Cuando el estudiante de marketing Dave Brown recibe la aceptación para realizar sus prácticas en una de las mayores empresas de mercadeo y publicidad del país, no imagina que se encontrará cara a cara con el enigmático CEO de la compañía, Max Willia...
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Narrador POV.
El capítulo de la serie que ambos estaban viendo en el la pantalla plana, había terminado hace unos minutos atrás, pero Max no pensaba separarse del castaño. Lo estaba mirando fijamente ya que el menor se había dormido. Dave estaba recostado sobre su brazo y parte de su pecho posando su mano derecha sobre los pectorales del mayor.
Sentía como el cuerpo sobre él respiraba lentamente. Sus mejillas estaban un poco rojas por el frio que hacía en aquella habitación. Max no solía dormir con ninguno de sus amantes, era una de sus reglas, pero él ya había roto cada una de ellas con esto. Le gustaba estar así, junto al chico que lo estaba volviendo loco. Había tenido pocas experiencias con chicos en su vida, el demonio de cierta persona todavía rondaba en sus pensamientos, no podía evitarlo.
Gracias a ese, Era este Max.
Dave y Sean, no tenían punto de comparación. Son totalmente distintos, tanto en lo físico como en sus sentimientos. Dave era mucho mejor. Aunque todavía estaba esa desconfianza e incertidumbre en la mente del mayor por si la historia se repetía, 10 años después. En realidad durante ese periodo de tiempo, su vida privada se definió en solo sexo. Con sus gustos peculiares claro.
Hasta justo ahora, que conoció a este chico que con solo mirarlo ya quería poseerlo, fuerte rápido, que gimiera tanto como lo haría él. Le daría el mejor y primer sexo de su vida, y esa meta la iba a cumplir muy pronto. Se lo prometió. Acomodo al castaño un poco más sobre él, apago la tele, y los cubrió con las sabanas abrazando al chico por la cintura y sintiendo sus párpados cerrarse. Estaba agotado, pero estaba disfrutando dormir junto a Dave esa noche.
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A la mañana siguiente; los rayos del sol iluminaban toda la habitación haciendo despertar al chico castaño. Se tallo los ojos mientras se sentaba en la mitad de la cama. Sabía que había dormido con Max en el mismo lugar y que ambos estaban solo en ropa interior, pero aquello no le importó porque había pasado una noche fantástica.
A veces le pasaba muy seguido despertar a mitad de la noche y sentarse a pensar sin razón alguna, solo se le iba el sueño, y era mucho más difícil volver a dormirse, por eso en ocasiones llegaba tarde al trabajo. De hecho pocas veces soñaba al año, unas dos o tres, y la mayoría, eran pesadillas.
Su madre siempre le decía que las personas que soñaban a menudo eran felices. ¿Sera por eso que no se sentía del todo feliz? Aunque esta noche se haya olvidado de todo, y haya dormido plácidamente con el hombre que últimamente le estaba causando sentimientos mucho más fuerte que aquella vez.
Vio el reloj que estaba al lado de la cama en la mesa de noche. Eran las 9:35 de la mañana pero esto no le preocupaba ya que era sábado, por lo tanto, no tenía trabajo y su jefe casualmente estaba en su casa ese día. Hablando del pelinegro, lo busco con la mirada por toda la habitación pero no veía rastro de él.
