Capítulo 9

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Dave POV

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Dave POV.

—Espera, ¿Cómo que quieres probar mis labios? ¿No me ibas a despedir? —No entiendo nada de lo que pasa, esto esta jodido. Primero mi escritorio desaparece de la oficina de Scott, luego que Max necesita hablar conmigo, ahora que soy su nuevo asistente y de paso me quiere besar, definitivo solo falta que un asteroide caiga en la tierra para que este día pase a ser uno de los más locos en toda mi vida.

Da unos pasos y se coloca frente a mí.

—Escúchame bien. —Coloca ambas manos en mi cintura—. No debería estar mezclándome contigo, no soy una persona buena Dave. Te puedo dañar, romper en mil pedazos, pero no sabes cuánto quiero poseerte, joder. —Pasa un brazo suyo por detrás de mi espalda y me acerca más a él. Su aliento choca con mi frente. Sube la mano a mi mejilla y la acaricia. Yo me remuevo contra esta inconscientemente, sus manos son grandes, muy grandes, pero suaves al tacto.

Suspiro liberando todo el aire en mis pulmones.

—Te invito a cenar cuando termine la jornada. —Se separa un poco de mí y por segunda vez lo veo sonriendo de verdad, su sonrisa me contagia, tan hermosa como si fuera una obra de los dioses. Siento que estoy cayendo lentamente por él, aunque no quiera, y no pueda evitarlo.

— Claro. Pero, ¿Ahora donde estaré si ya mi escritorio no está en la oficina de Scott?

—Ya está todo arreglado. —Señala un pequeño lugar, cerca de una pared llena de cuadros de distintos tamaños que forman una imagen de el a gran escala. Hay un escritorio nuevo totalmente distinto al que era mío. Me acerco hasta este pasando mi mano por la fría madera de tonos claros, seguro roble.

Un ordenador moderno descansa sobre esta, rodeo la mesa y acomodo la silla para sentarme. Da directo con su escritorio, en el medio del lugar. La imponente vista de la ciudad de Nueva York se alza con el sol mañanero, provocando distintos juegos de luces al rebotar en los objetos de cristal que había aquí.

Es sorprende que de un día a otro pasen tantas cosas juntas. Escucho sus pasos más lejos, el sale de la oficina. Percibo el olor de la rosa y me la llevo a la nariz para sentirlo mejor. La coloco delicadamente sobre la madera. Detallo un poco más el escritorio. Hay unas carpetas amarillas encima. Las abro y unas ideas para llevar a cabo se plasman sobre papel. Solo unos minutos y ya tengo trabajo.

La puerta se abre e inmediatamente volteo. El entra cargando mi bolso en su manos, lo coloca arriba, y se queda observando.

—Siendo sinceros, la primera vez que te vi no esperaba que estuvieras de esta manera cuando quisiera tenerte cerca de mí —dice cruzando sus brazos y apoyándolos en el maletín sobre la mesa.

—¿Qué esperabas entonces? —Mi voz sale más áspera de lo normal, la acusación me toma de improvisto. No soy capaz del puesto es lo que en verdad quiere decir, o que, ¿Mis capacidades ni si quieran debían permitirme entrar de practicante?

— Te esperaba debajo de mí gimiendo mi nombre. —Me ruborizo rápidamente, su lenguaje sucio y obsceno me parece muy subido de tono, pero no evita que sus mensajes lleguen a excitarme.

Desvió mi mirada a otro lado. Puedo escuchar su risa majestuosa llenar el lugar. Regreso mi vista topándome con su rostro, sus comisuras elevadas mostrando su perfecta dentadura, sus ojos cerrados un poco por el esfuerzo, pero aún se puede apreciar el azul de estos.

Su cabello oscuro contrasta con su piel blanca un poco bronceada, mientras que sus rozados, delgados pero rellenos labios dan la cereza al pastel.

—¿Porque la rosa? —Primera vez en toda mi vida que me dan una rosa, pero no entiendo el motivo.

—Me gustan las rosas, espero que a ti también. —Son mis flores favoritas respondo mentalmente.

—Esta noche paso por ti a las 8:00 PM.

—¿La cena es formal? —Con mis dedos jugueteo con el costado de la rosa, donde deberían haber espinas. Mis ojos buscan los suyos, los míos parecen absurdo ante los de él. Definitivamente el azul se está convirtiendo en uno de mis colores favoritos.

—Se puede decir que sí, pero usa lo que quieras. —Camina a su escritorio, abre la gaveta y saca unas carpetas y papeles. Redirige su atención a mí. Sonrió sin razón y él lo nota imitándome.

—Voy a una reunión, no regresare cuando te vayas a casa, pero te pasare recogiendo, no te atrases.

—Vale.

Le sonrió aún más, el rodea mi escritorio una vez más, posa su mano en mi muslo descaradamente, enseguida me pongo nervioso, mis ojo se abren, mientras que su manos siguen su recorrido subiendo hasta rozar mi entrepierna. Mis ojos no se despegan de los suyos, sus armas letales, mi corazón se acelera poco a poco.

Está a poca distancia de mi rostro. Lo único que puedo ver es su mirada. Su respiración reposa en mi boca. Ladea la cabeza y pasa su lengua, humedad, por el lóbulo de mi oreja, lo muerde y lo jala dejándolo sonrojado como todo mi cuerpo.

—Te veo en la noche. —Se despega de mí y sale de su oficina, nuestra oficina.


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CAPÍTULO CORREGIDO.

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ROLLERCOASTER © (Gay)Where stories live. Discover now