-XVI-

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Narra Harry.

Tener a Louis al frente de mi aún en boxer, me tiene al borde de la locura, con su piel bronceada y desnuda, su pelo revuelto y esos infernales ojos azules  que me miran fijamente.

Siento un sofocante calor que me ahoga y tengo unas terribles ganas de volverlo a besar, jamás en mi vida sentí nada parecido por otra persona, jamás llegué a pensar que esto seguía tan fuerte y intacto a pesar de los años y todas los malentendidos.

No se que puede pasar aquí y ahora, ésta noche, se que sonaré como la peor persona y novio, pero estoy deseando que Louis me coja, me arranque la ropa y me posea una y otra vez.

Este silencio me mata, no sé que pasa por su cabeza, es desconcertante, además creo que se quedó un poco asustado cuando le conté que me volví loco, que me volví un borracho y un drogadicto y me encerraron durante un año y que aún estoy superándolo.
Quiero mandar todo al carajo y amarlo sin remordimientos, quiero que todo sea más fácil

-Louis...,¿En qué piensas?- le pregunté.

-Te digo la verdad o quieres que te mienta- me soltó de repente.

Se levantó y fue a por unas botellas de agua a la neverita de hotel, me dio una y se quedó de pie, frente a la ventana mirando al horizonte.

-Pues verás mi Ángel, tenemos dos opciones o hacemos como si no nos hubiésemos visto y seguimos con nuestras vidas como hasta ahora, muriéndonos el uno por el otro y no dañamos a Liam o te arranco la ropa y nos amamos para no separarnos nunca más y dañamos a tu novio- me dijo mirándome y levantando las cejas.

Lo miré y no pude resistirlo, mi boca habló por si sola una.

-Pues a la mierda con todo, te amo y no quiero volver a perderte.

Louis se dio la vuelta hacia mi, me miró y asintió todo con una calma que me desquició y luego me sonrió.

Caminé hacia él y lo abracé, besé su cabeza y él posó sus manos en mi trasero, levanté mi cabeza y la suya y él me sonreía pícaramente y en sus ojos había lujuria y deseo.

Nos fuimos hacia la cama, nos besamos y me quitó la ropa delicadamente, besaba mi cuerpo según me despojaba de ella, me sentía morir del placer que me daba, había pasado tanto tiempo desde aquella  última vez en el aeropuerto.

Cuando ya me quitó toda la ropa y besado tiernamente cada zona de mi cuerpo, se quitó su boxer, su pene erecto me puso la piel de gallina al sentirlo frotándose sobre el mío.

Me sentía tan necesitado de él que le apuré para que me penetrara ya, pero no quiso hacerlo, él quería ir despacio, disfrutar cada minuto de lo que estábamos compartiendo, me quería matar lentamente.

Louis tenía razón, mis sentidos se dispararon y me transportaron a otra dimensión donde no había preocupaciones, ni remordimientos, no existía la culpa y mucho menos la tristeza, era como estar en el paraíso.

Cuando ya creyó oportuno, cogió su pene y me penetró poco a poco, se colocó encima y empezó a moverse, lo hacía en un dulce movimiento que me hacía volar entre gemidos y suspiros, estocada tras estocada consiguió tocar mi punto más sexual e hizo correrme sin necesidad de tocar mi pene y luego se corrió en mi interior, con los espasmos que mi cuerpo que hacían presión en su pene, ni siquiera las drogas habían conseguido llevarme a ese estado de bienestar y de paz, entonces lo entendí, Louis era eso,  Louis es mi droga.

Nos limpiamos y nos dormimos abrazados como aquella noche en mi habitación antes de regresar a Londres, no quería volver a separarme de él, estaba claro que el destino nos volvía separar, los compromisos laborales nos ataban además de él, de Liam que sin querer volvía a estar en medio.

Cuando llegó el nuevo día, me desperté y louis ya no estaba acostado, ya se estaba duchando, habían llamado de aeropuerto y su vuelo salia en una hora.

Mi móvil sonó, era Anne, nuestro vuelo saldría en dos horas, otra vez me tocaba ver partir a Louis, otra vez me tocaba dejar ir al amor de mi vida.

Louis salió de la ducha, se vistió y cogió su equipaje, yo lo esperaba en la puerta para despedirlo, yo tendría más tiempo para asearme tranquilamente antes de coger el avión.

Me dejó su número de móvil y su gmail, así estaríamos en contacto, me prometió no desaparecer como la otra vez y yo le prometí no volver a perder el Norte, nos hicimos otras promesas más que también tendrían que ser cumplidas por parte de los dos y lloramos y nos besamos, hasta que dolieron los labios.

Nos despedimos allí mismo y esta vez yo le obedecí, Louis tenía mucha razón, las despedidas en el aeropuerto son mil veces más dolorosas...

45. Tu novio - tu vecino, mi gran amor.  ❤(Larry Stylinson)~ (Terminada).Where stories live. Discover now