quince

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»» j a m i e s p o v 

—¿¡Qué!?— chillé finalmente. 

Antoinette dio un paso hacia atrás junto con el pequeño salto causado por mi chillido. Sus cejas se juntaron frunciendo el ceño.

Mi boca estaba levemente abierta y mis ojos bien abiertos, dejando ver la zona blanca más de lo normal. 

Silencio invadió la habitación como si esta fuera un tsunami. No sé por cuanto tiempo mis ojos estuvieron abiertos de esa manera, pero comenzaron a escoser y tuve que pestañear varias veces. Agua comenzó a envolver mis ojos y los refregué. 

—Rayos, no debí de haberlos abierto tanto. . .— murmuré. Escuché una pequeña risa y fulminé a Antoinette con la mirada mientras seguía refregando el otro ojo. Ésta se tapó inmediatamente su boca con sus manos. 

Sabía que mi reacción había sido . . . exagerada. Sí, lo admito. 

Pero . . . ¿cómo quieren que reaccione? "Ah . . . Que bien, no debe de importarme". 

Quizás sí; así debería de actuar pero . . . no sé por qué pero no podía. Estaba más asombrado de lo que tenía que estar.

Finalmente dejé de refregarme los ojos y observé a Antoinette. Sus manos habían abandonado su boca posándome a ambos lados de su cuerpo y estaba mirando el piso. Dificultosamente podía ver como se mordía el labio inferior. Rodee sus hombros con mis brazos y la atrajé hacia mí. Sentí como rodeaba mi torso con sus brazos y enterraba su rostro en mi pecho. 

—¿Cómo lo supiste?— pregunté luego de unos buenos minutos de silencio. Esperaba su respuesta mientras jugaba con unos mechones de su cabello. 

—Es obvio Jamie . . .— se alejó de mi pecho y me observó. Dejé en paz su cabello y levanté una ceja, quedando en silencio.

Suspiró. —El día en que llegué a Suecia ella no podía creer que yo . . . Había estado contigo. Me llamaba mentirosa y todo el cuento y yo no entendía por qué. Era extraño, ¿sabes?. Volver donde tu familia después de más de diez años que no los has visto y que una de tus hermanas te llame mentirosa es . . .— calló, dejando que la frase flotara en el ambiente. Su tono de voz era un poco bipolar. Era fuerte, estaba enojada; pero también era débil. Sabía que le dolía.

Y era obvio que le dolía Jamie, no seas estúpido. 

Acerqué mis labios a su frente y dejé un pequeño beso. Eso hizo que una sonrisa apareciera en sus labios, aunque fuese pequeña. 

—Yo no entendía por qué actuaba de esa manera conmigo. Me decía mentirosa, que todo lo había inventado, que . . . Te había pagado para que estuvieras conmigo y yo tener fama y todas . . . esas . . . cosas. . . 

Mi cabeza se fue para atrás levemente, como si hubiera recibido un golpe. 

Mis manos se convirtieron en puños. 

¿Cómo podía Stella hablar de esa manera de su hermana? ¡Es su hermana! Las hermanas estan para apoyarse, para quererse, no para ofenderse y lastimarse. 

—Que mier. . .— murmuré.

Sí, estaba enojado. ¿Cómo no podría estarlo?. 

—Ssh . . .— puso un dedo encima de mis labios, haciéndome callar. Fruncí el ceño por segunda vez. 

Debía de dejar de fruncir el ceño, en unos años más estaré lleno de arrugas. 

—Sé que estás molesto, hasta yo lo estaba en el momento pero . . . Es pequeña. 

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