3. Tu bastardo

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6 MESES DESPUÉS.

Beatriz: ¡eres una maldita mugrosa!-agarró el pelo de Andrea mientras la zarandeaba, esta solo se aferraba a su vientre para no sufrir ningún daño en él-¡Ya sé que es una bastarda! ¡Já! Seguro es igual de ligera que tú.

Andrea: ¡Señora Beatriz, suélteme!-lloraba intensamente-¡No me haga daño!

Beatriz: te dije que ibas vivir un infierno al lado de mi hijo, ¡maldita estúpida!-logró tirarla al suelo y Andrea cayó golpeándose el culo contra el suelo-espero que acabe naciendo muerta-enfurecida se fue de la habitación.

6 meses pasaron desde su matrimonio con Fabio y en ocasiones se repetía si había sido una buena decisión, amaba a Fabio con todas sus fuerzas, más que a su propia vida, pero desde que se dio el sí quiero con él, su vida paso a ser un infierno por culpa de su suegra, la cual no hacía más que agredirla e insultarla.

En su tercer mes de embarazo la tiro por las escaleras tratando que perdiera a su bebé, afortunadamente solo tuvo una pequeña hemorragia que derivó en un riesgo de aborto que controló con dos meses de reposo, Andrea solo apuntó que tropezó pues no quería que Fabio tuviese más problemas con su madre de los que ya tenía por su trabajo en el rancho y en el cultivo de Algodón.

En su cuarto mes, trato de envenenarla mezclando en su zumo un líquido que provocaría un aborto natural en su estado, afortunadamente antes de que lo tomase una de las antiguas compañeras de Andrea se dio cuenta pues, la había visto echando algo en su zumo, Andrea la obligo a guardar silencio después de aquel acto.

Ahora que se había dado cuenta de que su bebé iba ser una niña no hacía más que molestarla y mortificarla a base de insultos y demás comentarios despectivos hacía su pequeña, lloraba incansablemente aterrada con la idea de que un día de estos acabaría con su pequeña, pero ella seguía con la tonta idea de no decirle nada a Fabio.

Juana: ¿hasta cuando vas seguir sin decirle nada a Fabio?-su antigua compañera de trabajo la miró preocupada.

Andrea: nunca le diré nada, él tiene mucho que hacer con el rancho y la exportación de algodón, sabes que es época de recolección-Juana observaba como una vez más Andrea disimulaba un moratón con maquillaje-tanto el cómo mi suegro están hasta arriba de trabajo como para que yo les salga con mis tonterías.

Juana: acabará haciéndole algo a esa niña...-señaló su vientre.

Andrea: ni lo digas-lo acarició con ternura-Fabio y yo estamos muy felices, es el mejor marido que jamás soñé, me consiente, me mima y sobre todo me hace saber cada día que me quiere más que el anterior-Juana iba intervenir-y que decir del señor Ignacio, él adora a mi bebé y la va proteger siempre de todo y de todos... en estos meses me di cuenta que es una excelente persona.

Juana: sí, el señor es muy bueno, no sé cómo aguanta a esa maldita arpía... yo en su lugar me hubiese buscando una amante y me hubiese largado con ella, es peor que el propio veneno.

Andrea: si... pero por desgracia las víboras no se envenenan con su propio veneno...-suspiró con tristeza.

Ignacio seguía envuelto entre sus papeles tratando de encontrar el contrato que tenía con una fábrica textil, había mandado a Fabio al campo a supervisar que el algodón se cultivase correctamente mientras le enseñaba a unos inversionistas los terrenos y cómo se cultivaba el algodón, en lo que él buscaba el dichoso contrato, el sonido de la puerta lo alarmó pensando que se trataría de Fabio con los inversionistas.

Ignacio: ¿sí?-al abrirse la puerta pudo observar a un muchacho joven, su mejillas estaban coloradas y su rostro sudoroso, pudo apreciar como sus ojos color miel lo miraban fijamente sin decir una palabra-¿puedo ayudarte en algo muchacho?

LA VIUDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora