Capítulo 53

24.4K 1.4K 106
                                    


Ian.

Solté un poco el nudo de mi corbata y me preparé para lo peor.

Eso fue exactamente lo que encontré cuando las puertas del ascensor se abrieron, dando paso a una gran estancia.

Todo estaba de la misma forma en que recordaba.

Las hermosas vistas panorámicas que proveían el lugar de una espectacular iluminación, cubierta con finas cortinas que otorgaban un poco de privacidad, pero no la necesaria para mí.

Pisos de granito blanco pulcro y reluciente, al igual que las paredes. Sobre éste, una mullida alfombra blanca.

Los sillones de cuero, al igual que las paredes, de un color perla que combinaba a la perfección con los cojines de un rosado viejo.

Pero lo que captó toda mi atención, fue una chaise longe. Recostada sobre ésta, estaba Miranda.

Desde un principio sabía que Miranda no se rendiría tan fácilmente, pero esto era demasiado hasta para ella.

Su cuerpo estaba cubierto, si es que se podía llamar así, con un corsé de encaje negro, el cual tenía pequeños detalles en color nude, al igual que en las pequeñas braguitas que llevaba. El color hacia maravillas con su piel y la pequeña pieza se ajustaba perfectamente a su piel, acentuando cada curva en su cuerpo.

No voy a negar que mi cuerpo supo apreciar su belleza, porque ella era una mujer realmente hermosa. Pero mi cabeza y corazón sabían a lo que venían y lo que tenían que hacer, por lo que hice a un lado mis necesidades primitivas y me aclaré la garganta para hablar.

―Creo que malinterpretaste mis palabras, Miranda ―dije evitando mirar su escultural cuerpo en todo momento, incomodo por la situación.

Ella sonrió de forma provocativa y dejó a un lado la copa de vino que hace unos momentos estaba en sus delicadas manos para levantarse de la chaise longe y acercarse a mí caminando lentamente, moviendo las caderas, provocándome con cada paso.

―No, creo que entendí perfectamente el mensaje, querido ―murmuró poniendo sus manos en mi pecho y mordiéndose el labio inferior― solo decidí recibirte de la forma en que te mereces.

Di un paso atrás, alejándome de su toque.

―No merezco nada de tu parte, ni tampoco lo quiero.

―Eso no es lo que decías antes ―susurró acercándose nuevamente a mí y pasando sus manos por mi nuca, acercando peligrosamente su rostro al mío. No quería ser brusco, porque mi madre y padre me habían enseñado que a una mujer se le trataba con delicadeza, pero como continuara por ese lado no me dejaría más alternativa― creo recordar que amabas que me vistiera de esta forma para ti. Aún más amabas cuando me quitaba la ropa. Pero... ―canturreó dando un paso atrás con una sonrisa juguetona―...voy a ser una chica buena y escuchar lo que tienes para decirme. Luego veremos si hay tiempo para algo de diversión.

―Olvídalo, eso no va a pasar. Sabes que ya no siento nada por ti.

―Tu cuerpo no dice lo mismo, cariño ―se mofó tomando una copa en sus manos y llenándola de vino― ¿Gustas?

―No, gracias.

―Vamos, es solo una copa ―insistió con voz jovial, guiñándome un ojo de forma coqueta― para aligerar el ambiente y ponernos cómodos. Ya te lo dije, voy a ser una chica buena.

Bueno, eso no es lo que tu vestimenta clama. Más bien parece como si fueras a tener mucha diversión.

―Está bien, solo una ―dije tomando la copa y bajo su atenta mirada dándole un corto sorbo.

My Complement. MADLY IN LOVE #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora