Capítulo 47-Maratón 1/3

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Estoy segura de que si le dan play a la canción, sabrán qué es lo que les espera. Sobre todo si conocen la letra en español.

¡Jolou mai lovs y bienvenidas a nuestra maratón!

Odiaba ser despertada. Sobre todo cuando había pasado toda la noche oyendo gritos y con un horroroso dolor de cabeza.

Pero bueno, ¿Quién no odiaba ser despertado?

Al parecer había alguien que no entendía ni respetaba eso, porque un molesto pitido retumbaba por toda la habitación, llegando directamente a mis tímpanos y despertándome, arrancándome brutalmente de mi sueño donde Ian Somerhalder dejaba a Nikki Reed por mí.

Si, suena a que es imposible. Sobre todo considerando que dejó a Nina por ella. Porque, Dios, incluso yo le daba a Nina.

Despegué la cara de la almohada, con los ojos a medio abrir y mirando desorientada hacia todas partes.

Podía oír a Ian en la ducha, tarareando la melodía de una canción de Bon Jovi, pero lo único que me importaba en esos momentos era hacer que ese maldito teléfono dejara de sonar.

La luz que entraba por el ventanal estaba friendo mis ojos y sentía la boca seca y pastosa.

Me estiré en la cama y soltando un gruñido por lo bajo, alcancé el móvil de Ian de la mesita de noche y contesté.

Bueno, al menos lo intenté, porque la persona al otro lado no me dio tiempo ni de decir jódete.

Ian, bebé, solo llamaba para felicitarte por tu cumpleaños y desearte un muy buen día ―dijo con voz melosa alguien a quien conocía muy bien y comenzaba a odiar. Mi sangre burbujeó ante el cariñoso apodo con el que se dirigió a Ian y estuve tentada a correr a donde quiera que ella estuviera y hacerla tragar popo de perro por no alejarse― Espero no causarte ningún problema con... con Cindy. Pero por los buenos tiempos, y tomando en consideración que has aceptado mi amistad, creí que era propicio llamar para felicitarte.

Me quedé en silencio procesando cada palabra, con la respiración agitada y apretando el móvil con la mano.

Ese pequeño hijo de perra había aceptado ser su amigo, había preferido confiar en ella, tenerla a su lado y creer en sus mentiras, en vez de creer en mí y decidir alejarse. Pero ni siquiera había tenido la decencia de decírmelo. Me lo había ocultado.

Sabía que me debía de ver como un maldito toro a punto de envestir a alguien, pero así es precisamente como me sentía.

¿Hola? ¿Ian, estás ahí? ―preguntó con voz confundida― ¿Ian?

No te preocupes, Miranda, estaré encantada de pasarle tu mensaje a Ian ―contesté con voz tensa, cerrando fuertemente los ojos y contando hasta un millón en un intento infructuoso de calmarme― Ten un buen día.

Eso fue lo último que dije antes de colgar el teléfono y lanzarlo directamente a la puerta del baño, haciéndolo trisas.

No me importaba romperlo, no me importaba romper esa puerta, y mucho menos me importaba que el sonido de la ducha se hubiera detenido y que Ian estuviera de pie a unos metros de mí, con solo una toalla anudada a las caderas, el cuerpo húmedo y luciendo notablemente confundido.

Si hubiera salido segundos antes, ese teléfono habría dado justo en su cara. Mierda, demasiado tarde.

Su mirada cayó instintivamente al piso, donde yacía destrozado su costoso teléfono.

Ian se agachó para coger el móvil y luego levanto la mirada para mirarme inquisitivamente, a la espera de una explicación.

―¿Debería preocuparme porque mi móvil esté hecho trizas y luzcas como si quisieras matar a alguien? ―inquirió en un intento de broma, pero mirándome seriamente, con cautela.

My Complement. MADLY IN LOVE #1Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ