8. Mi nombre es..

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Patricia: ¿¿SAN JUAN??-horrorizó su rostro-¿Qué vas hacer allí?

Samuel: voy a dedicarme al cultivo de algodón, ¿Qué te parece la idea?

Patricia: ¡HORRIBLE!-Samuel levantó las cejas-¿En serio te vas al campo?

Samuel: ¿vas? ¿No quieres venirte conmigo?

Patricia: hombre, cariño, no es mi sitio favorito en el mundo para unas vacaciones

Samuel: pues... tu misma-soltó una risa-hoy mismo nos iremos la niña, yo y Flavio.

Patricia: qué raro, la niña...-dijo de mala gana.

Samuel: no sé qué tiene de raro, es mi ahijada, viene conmigo a todas partes.

Patricia: ¿no tiene a Felipe aquí? Que se quede con él.

Samuel: ¡Que más te da!-ambos fruncieron el ceño-si tu no vas a venir...-cogió su chaqueta y se fue.

Llegó a la mansión León y lo prepararon todo, sus maletas y los papeles que hacían falta, Samuel entró en la habitación de Aurora.

Samuel: si quisieras quedarte con Felipe lo entendería.

Aurora: ya sabes que soy tu sombra-soltó una risa mientras doblaba su ropa-quiero estar contigo.

Samuel: eres una niña tan buena, cielo...

Aurora: tú me educaste así.

Samuel: estoy muy orgulloso de cómo eres, pero no está de más decirte que en el momento en el que te quieras volver solo tienes que pedirlo, no tienes porqué permanecer en san Juan si no te gusta.

Aurora: sé que San Juan me va gustar, de ahí....

Samuel: era mi padre, así es...

Aurora: por eso quiero conocer ese pueblo, quiero saber más de ti, ahí donde te ves eres un hombre con muchos secretos.

Aurora siguió haciendo la maleta mientras Samuel la observaba... cierto era que se trataba de un hombre con muchos secretos, algunos sin importancia y otros que tal vez eran decisivos para la vida de muchos. Tras hacer las maletas y despedirse de Felipe, se subieron al coche para poner rumbo a San Juan quedaba a una hora y media de camino por lo que estarían allí en un abrir y cerrar de ojos.

Después de todo un día caminando sobre sus terrenos observando que todo se cumpliese correctamente, Andrea daba una última vuelta sobre ellos antes de que el sol se escondiese con su pequeña fusta en la mano, durante toda la tarde se escuchaban rumores cada vez más fuertes de que los nuevos inquilinos ya estaban en su territorio, anunciaban la llegada de 2 hombre y una chica y también se escuchaba que irían a visitarla.

A lo lejos vio un hombre acostado, con el sombrero frente a su cara, cogió una de las botellas de agua que sus trabajadores dejaran allí y se dirigió a él con paso firme, sobre el descorchó la botella y vació su contenido sobre el hombre acostado que, se sobresaltó al momento, tras reprimir una frase malsonante en su rostro reflejo la metedura de pata que había cometido.

Andrea: así que a esto te dedicas, dime, ¿Cuánto llevas durmiendo?

Trabajador: desde que terminó mi jornada, señora.

Andrea: ¡Claro! ¿Crees que me lo voy a creer? ¡LEVANTATE!-el hombre se levantó de inmediato.

Trabajador: no le estoy mintiendo, yo... solo descansaba los ojos.

Andrea: ¿y en vez de irte a tu casa sigues aquí? ¡No me trates de estúpida insolente!-lo zarandeó fuertemente.

#: ¡Señorita suéltelo! Es un hombre no un animal.

LA VIUDAWhere stories live. Discover now