1. Para el resto de nuestras vidas.

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Andrea: ¡TE GANÉ! Y eso que llevó vestido ¡eh!-soltó una carcajada mientras su novio recuperaba la respiración.

Fabio: eres una tramposa, saliste antes que yo.

Andrea: que mentiroso-volvió a reír-tienes mal perder ¿eh?

Fabio: verás tú quien tiene mal perder-la agarró de la cintura y la atrajo a su cuerpo, ella se puso nerviosa con su cercanía, le dio un beso en los labios-después de un 4 meses de novios sigues poniéndote nerviosa cada vez que te toco.

Andrea: lo siento-sonrió avergonzada.

Fabio: no lo sientas, adoro esa reacción, eres tan especial Andrea-besó nuevamente sus labios moviéndose sobre ellos con ternura, nuevamente la apretó contra su cuerpo y ella sintió ese calor interno que siempre sentía cuando Fabio se ponía apasionado.

Andrea: Fabio...-murmuró sobre sus labios-sabes que yo...

Fabio: no necesitas decirme nada, solo quiero saber algo-ella esperó a que hablase-¿Quieres estar conmigo?

Andrea: para el resto de nuestras vidas...-él sonrió ampliamente y le dio un corto beso en los labios.

Fabio: eso me parece poco tiempo-bajó a su cuello delicadamente...

Su nerviosismo desapareció por un breve momento mientras se concentraba en las sensaciones que los labios de Fabio sobre su cuello provocaban en su cuerpo, subió a sus labios y sus lenguas se encontraron nuevamente, esta vez no era un beso casto y cargado de inocencia, ambos sabían con exactitud lo que estaban haciendo y lo que desencadenaría aquello.

Fabio pasó sus manos por la espalda de ella mientras ella rodeaba su cuello con sus brazos, delicadamente tiro de la cremallera de su vestido hacia abajo y su espalda quedó al descubierto, acarició sus hombros a la vez que descendía los tirantes del vestido dejando su sujetador al descubierto, a pesar de su corta edad Andrea era una chica bien desarrollada, posó las manos en su cintura y acarició sus pequeñas curvas, ella sonreía mientras él dejaba pequeños besos entre su cuello y sus hombros.

Ella posó las manos sobre el cuello de su camiseta y desabrochó dos botones con suma delicadeza, bajó lentamente las manos sobre su torso cubierto y cuando llegó al borde del pantalón sacó la camiseta y la subió para sacarla sobre su cabeza, Fabio respirada agitadamente mientras el calor del momento invadía su hombría y coloreaba las mejillas de ambos, Andrea notó por primera vez como un pequeño líquido placentero descendía sobre su interior y respiró profundo.

Las manos nerviosas de él empujaron el vestido de Andrea hasta caer a sus pies, se alejó un poco para admirar su pequeño cuerpo cubierto por la ropa interior, ella sonrió avergonzada y con las mejillas coloradas al sentirse tan observada por él, tomó la decisión de desabrocharse él mismo el pantalón, sacárselo y tirarlo hacía un lado, ella observó su joven cuerpo y sintió que se volvía loca, se acercó a ella con una intensa mirada y besó sus cálidos labios mientras una de sus manos se dirigió instintivamente hacía su trasero y ella dio un respingo, ambos sonrieron mientras se seguían besando.

Poco a poco la fue tumbando sobre la verde hierba de aquella colina que tanto encuentros clandestinos presenció entre ambos, se colocó sobre ella sin hacer mucha fuerza y con besos húmedos sobre sus hombros deslizó las tiras de su sujetador, metió la mano por detrás de su espalda y con un pequeño gesto desabrochó el sujetador, bajó la mirada de Andrea él se lo retiro para hacerlo a un lado mientras Andrea respiraba nerviosa de que la viese desnuda mientras se tapó los pechos con las manos, él con delicadeza acarició sus manos y las apartó transmitiéndole seguridad, descubrió sus pechos y dejó que él se los tocara, embelesado por la forma de estos dirigió su boca a uno de ellos y con delicadeza pasó su lengua por uno de ellos, ella gimió bajito mientras que su interior ardía.

LA VIUDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora