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Gritos y más gritos, básicamente en eso se están basando los días en esta casa; no sé porqué demonios no se divorcian asi nos ahorran problemas y dolores de cabeza a todos.  Tomo mi abrigo, algo de dinero y mi celular con la plena intención de alejarme lo más posible de este caos, empiezo a descender las escaleras, los gritos se escuchan más fuertes conforme me voy acercando, reviso la hora en mi móvil, 19:30 P.M.

— ¡ Hilary!— grita papá antes de que su  "amada" esposa salga dando un portazo.

Terminó de bajar las escaleras y camino en dirección a papá, hago una mueca al ver una botella de cerveza en su mano izquierda, su mirada está perdida en la puerta y la verdad no sabría definir si lo que siento es lástima o enojo de verle así.

— No debería de meterme en tus asuntos si ella está involucrada pero eres mi padre y me importas — susurro, su mirada se posa en la mía—. Enserio que el alcohol no es un buen amigo.

Esboza una sonrisa triste, camina hasta donde estoy, siento sus labios posarse en cabeza, dejando un casto beso antes de esbozar una sonrisa triste y agregar.

— Tienes razón, hija, no debes meterte.

Asentí en silencio mientras lo observaba ir hacia la cocina, bien, esto es peor de lo que imaginé.

Salgo de casa sin saber exactamente hacia dónde ir, desde anoche no he vuelto a hablar con Ethan y realmente no quiero parecer desesperada , empiezo a caminar sin tener un rumbo; veo las personas caminar a mi lado enfrascadas en sus propios asuntos, intento observa y ver todo lo que me ayude a distraerme por que realmente no quiero malgastar mi energía en detestar aún más a Hilary. Continuó caminando por, no sé, si una hora,quizás minutos. Al final de mi recorrido termino frente a la casa de Ethan. Creo que inconscientemente sabía que terminaría aquí, después de todo es la única persona con la cual me siento en paz.

¿ Dónde quedó el no quiero parecer desesperada?.

Toco el timbre esperando a que abran, miro las suelas desgastadas de mis tenis esperando a que alguien abra la puerta pero nada, segundo intento y nada; evalúa seriamente girar sobre mis talones e irme, después de todo puede que no haya nadie en casa, no obstante, la tercera es la vencida así que decido tocar nueva vez, en esta ocasión escucho un tick, Ethan abre la puerta, sonrío al verle pero el no parece tan feliz como yo, su rostro cambia totalmente al verme. Enarcó las cejas escéptica.

— ¿ Fer?.

— Hola— muevo mis dedos incomoda—, quería verte, así que terminé aquí.

Me observa, esboza una pequeña sonrisa aunque esta no le llega a los ojos, ¿ de qué me perdí?.

— ¿ Pasa algo...?

— Si, es decir no— se corrige rápidamente —. Dame un segundo y salimos.

— Bien...

— Hola, Fer.

Genial, lo que faltaba. Elimn en todo su esplendor

Hola, Elimn— le dedicó media sonrisa.

— Elimn, ¿ puedes quedarte con Fer en lo que voy un segundo arriba?—. La rubia  sonríe en respuesta, sigo a Ethan con la mirada hasta que desaparece por las escaleras estilo caracol.

— ¿ Fernanda?— giro en dirección a su prima — Te preguntaba qué cómo están tus amigas.

¿ Eh?. ¿ Desde cuando a ella le importaba la existencia de mis amigas?

— Bien— respondo contrariada.

—¿ Quieres té, agua?—. Niego con la cabeza, enserio que tanta amabilidad de su parte está empezando a preocuparme— Bien, acomódate, Ethan debe estar despidiéndose de su amiga— masculla esto último con sorna.

Esperen, ¿  qué jodida amiga?.

Como si mi rostro de desconcierto no fuera suficiente respuesta Elimn continúa con su habladuría.

— Enserio que Ethan no se equivocó al decir que eras una chica increíble, mira que aceptar a la ex— hace una pequeña pausa— bueno, la tipa que se follaba tu novio, joder, Fer tú sí que sabes tener paciencia.

Abrí la boca pero nada salió de ella, así que ella continúo parloteando, sabiendo que con cada palabra era como incrustarme un maldito cuchillo y yo con un cuchillo clavado no era muy buena pensando, algo estaba empezando a escocer por todo mi cuerpo.

— Ni siquiera sé cómo la soportas— mueve sus manos de forma dramática mientras su mirada no despega la mía — y que duerma en la habitación de tu chico, esa Nataly es una zorra no debes descuidarte...

Era difícil de explicar la sensación que estaba experimentando, deje de escuchar la voz de la rubia, mis dedos picaban y una inexplicable rabia mezclada con la confusión se estaban apoderando de mí, es así como mis pies toman vida propia, dejo a Elimn hablando todas sus mierdas en la sala y empiezo a subir las escaleras, camino despacio, peldaño por peldaño, deseando que todo fuera mentira y si era verdad, joder, Ethan me debía muchas explicaciones. Dos pasos más y estaba frente a su habitación, la puerta estaba medió abierta,sabía que era de mala educación espiar pero en estos momentos no me importaba, deseaba entrar y encarar directamente a Ethan, sin embargo, me quedé ahí espiando... al parecer discutían, me acerqué un poco más obteniendo un mejor ángulo, tragué saliva al ver que Ethan la sostenía de los hombros y de repente como si todo fuera una maldita treta del destino que le encanta joderme los vi... besarse, ¿ o ella lo besó?. No lo sé, no era consciente de nada más que el dolor agudo que se había instalado en mi pecho, mi vista empezó a nublarse, sentía que el aire me faltaba; intenté hacer el menor ruido, no quería que me vieran, no quería interrumpir ... " su momento ".

Giré rápidamente sobre mis talones, llevándome un maldito jarrón que hasta el momento no me había percatado de su existencia, levanté el rostro y ahí estaban esos ojos observándome.

Los mismos que me habían hecho suspirar, reír y que ahora me estaban matando, intento acercarse pero yo hice lo siempre así cuando estaba en una situación que no podía controlar, hui.

Corrí escaleras abajo, lo escuché gritar mi nombre pero no me importó, sólo quería correr, desaparecer, porque dolía, dolía como los mil demonios.

No podría decir durante cuánto tiempo corrí, sólo sé que me encontraba en una calle desconocida sin saber muy bien que estaba intentado hacer, detuve mis pasos al sentir la frustración apoderarse de todo lo que llevaba dentro y me deje ir, lágrimas empezaron a descender por mi rostro, pausadas y luego ya no las pude controlar , lloré como hace años no me lo permitía hacer. Sorbí mi nariz y entonces un gran cartelón apareció frente a mí.

" Pizzería ".

Vamos Fer, tú eres fuerte.

¿ Fuerte?, nunca he sido fuerte, caminé como una autónoma hasta la pizzería. Ordené toda la comida chatarra que deseé, tomé un taxi a casa, la sala estaba desierta lo que agradecía internamente por que no tenía ánimos de dar explicaciones , corrí hasta mi habitación y cerré con llave.

Empecé a comer esperando que con esto el dolor disminuya, pero  no disminuía, las lágrimas continuaban seguido de cada bocado, cuando ya no pude más caminé hasta el baño, me posicione frente al inodoro y lo hice, una, dos, tres veces, y otra vez, otra, hasta dejar mi estómago vacío. La sensación de relajación y calma regresó después de expulsar todo , entre a la ducha y me relaje mientras el agua fluía sobre mi cuerpo.

Al salir me miré frente al espejo, maldito espejo, mi mirada perdida, que parecía delatarme y al final esa maldita imagen recordándome lo que acababa de hacer.

Mi vista empezó a nublarse, frente al espejo ya no me encontraba yo, estaba ella, sonriendo, por primera vez, mi " madre" parecía feliz de mi decisión, feliz de verme hacerlo y eso me hacía feliz a mí también, porque por primera vez me sentía aceptada por ella.

Volví a escuchar sus palabras, al igual que hace años..." Ya verás, adelgazarás, serás tan hermosa como yo. Al diablo las dietas, ésta es la fórmula.

Mi cabeza no para de martillarme y al final tengo que aceptar mi derrota.

Felicidades, estúpida haz recaído.

YO: SOY LA GORDA ©Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt