Capítulo 24

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Dave POV

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Dave POV.

Comienzo a despertar debido a los besos y lamidas que siento por mi cuello y mentón. Además de unas hábiles manos que ya conocía de sobra, pasando por mi abdomen. Abrí un solo ojo y lo encontré mirándome con una sonrisa.

—Tienes que despertar señorito. Ya vamos a llegar. —Max estaba de costado sobre la cama mientras sus dedos se funden en mis rizos chocolates. Suelto un suspiro cuando él comienza a masajear suavemente mí cabello. Me encanta la sensación. Solo cuando se detiene, me reincorporo en la cama tallándome los ojos. La estancia tiene una luz suave que le da ese toque de intimidad perfecto.

Estoy cubierto hasta la cintura con la sábana blanca de seda, pero aun desnudo por completo debajo de esta. Él ya tenía su bóxer Calvin Klein puesto, ocultando su más que grande herramienta. Mis ojos viajan a los suyos, azules profundos como el océano, viendo que se rie de mí. El muy listo había visto como repasaba su cuerpo con la mirada y como mis mejillas se teñían de rojo.

Aparto la mirada avergonzado y la fijo en la habitación buscando mi ropa. No solo porque ya el frío se está colando por mi sistema, porque mientras dormía estaba cerca del calor de Max que me calentaba, en muchos sentidos. Si no también porque no bajaría del avión con semejantes fachas desnudistas. Encuentro toda mi ropa sobre el sillón junto a la cama. Me levanto sin antes enrollar por mí cintura la tela para cubrir mi desnudez. Camino hacia donde está la silla y tomo primero mi ropa interior negra para ponérmela. Pero un tirón me deja de piedra en el lugar.

Me doy vuelta frunciendo el ceño y mirándolo con reproche. El muy tonto tiró de una de las esquinas de la sabana logrando que se soltara el nudo y cayera al suelo. Y lo peor es que él, está sentado plácidamente recostado del respaldar con los brazos por detrás de su cabeza en una pose despreocupara como si no hubiese hecho absolutamente nada y sonriendo mostrando su dentadura perfecta. Es un auténtico capullo.

—No le veo la gracia —digo y me doy vuelta para colocarme el bóxer de una vez antes que se le dé por seguir jugando.

—Eres hermoso.

—No lo creo. Pero gracias. —Termino de colocarme la camiseta blanca y ajustar los vaqueros a mi cadera. Para luego sentarme en el sillón y ponerme las zapatillas.

Ya estando vestido me acerco de nuevo a la cama. Max está sentado en la orilla observando. Cuando estoy justo al frente, me agarra tirándome sobre él a la cama. Sus brazos presionan mi cintura acercándome más a su cuerpo formado por horas de entrenamiento.

—Eres hermoso. Haré que lo creas. Porque lo eres —susurró convencido en mi oído produciendo escalofríos por todo mi cuerpo. Las palabras sonaban tan bien en su boca. Se siente bien que alguien te diga cosas lindas pero Max mezclaba un cumplido con lo sensual. Produciendo estragos en mi cuerpo. Si seguimos así, no dudo en que estaré tan excitado como lo estuve hace tan solo horas.

ROLLERCOASTER © (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora