Capítulo 32

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Ahora que lo reconsideraba, los lunes no eran días tan malos.

Digo, podía ver a Ian en traje siendo todo serio y por ende, sexy. Tenía dulces gratis, también, gracias a Ian. Pero, no dejaba de estar el hecho de que tenía que madrugar, eso, señores, le quitaba todo el encanto a los días lunes.

Los lunes seguían siendo un asco.

Me levanté a regañadientes de mi cómoda y suave cama y arrastrando los pies, me metí en el baño para ducharme. Cuando estuve lista, salí con una toalla enrollada en el cuerpo y me coloqué un vestido color crema en el frente y negro a los lados, para hacer mí figura más delegada y curvilínea, aunque de igual forma mi estómago abultado resaltaba, y me calcé unos zapatos de tacón negros.

Antes de que mi cabello se secara y se hiciera un desastre, me lo cepillé, luego lo sequé y posteriormente lo alisé e hice suaves ondas en éste. Una vez mi cabello estuvo listo y aplacado, me maquillé de forma natural y apliqué un labial rojo que amaba con locura.

Ser mujer apestaba, porque siempre tenías que arreglarte el doble. Y yo era un familiar cercano de los perezosos y tenía un ego un poco alto, por lo que esa mezcla me entorpecía un poco.

Salí de mi habitación camino a la cocina y allí me serví una taza de té y me preparé un simple emparedado de pollo.

Engullí todo rápidamente, tomé mis medicamentos y volví a mi habitación para cepillar mis dientes he irme de una vez por todas al trabajo.

Mes despedí de mi hermano, quien estaba plácidamente dormido con la boca abierta, con un beso en la mejilla, tomé mi cartera con mi kit de supervivencia contra el apocalipsis y salí del departamento.

El camino al trabajo estuvo relativamente acontecido.

No estaba mi Cd de Lady gaga, lo que me puso de muy mal humor. Había un tráfico horrible porque había habido un accidente y estuve parada por quince minutos, lo que también me puso de mal humor. Y para terminar, me dolía la cabeza horrores. Eso, como podrán imaginar, también me puso de mal humor.

En conclusión, la mañana estaba siendo un asco y eso no eran buenas noticias, porque aún no llegaba a la oficina.

Corrí para tratar de llegar medianamente a la hora, pasando de largo a Lindsay, empujando a un par de personas, tropezando frente al ascensor y posteriormente evitando que una chica se subiera y así el ascensor no parara en tantas plantas y por ende, subiera más rápido.

―Siento llegar tarde, pero había mucho tráfico ―me disculpé aceleradamente cuando entré en la oficina.

Ian levantó la vista de su computadora y dibujo una sonrisa en su rostro antes de levantarse y acercarse a mí.

―No hay problema, pero procura llegar más temprano o la gente pensara que tengo preferencias contigo― susurró tomando mi mano entre la suya en entrelazando nuestros dedos― No queremos eso.

―No, no lo queremos ―dije con una sonrisa antes de acercarme para recibir un beso de su parte. Con lengua y todo, nada de limitarse por estar en el trabajo ni nada.

¿Dónde había quedado eso de no mezclar el trabajo con el placer, señor Goodwins?

Me separé de él para tomar aire, momento que él aprovechó para morder mi labio inferior y tirar de éste.

―No hagas eso ―pedí en voz baja y un poco ronca.

―¿Por qué? ―preguntó él, dejando besos cortos en mis labios.

―Porque me hace sentir cosas locas nada propias del trabajo ni con tu jefe―respondí sin pudor alguno, ganándome una sonrisa complacida de su parte.

My Complement. MADLY IN LOVE #1Where stories live. Discover now