Capítulo 21

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Dave POV

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Dave POV.

Despierto por el sonido de la alarma de mi celular, que no deja de vibrar en la mesa de noche. Estiro mis brazos tomando mi teléfono y apagando la alarma. Mis parpados todavía están luchando por mantenerse cerrados, pero debía ir a trabajar. Agradecería unos cuantos días de descanso, tal vez no esté tan agotado con todo lo del trabajo y la presentación final en la universidad, pero mi cuerpo pide un break por lo menos corto para relajarme.

Pero la vida no es perfecta.

Me levanto estirando mis extremidades haciéndolas crujir, a pesar de que es muy temprano, Nueva York sigue igual de ruidosa que siempre. Entro al baño directamente para hacer mis necesidades y lavar mis dientes. Me di una ducha rápida. Tomo un pantalón negro, una camisa blanca de mangas largas, junto a unos zapatos marrones de cordones.

No voy a preparar el desayuno porque ya he tomado la rutina de comer en la cafetería del edificio. Aunque esta vez Max no estará para acompañarme. Es impresionante que en tan pocas semanas me ido acostumbrando a estar cerca de él. Pero de seguro Scott si va estar ahí para poder desayunar con él, y también estará Eva. Salgo del apartamento mirando mi reloj y viendo que tengo tiempo suficiente para pasar por mi café diario de Starbucks. La ciudad ya tiene muchas personas caminando por todos lados llenando las calles.

Entro en el local, hay una pequeña fila para hacer el pedido. Saco mi móvil del bolsillo delantero de mis vaqueros mientras espero para leer los mensajes que tenía pendiente. Que solo son dos. Tengo uno de mi mama, hoy ira al spa con sus amigas y que espera que me vaya bien hoy. El otro es de Max.

Espero que pases un feliz día, Dave.

Sonrió como idiota al ver el mensaje pero hay otro más.

Todavía espero la foto.

Me sonrojo al instante recordado el suspensorio de regalo. Por supuesto que no voy a enviar esa foto. Respondo rápidamente bloqueando el móvil al ver que se acerca mi turno.

—Hola. Un frapuccino de banana split y unas galletas de doble chocolate para llevar, por favor —le digo a la chica que me atiende y esta sonríe. Y yo le respondo con otra sonrisa. Espero que termine mi orden, pago y salgo del local.

El cielo está especialmente azul el día de hoy, y eso hace resaltar más el edificio de cristal resplandeciente de la empresa. Entro y le doy una sonrisa al portero. Creo que llegue con muchos minutos de sobras al parecer, porque no hay mucha gente en el vestíbulo, y por lo que veo son de otros pisos del edificio.

Tomo el ascensor, marco mi piso con la tarjeta de identificación y espero el trayecto. Cuando salgo de este me sorprendo al ver que Eva ya está en su puesto y sonrió porque por fin llega temprano y no tarde como suele hacer. Esta con sus audífonos puestos tarareando una canción. Hoy lleva una coleta alta con la típica falda de tubo negra, pero esta vez no lleva la americana encima haciendo ver su blusa celeste. Los practicantes debemos llevar una camisa blanca como uniforme mientras los ejecutivos de la empresa deben llevar trajes, las mujeres en este caso deben llevar falta de tubo y camisas celestes, a veces con americanas encima.

A pesar de que parezca que voy muy simple, los zapatos de cuero marrón y camisa blanca clásica, me hacen ver perfecto para el trabajo, pero con un aire juvenil. Me poso frente a la rubia, que aún no se ha percatado de mi presencia, y le hago señas con la mano justo frente a su cara logrando asustarla, ella se sobresalta con la mano en el corazón y se quita los audífonos.

—Joder, me has dado un gran susto. —Yo solo me rio en respuesta.

—Estabas muy entretenida cantando algo —digo poniendo mis brazos en la encimera con el café aun lado.

—¿Quieres una? —Señalo hacia las galletas.

—No puedo comer nada de dulce por lo momentos, necesito tener un buen cuerpo para una boda que tengo que ir el mes que viene —dice haciendo pucheros.

—¿Enserio estás a dieta?

—Sí, aunque esas galletas se ven deliciosas. —Se acerca a la bolsa olfateándolas.

—Starbucks siempre hace buenas galletas. —Tomo una y me la llevo a la boca. Ella se aleja de la bolsa intentando no caer en tentación, sin duda esta chica es un caso perdido.

—¿Es muy temprano o qué? —Cuestiono al ver que solo ella y yo estamos aquí.

—Todavía faltan diez minutos —me dice viendo su celular. Cargo las bolsas y el café.

—Bueno yo voy a ir a desayunar, ¿vienes conmigo? —Ella niega con la cabeza.

—Tengo que terminar unas cosas, pero ya comí en mi casa.

—Vale, te veo al rato.

Camino a la oficina y dejo mi maletín en mi asiento. Me devuelvo y entro al ascensor marcando el piso del cafetín. Cuando llego también está un poco vacío a excepción de algunas personas sentadas al fondo. Me acerco a las vitrinas y pido lo de siempre. Espero que esté listo y cuando me entregan la bandeja pago, les doy las gracias y me siento en una de las mesas pegadas a las ventanas. Comienzo a comer revisando las redes sociales, a ver que está aconteciendo en el mundo.

Veo entrar a Scott por la puerta pero seguida de una chica de cabello cobrizo a su lado, me quedo observando la escena. La chica es más pequeña que él, en tamaño y obvio en edad, no debe pasar los 17 años, lleva unos vaqueros negros ajustados y camiseta blanca con una bomber color rosa. Su cabello recogido atrás muy largo. La chica es bonita.

¿Pero quién será?

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CAPÍTULO EDITADO.

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ROLLERCOASTER © (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora