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" Soy de loto, pureza y honor".

Las palabras de Asthon rondaban por mi cabeza, una y otra vez lo pienso y mientras más lo hago peor me siento; lo admito, mis convicciones fallan y con ella mi confianza en los demás; actúe sin pensar, no dejé que Ethan diera su versión de los hechos, ahora, después de analizarlo todo con la  cabeza fría y de escuchar alguien decirme lo que inconscientemente pensaba pero no era capaz de decir en voz alta , porque de  hacerlo no me daría razones para martirizarme, porque si, admito que quizás algo en lo más recóndito de mi ser necesitaba una excusa con la cual justificar una mala acción pero la salida fácil nunca será el camino correcto.

Después de llegar a casa y dar vueltas en círculos por toda mi habitación sin un objetivo en si, he tomado la decisión. Entro a la ducha y hago el proceso de baño lo más rápido posible, no quiero que el pequeño momento de valor se vaya. Hurgó en mi closet no muy decidida de que ponerme, tampoco es como si fuera a algo especial, escojo un vestido rosa pálido estilo veraniego que encuentro y que me proporciona justo lo que necesito en estos momentos ,comodidad.

Termino de vestirme aún con la plena decisión de ir a casa de Ethan, después de todo no le he dado la oportunidad de explicarse, admito que estoy nerviosa, sí que lo estoy pero de verdad que quiero escucharlo, merece que lo escuche. Observo mi móvil por... he perdido la cuenta de cuántas veces lo he visto, creía que él me llamaría o buscaría pero no lo a hecho, supongo debe estar enojado por lo acontecido en la escuela. Así que si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma.

Desciendo las escaleras encontrándome la sala desierta o eso parece, camino hasta la puerta pero la voz de mi padre me detiene, giró para verle, sin poder evitarlo sonrío al ver que está totalmente sobrio y tiene buen aspecto, casi parece que fuera mi papá de siempre...

— ¿ A dónde vas?.

— Eh— me observa escéptico—. A casa de... Maya.— Quizás no era necesario mentirle, pero tampoco quería agobiar a papá con mis crisis y Ethan, el ya tiene suficientes problemas. Asiente en mi dirección

— Bien— gira sobre sus talones— no regreses tarde.


El camino a casa de Ethan a resultado más largo de lo imaginado, eso o el hecho de mi ansiedad por llegar, no puedo evitar un pequeño apretujón en el estómago al ver su casa a metros de mí, finalmente he llegado, inhalo profundo y toco el timbre, a diferencia de la última vez que estuve aquí la puerta es abierta a los segundos.

— ¡ Fernanda!— la madre de Ethan aparece delante de mí, me estruja entre sus brazos en medio de un cálido abrazo —, hace mucho que no venías por casa, me tienes muy descuidada.

— Lo siento, señora— me corrige con la mirada— Kim— sonrío, ella es tan amorosa que sin querer su sola presencia brinda esa sensación de protección que es difícil de explicar. — He tenido unos días complicados— me excusó.

— Te entiendo cariño, la vida va muy deprisa...

— Kim, ¿ Ethan, esta?.

Negó con la cabeza— en resumidas cuentas solo viniste por él — dice en tono dolido, joder ahora me siento mal.

— ¿ Qué??, no... es decir...

Su risa interrúmpete la hilera de las palabras inconexas que estaba intentando unir.

— Estoy bromeando, tranquila — termina de abrir la puerta que hasta ese momento no me había percatado que estaba a medias, sonrío en su dirección — tu chico no está — confieso me he sonrojado ante " tú chico ".— pero puedes esperarlo, seguro no tardará.

Asiento entrando a la casa con cabeza un poco gacha, tampoco quería que viera cuán sonrojada estaba. Vale, Kim alias " mi querida suegra" me caía súper bien pero de ahí a escucharla llamar a Ethan " mi chico ", pues bueno eso eran otras palabras.

YO: SOY LA GORDA ©Where stories live. Discover now