2. La primera amenaza pt.1

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Idej, capital de Iderio, se encontraba bajo el mandato del rey Feron, un monarca que alcanzó el poder tras convertirse en leyenda en la dolorosa guerra de las Nuevas Alianzas. Una guerra del pasado que duró una década entera y que ocasionó la pérdida de esperanza en los corazones de los habitantes de este mundo.

Durante aquel tiempo, los habitantes de la región vieron nacer un nuevo reino: Iderio, surgido de la unión de los territorios de Idej (el cual se mantuvo como nombre para la capital) y Serio, un reino situado al este, poblado por fuertes guerreros. Tras la muerte de los herederos legítimos al trono de Idej y Serio, hubo muchas discusiones hasta que al final se nombró a uno de los grandes guerreros de Serio como rey para un nuevo reino.

Iderio pronto se convirtió en la gran potencia económica del mundo, sus ciudadanos no tardaron en aprender el arte del comercio y los nuevos oficios que parecían satisfacer las necesidades de los pueblos colindantes. La riqueza del reino provenía, principalmente, de los inmensos campos de cultivo y de sus exportaciones a otros dominios. La pesca era la otra gran fuente de beneficios, ya que, gracias a las flotas pesqueras, eran capaces de navegar grandes distancias por mar, explotando la fauna marina del océano de Tilla, océano que bañaba la costa del antiguo Serio.

El reino quedó delimitado al norte por el océano sombrío de Tedan, el cual no había logrado explotarse debido a las leyendas oscuras que los hombres no han olvidado. Ni siquiera los grandes navegantes se atrevían a alejarse de la costa ya que se decía que aquel que perdiera de vista el monte Konyak, situado en el cabo del bosque Eterno, no volvía jamás. Iderio se ubicaba al norte del viejo continente del oeste, rodeado por grandes bosques, conocidos por su variedad y gran cantidad de fauna utilizada para ayudar en las tareas de cultivo.

La capital del país era uno de los pocos lugares donde el mar y la montaña se unían para dibujar uno de los paisajes más hermosos que ninguna raza haya podido admirar jamás. Gracias a su situación privilegiada, la prosperidad alcanzó de nuevo al territorio, recordando así sus célebres tiempos antes de la Primera Resurrección. Sin embargo, los privilegios de Iderio fueron una de las causas del inicio de la guerra de las Nuevas Alianzas.

Aquella tarde, la sombra volvía a recorrer las calles de la ciudad, el sol ya se había ocultado y las estrellas ocuparon su lugar, iluminando de una manera especial todo lo que creían necesario mostrar. Se creía que cada estrella era un antiguo guerrero del pasado y que, desde allí arriba, continuaba vigilando su antiguo territorio, ayudando a los nuevos regentes a custodiar el reino. Sin embargo, las estrellas pronto dejarían de brillar y se ocultarían tras un manto de oscuras nubes; «Mal presagio», pensaron algunos. Todo parecía indicar que no tardarían en caer las primeras gotas de lluvia.

En el interior del castillo de Idej asomó la sensación de que el cielo sabía lo que estaba por venir, y eso les aterraba. Cuanto más oscura se volvió la noche más frío trajo consigo, y el frío no vino solo, una fuerte tormenta cayó sobre la capital del reino. El frío y su acompañante fueron creciendo. En el castillo se dio la orden de cerrar todas las posibles entradas de ese aire helado; también se encendieron cada una de las antorchas y chimeneas. Rápidamente, el calor abrigó las estancias, y la comodidad del interior ayudó a conciliar un profundo sueño a las personas que residían en el castillo. Eso, en parte, fue una ventaja para el rey, ya que este no quería que sus habitantes fueran testigos de los próximos acontecimientos.

Un gran silencio invadió el gran palacio, tan solo interrumpido por suaves y tranquilas voces. Los reyes, junto a un caballero real y dos niños, permanecían despiertos con rostro de preocupación. Sus majestades permanecían sentados con resignación en sus respectivos tronos con resignación. El caballero dio un paso al frente y se arrodilló a los pies de los tronos. Unos pasos más allá, el hijo del caballero y la princesa de Iderio, ajenos a toda clase de protocolo, jugueteaban sin más norma que la diversión.

HEREDEROS DE LA LUZWhere stories live. Discover now