Cuando el estudiante de marketing Dave Brown recibe la aceptación para realizar sus prácticas en una de las mayores empresas de mercadeo y publicidad del país, no imagina que se encontrará cara a cara con el enigmático CEO de la compañía, Max Willia...
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Scott se acerca junto a la chica a mi mesa.
—Hola Dave ¿Cómo has estado? —Ambos se sientan frente a mí—. Ella es mi hermana Madison. Madison él es Dave, el asistente de Max.
La chica esboza una hermosa sonrisa y me extiende la mano sobre la mesa. Yo la tomo y le doy un apretón.
—Un gusto en conocerte, ya Scott me ha hablado de ti. Eres tan mono. —Me sonrojo y le dedico una sonrisa.
—También me han hablado de ti —digo terminando mi comida. Aparto la bandeja hacia un lado y me concentro en estos pelirrojos. Scott ya me había hablado un poco de su hermana, la ama y la protege como loco. Confirmo mis sospechas, tiene solo 19 años y acaba de entrar a la universidad. Y he de decir que son muy parecidos físicamente.
—Sí, cool. Necesito que me ayudes en algo —dice dando la vuelta a la mesa y sentándose a mi lado. El olor de su perfume tropical llega a mi nariz, al igual que el olor de su cabello con fragancia a chocolate.
—Le he dicho que me acompañe a una de las clases de baile, porque el hombre aquí. —Señala al pelirrojo y este frunce el ceño—. Tiene dos pies izquierdos y cuando vamos de fiesta se queda sentado, un completo aburrido —objeta reprochándole.
—Entonces estaba pensando, que el debería ir conmigo un día a la academia de baile donde estoy para que por lo menos le enseñen a mover el trasero que se gasta. Sería muy divertido verlo así. —Ella se ríe, me rio con solo imaginar a Scott bailando. Y el nombrado vuelve a fruncir el entrecejo.
—¿Entonces quieres que te ayude a que vaya? —Lo miro a él y luego a ella—. Claro que te ayudare. De hecho deberíamos hacer alianzas con Max, es su mejor amigo. —Sonrió mientras le doy un vistazo a Scott.
—Con ustedes no se puede. Pensé que eras mi amigo Dave —dijo poniendo un puchero. Madison y yo nos reímos.
Nos levantamos todos luego de terminar nuestra plática del "plan maestro" sobre Scott. Este está totalmente en desacuerdo con todo esto, pero no le va a negar nada a su pequeña hermana. Quisiera haber tenido hermanos ya que soy hijo único. Pero creo que así estoy mejor. Si no me obligarían a hacer cosas como estas. Entramos al elevador y subimos al piso de las oficinas. Al llegar cada quien se va para su respectivo espacio de trabajo y Madison se despide de mi con un beso en la mejilla y con un gran abrazo. La chica es un amor.
Analizo el trabajo que tengo pendiente, miro por un instante el pequeño brazalete que cuelga de mi muñeca con la rosa en este.
¿Me dará más rosas? Pienso, empezando con la jornada de trabajo.
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La semana pasa muy rápido, ni cuanta me había dado cuando ya es viernes de nuevo. Max todavía no ha regresado de su viaje por Paris. Pero todos los días, me ha enviado mensajes por la mañana y en la noche. Y sigue insistiendo con el tema de la foto que por supuesto no voy hacer. Pero el último mensaje de hoy antes de salir del trabajo me dejo descolocado por completo.
