso al escuchar la voz de Maya.

— Hola—. La saludé con una sonrisa, Marcus se separó de mí.

— ¿ Cómo está Ethan? —. Preguntó mi amiga observándome.

— Mejor—. No pude evitar sonreir al decir esto.

— Me alegro, es una exelente noticia— . Miró a Marcus de reojo, aunque para mí no paso desapercibido, mi hermano se levantó de mi lado y se fue sin decir palabra alguna, ni siquiera saludó a Maya, idiota.

Maya me contó como había sido su día, Alisson no pudo ir porque su papá estaba en la ciudad y pasaría el día con él. Escuché todo detenidamente, sus gestos, su actitud, había algo distinta en ella, parecía ligeramente triste.

Treinta minutos después Maya se despidió, tenía que ir a trabajar, nos fundimos en un cálido abrazo que realmente ambas necesitábamos.

Los padres de Ethan salieron un poco más calmados después de verlo, Marcus aún no había aparecido después de casi salir corriendo al ver a Maya, entré a su habitación. Continuaba dormido, se veía tan relejado.

Me acerqué hasta él y tomé su mano entre la mía.

— En serio no te cansas de dormir.— Le susurré en tono de burla—. Necesitó que despiertes, todos lo necesitamos—. Busqué mi mochila por la habitación, la encontré donde siempre la dejaba al lado del baño.

Saqué mi móvil y busqué en mi lista de reproducción.

— Escucha esto—. Le susurré al oído —. La canción empezó a sonar tomé su manos entre las mías y entrelace nuestros dedos, según avanzaba la canción mi garganta se secaba. Me acerqué hasta sus labios y los rocé.

— Te necesito como el aire para respirar—. Susurré sobre sus labios.

— Y yo a ti.

Cali Y El Dandee- Te Necesito.

YO: SOY LA GORDA ©Where stories live. Discover now