Capítulo 8: Demuestra tu destreza

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Al día siguiente Valerie bajó sola a tomar desayuno. Como siempre era la primera en estar de pie ya que no soportaba estar echada en una cama haciendo nada. Sin embargo, sus pensamientos estaban centrados en el hecho de que cuando regresó del bosque prohibido, bien entrada la noche, no se encontró con Walburga durmiendo en su cama.

Cuando ingresó al gran comedor se percató que era la primera de los alumnos en llegar, por lo que caminó tranquilamente a su mesa y se dispuso a desayunar llenando rápidamente su copa con su "liquido especial".

Varios minutos después los alumnos comenzaron a entrar, pero ni Malfoy ni Walburga dieron señales de su presencia. Cuando quedaban ya pocos minutos para que terminara el desayuno ambos aparecieron y la vampira los miró sorprendida. Bruja y mago tenían unas enormes ojeras negras y caminaban tratando de disimular las muecas de dolor que los acompañaba en cada paso. 

Tomaron asiento frente a Valerie y se limitaron a mover la cabeza a modo de saludo. La vampira se sorprendió de no ver la característica sonrisa de Malfoy como todas las mañanas, sin embargo prefirió guardar silencio y esperar a que ellos dijeran algo, pero ambos se dedicaron a comer rápidamente sin decir nada.

Finalmente, cuando mago y bruja terminaron de tragar su desayuno Valerie no pudo aguantar más y les preguntó qué les ocurría. Walburga tensó el cuerpo asustada y negó con la cabeza sin decir nada.

— No queremos hablar de eso ahora — se limitó a responder Abraxas sin dirigirle la mirada.

La vampira los observó preocupada y no pudo evitar preguntarles — ¿Algo en que pueda ayudarlos? 

Walburga negó con la cabeza y Malfoy le regaló una pequeña sonrisa — Quédate tranquila, estaremos bien.

Valerie asintió no muy confiada, pero prefirió respetar su decisión y no los cuestionó, sin embargo no puedo evitar sentirse media desplazada, ella les había contado ayer que le ocurría, pero tal vez ellos simplemente no querían hablar del tema. 

Dicha sensación era muy extraña para ella, no se había sentido parte de un grupo de personas o generado un lazo de amistad hace varios años. Finalmente, los tres se pusieron de pie para dirigirse a su clase de historia de la magia.

Durante la clase, la vampira no pudo evitar estudiar a Abraxas y Walburga con preocupación, ninguno de los dos dijo algo, sino que simplemente se limitaron a prestar atención y tratar de disimular sus rostros de dolor. 

A su vez, Valerie se percató que varios de los seguidores de Riddle tenían gruesas ojeras y más de alguno se tocaba el cuerpo con gestos de sufrimiento. Ella no había visto al joven Riddle durante la mañana y tampoco pensaba buscarlo con la mirada durante la clase, prefería evitarlo ya que estaba preocupada por Walburga y Malfoy.

Cuando el profesor terminó de recitar las instrucciones del próximo ensayo que debían entregar la semana siguiente, la vampira escuchó como Abraxas dejó escapar un largo suspiro y la observó. Ella le regaló una sonrisa de apoyo y sin pensarlo le acarició con suavidad la mano. El rubio se la quedó mirando sorprendido y una mueca alegre cruzó sus labios. Luego ambos se levantaron y, tras esperar a que Walburga guardara sus cosas, los tres abandonaron el salón camino a su siguiente clase: Defensa Contra las Artes Oscuras.

Mientras que el trio caminó en silencio por el pasillo, la vampira notó como la tensión en el cuerpo del mago y la bruja comenzó a a desaparecer lo que la dejó un poco más tranquila.

Al llegar al aula, los tres tomaron asiento juntos. Abraxas quedó en medio de ambas chicas y, mientras esperaban que llegara la profesora, el mago se acercó sutilmente a Valerie y le dijo — Perdóname, no quiero tenerte preocupada, pero ahora no es el mejor momento ni lugar para contarte que fue lo que pasó.

Corrompiendo tu alma negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora