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Yo necesito ganas, no ganar, ya me crecieron miedos que nunca eduqué. Nadie te enseña los pasos de un mundo que siempre te obliga a caminar.

(Beret- ojalá)

Desperté sintiendo mi cuerpo más pesado de lo normal, por un instante no soy capaz de ubicarme, todo a mi alrededor parece desconocido, fuera de orden hasta que logre asociar donde me encontraba y es que no fue muy difícil ya que la sensación de incomodidad se instaló en mi estómago a ver todos los chicos a mi alrededor, no era solo el hecho de que estuviera ahí era forma en la que me observaban;para mi sorpresa ya no me encontraba en la playa, estaba en la habitación que compartía con Ethan.

Podía  ver la preocupación en los rostros de Ethan, Marcus, y mis amigas. Elimn no se encontraba o yo no la estaba viendo, la verdad no tenía fuerzas ni deseos de pensar en ella.

— ¿ Cómo te sientes?— interrogó Ethan acercándose hasta la cama, no pude evitar sentir culpa al ver su mirada de preocupación

— Bien— me limite a responder.

— Las personas que están bien no se andan desmayando — sentenció Marcus en tono autoritario. Traté de ignorarlo, sabía perfectamente hacía donde se dirigía su comentario, la conjunción que venía tras esas palabras y no quería afrontarlo, porque lo peor era saber que él tenía razón. Que sus palabras eran acertadas y que la única culpable del papelón que estaba dando en ese instante era yo.

Sentí una cálida mano sobre la mía, sonreí al ver a mi chico sosteniéndola. Por unos segundos me perdí en su mirada, olvidando por completo la presencia de los demás, las palabras de Elimn y mis malditos recuerdos, porque si, ellos seguían taladrándome el cerebro cuál torturador sádico con su víctima

— Te prepararé algo de comer.. — declaró Maya aunque no pudo terminal su oración ya que la interrumpí al sentir un pánico inexplicable apoderarse de mí.

— ¡ No!— todos me observaron como si estuviera loca— es decir... No es necesario, no tengo hambre.

— ¡Me vale madres que no tengas hambre! — gritó Marcus, pegué un pequeño brinco por su tono de voz tan elevado — ¡ comerás lo que Maya te prepare y punto!.

Dicho esto salió de la habitación dando un portazo a su salida. Mi garganta empezó a doler, trague fuerte para evitar llorar, ver a mi hermano así no era para nada satisfactorio. Conocía a la perfección su carácter, sus gestos, sus límites y sabía que lo estaba orillando a un punto de inflexión en que terminaría diciéndome todo lo que no quería escuchar porque créanme, Marcus enojado podía ser muy cruel, por ello prefería nunca estar, desaparecer , porque él preso de la ira era una jodida bomba de tiempo y yo estaba activando esa bomba.

— Está preocupado— le defendió Maya— todos lo estamos, sabés que te amamos y...

— Maya, para— la detuve.

Odiaba cuando intentaban hacer del consejero, intentarme hacer " entender" cuan mal estaba o lo eso podía significar para las personas a mi alrededor, sin embargo ninguno bajo ninguna circunstancia nunca había sido capaz de ponerle nombre a lo me sucedía, solo parloteaban sobre alimentarme y que era una chica increíble y todas esas palabras conformista que al final no surgen el resultado esperado porque solo las podía percibir como lástima, porque si, ellos me tenías lástima. Joder, nadie a mi alrededor era capaz de decirme la verdad, sólo Elimn y creo que lo hizo más por la herida que causaría en mi que por ayudar.

Las personas te juzgan, pero no viven encerradas en tu cuerpo, no saben lo que es luchar contra ti mismo, intentar ser mejor de lo que te vez, no se trata de no querer luchar contra tus demonios o no desear estar sana, se trata de qué hay heridas tan profundas que tardas años en poder cerrarlas y nadie se imagina cuán difícil es el proceso.

— Estoy cansada de que me mientan, que piensen que no soy capaz de ver más allá de vuestra burbuja de protección pero si lo hago y — me tomo un segundo para contener las lágrimas que intentan salir — Joder, sé que no lo he superado...

— Fer, basta— Alisson toma mis manos entre las suyas, me odio un poco más al ver sus ojos nublarse—. Te amamos y eso nunca debes de olvidarlo sin importar cuán frustrada estés— acercó sus labios hasta mi oído para susurrar— estaremos a bajo, deja que tu chico te dé algo de calor.

Sonreí, amaba eso de Alisson sin importar que tan mal estuvieran las cosas ella nunca perdía su toque de diva calenturienta.

Tanto ella como Maya se despidieron con cálido abrazo dejándome a solas con Ethan, supongo que el hecho de que Ethan fuera el mejor amigo de mi hermano y que pasara la mayor parte del tiempo en nuestra casa lo había hecho partícipe de nuestros dramas familiares , por lo que existía esa especie de conexión en la cual no sentía vergüenza al tener un episodio de ansiedad frente a él porque ya los conocía y mentiría si diría que no  me sentía aliviada de no tener pena por el hecho de que me viera en esa situación . No obstante mi angustia  era otra, la realidad ,mi triste realidad es que después de lo acontecido mis miedos estaban ahí y lo peor era temer no ser suficiente para él, pensar en que él no se merecía estar con alguien tan inseguro y poco estable como yo, él merecía más, él era más que esa realidad deprimente que yo le ofrecía a mi lado.

— Deja de pensar idioteces — sentenció en respuesta a mis pensamientos.

Desvíe la mirada es que ni siquiera era capaz dé sostenérsela , su mano llegó hasta mi mandíbula obligándome a mirarlo y me perdí en sus iris azul, ese que me brindaba seguridad, que me decía que todo estaría bien y que sin importar lo que sucediera él estaba ahí, para mí . Acercó su rostro al mío logrando así que nuestros alientos se mezclaran, su mirada iba de la mía hacia mis labios, logrando que los nervios por anticipación aumentaran, me dio un leve rose separándose al instante, el corazón empezó a latirme desesperadamente.

Sus labios se curvaron en una sonrisa lobuna, llevó su mano hasta mi pecho justamente en donde se localizaba el motor de mi cuerpo, su tacto aumento más mis latidos y mi piel empezó a erizarse. Con su mano libre sostuvo la mía y la llevo hasta su pecho localizándola justo en su corazón, casi lloro al sentir sus latidos igual de acelerados que los míos.

Sin despegar nuestras manos de sus respectivos lugares me besó, suave, tiernamente, tomándose el tiempo necesario para hacerme delirar, ansiar más de él, deléitame en su sabor, de todo lo que él podía ofrecerme y que yo estaba más que decidida a tomar, separo nuestros labios sólo unos metros para susurrar.

— Sin importar que exista un pasado, sin importar los errores que hemos cometido — rozó mis labios—, sólo importa él hoy y el ahora, sólo importa lo que sentimos aquí — señaló nuestras manos aún colocadas en nuestros corazones —. Nunca lo olvides, Fernanda, te amo con todo lo que eres y para mí eres perfecta.

No sabía si llorar o reír, besarlo o abrazarlo. Estaba estática, pérdida en sus hermosos ojos que me observaban con idolatría entonces seguí mi instinto carnal y lo besé, sus labios buscaron los míos respondiendo con ferocidad, con la necesidad de sentirlo, de amarlo, de decirle con mi cuerpo lo que mis labios no eran capaz de decir.

Mis manos llegaron hasta su cuello subiendo así hasta su cuero cabelludo que era sin duda alguna más suave que un oso de peluche. El beso fue subiendo la temperatura de nuestros cuerpos tanto que ya nos encontrábamos en una guerra de lenguas que lo tornaba aún más excitante; amaba a ese chico y quería sentirlo en todos los sentidos, en todas las formas, de la manera más simple pero también de la más compleja, sin importar qué tan complicado fuera todo, con Ethan a mi lado me sentía invencible, capaz de superar mis demonios y levantarme una vez más, y quizás él no lo supiera pero se estaba convirtiendo en el oxígeno que necesitaban mis pulmones para respirar y eso me asustaba y encantaba en partes iguales, porque si, yo estaba definitivamente jodida pero aún así amaba ese hombre con locura y esperaba que ese fuego que me motivaba a salir adelante no fuera el mismo que me consumiera...

YO: SOY LA GORDA ©Where stories live. Discover now