17. Me estoy volviendo loco

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Patricia: ¿HOY TAMBIEN ESTAS CANSADO?

Samuel: estás saturándome demasiado Patricia-dijo totalmente cansado.

Patricia: ¡Me vine aquí por ti y ni siquiera me tocas!

Samuel: entiende que estoy cansado-se tocó los músculos del cuello, en verdad no podía con su alma-falta contratar a bastante personal, esto estaba siendo más duro de lo que pensaba.

Patricia: ¡Es que no sé para qué demonios vinimos aquí! ¡ESTOY HARTA DE TODOS!

Samuel: ¡Y YO DE TI!-ambos se miraron con intensidad y Patricia no pudo creer lo que había salido de los labios de Samuel-Estás quejándote continuamente de todo, te encargue la organización de la casa, estoy pendiente de que en casa todos estéis bien y trato de hacer el trabajo que prometí con Felipe y tu venga dale, venga dale, presionándome con todo, ¡BASTA!-se volvió a poner la camiseta y abandonó la habitación.

Patricia: ¿¡¡¡A DONDE VAS!!!?-pero solo se escuchó el portazo de que Samuel le dio a la puerta-¡CONTROLATE!-dio un golpe en la cama-se te va escapar si sigues así-habló consigo misma-y menos ahora, no me gusta para nada el trato con esa mujer... te conozco Samuel, no me la vas jugar...

Samuel salió del rancho enfurecido y con paso decidido, fue a las caballerizas y ensilló un caballo, montó en él y salió galopando del rancho en busca de algo... en busca de un refugio, en busca de alguien que lo hiciese olvidar y lo hiciese sentir que había un motivo para no rendirse ante el agobio que estaba sintiendo.

Se plantó en el rancho Alcázar en mitad de la noche, todavía había luz en él, por lo que interpreto que tal vez ella estaba despierta, se colocó bajo su ventana y lanzó una pequeña piedra a él, no obtuvo respuesta y lo intento nuevamente.

Andrea estaba en su habitación terminándose de poner el pijama cuando de pronto escuchó un pequeño ruido proveniente de la ventana, giró la cabeza mirándola atentamente para comprobar si había sido producto de su imaginación o tal vez el sonido volvía a repetirse, así lo hizo una segunda vez, pudo comprobar que era una piedra y que alguien la había tirado contra su ventana.

Se acercó lentamente a la ventana y lo admiró allí abajo, él también la vio y le hizo un gesto para que bajase, ella simplemente lo ignoro volviendo a su habitación.

Samuel: ¡BAJA!-gritó y ella se asustó, abrió las ventanas.

Andrea: ¡estás loco!-murmuró alarmada-vete a tu casa, con tu novia.

Samuel: ¿estás celosa?

Andrea: voy a bajar y darte una bofetada por este atrevimiento.

Samuel: a que estas esperando-él sonrió, Andrea, cegada por su rabia descalza y con el pijama puesto, bajó las escaleras, llegó a la cocina y salió por la parte de atrás, encontrándoselo de frente.

Andrea: ¿Cómo te atreves a venir a estar horas?

Cuando ella llegó hasta donde estaba él, la agarró de la cintura pegándola a su cuerpo y sin pensárselo dos veces volvió a besarla con ternura, agarró su rostro con una de sus grandes manos y sin pedir permiso metió su lengua dentro de la boca de Andrea, ella fruncía el ceño mientras aceptaba el beso con ansia y necesidad, sus manos se posaron sobre su pelo mientras ambos deslizaban sus labios el uno sobre el otro con verdadera urgencia, la mano que tenía rodeando su cintura se volvió más intensa sobre su pijama casi tocando su piel, sintiendo la calidez de sus manos sobre ella respiró de placer sobre sus labios.

Pero reaccionó, le había robado un beso en toda regla, se apartó de él consternada y confundida con sus actos y con su reacción, ambos respiraban agitadamente, él la miraba con ganas de repetir aquel beso, con una sonrisa, mientras que ella lo miraba extrañada, alzó su mano y la impactó contra la mejilla de Samuel haciendo que su cara girase hacia otro lado, inmediatamente se froto la cara con mucha fuerza.

LA VIUDAWhere stories live. Discover now