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Habían pasado algunos días y la amargura dentro de Louis cada vez crecía más. Ahora más que nunca quiere ese dinero y deshacerse de Harry de una buena vez.

—¡Hola Louis! —Saludó alegremente el ojiverde, y se sentó junto a él.

—Hola. —Dijo y después apartó la mirada con rabia.

—¿Pasa algo? Hace días te noto distante.  —Harry parecía dolido y confundido, y por cruel que pueda llegar a sonar, a Louis no le importaba en lo más mínimo como pueda sentirse por su actitud.

—Supongo que sólo es tu imaginación.—Respondió simple, y sonrió sin ganas.

—No, usas el sarcasmo en cada conversación, y siempre te comportas distante. Te noto así desde hace días.

Louis rodó los ojos por su descaro. Si, no son absolutamente nada, pero habían salido hace apenas tres días, ¿cómo es posible que Harry haya podido mantener relaciones con Daniela a tan sólo días de haber estado en una cita con él? Tal vez el único fin de Louis sea poder llevarse a Harry a la cama, sin embargo eso pasa desapercibido ante él, por lo que hacer lo que sea que haya hecho con Daniela, es una completa falta de respeto. Casi como serle infiel. Y no le duele en lo absoluto, por supuesto que no, pero lo lleva de rabia saber que esa zorra lo tuvo primero que él. Eso no lo tolera en lo más mínimo.

—¿Creías que no me iba a enterar de lo que pasó entre tú y Daniela?   

El rostro de Harry era un poema, parecía confundido e intrigado. A penas conoce el nombre de esa chica, ¿qué podría haber pasado entre ellos?

—¿De qué hablas?  

—De el maravilloso fin de semana que pasaron juntos —Louis rió sin ganas, y se cruzó de brazos molesto. 

—En serio no sé de que me hablas. Ni siquiera pasé el fin de semana en Doncaster —dice con firmeza, y hay un filo de enojo y decepción en su voz. Louis enseguida se siente apenado por haberlo tratado así toda la semana sin quiera tener la decencia de preguntar si era verdad.

Daniela siempre se las ha ingeniado para convertir la vida de Louis en un infierno, y ésto no fue nada más que eso, un intento por hacerlo infeliz. Y la verdad no tiene idea de como pudo desconfiar de Harry, ni siquiera sabe por qué carajo llegó a pensar eso, si no se ha atrevido a tocarlo a él, que literalmente no para de insinuarse. 

—Oh  —es lo único que puede decir, y baja la mirada avergonzado, queriendo que se habrá un hueco en la tierra y se lo trague.      

Harry cuelga la mochila en su hombro, molesto

—¿Ella dijo eso? —pregunta furioso, y Louis es incapaz de responder, o si quiera mirarlo a los ojos. Lo cual es raro porque él nunca actúa tan tímido ante nadie.

Consideró en decirle que si, pero, ¿para qué? Lo que menos quería en éste momento son problemas con esa perra necesitada.

—No, sólo escuché rumores —miente y ésta vez levanta la mirada para encontrarse con los penetrantes orbes de Harry mirándolo con decepción. 

—La próxima deberías creerme un poco más a mi y menos a lo que digan los demás —dijo, antes de levantarse de la banca y caminar en dirección a la cafetería. 

Louis no puede sentirse más estúpido, estuvo rechazando a Harry toda la semana, y por ende atrasando la apuesta, sólo por una jodida mentira, y es que ¿cómo pudo ser tan imbécil cómo para creerle a Daniela? Sólo estaba vulnerable ese día, y esa perra aprovecho para darle un golpe bajo cuando no se lo esperaba. 

Observó como Harry entraba a la cafetería, y corrió hasta ahí, lo pudo ver sentado en una mesa con Tyler y Michael, un chico bastante callado con complejo de rockero, que usa piercing y delinea sus ojos. Louis toma siento junto a Harry y mira su rostro, detallandolo a la perfección; sus ojos color esmeralda, sus gruesos labios color sandía, su nariz recta, y el ceño fruncido que tiene justo ahora. Por primera vez desde que Louis lo conoce lo ve molesto, y la verdad le gusta verlo así.

—Harry —Louis lo llama con suavidad, pero éste sólo lo ignora. Michael y Tyler están tan concentrados en su conversación que ni siquiera notan que Louis se ha integrado a la mesa. —¡No me ignores! —exigen y toma la mano de él rizado, llamando su atención.

—¿Qué quieres? —pregunta con frialdad y Louis ríe. Se ven tan bonito así. 

—Que me perdones, fui tan tonto—Louis usa en tono de inocencia que incluso llega a sonar descarado. Toma la mano de Harry y la coloca sobre su muslo, por debajo de la falda. —Te juro que no volveré a desconfiar de ti.

Harry no sabe que hacer, ni que responder, siente la necesidad de mover su mano o apretar el agarre, pero sin embargo no hace nada. Su rostro está sonrojado, y sólo mira a Louis como si fuera la octava maravilla del mundo. Se siente como un completo idiota porque quiere hablar, pero no quiere balbucear, ni tartamudear, y si habla eso es lo más seguro. Siempre ha sido fácil de manipular por su "inocencia", su forma tan poco usual de ser, la verdad su alma es pura, siempre ha intentado ver la vida ante todo con bondad, ser valiente y de buen corazón es lo que te hacen grande. Siempre ha intentado serlo, por más duro que se lo ponga la vida.

Inhala y exhala antes de finalmente hablarme

—Está bien, pero odio que pongan en duda mi palabra, es algo que no soporto —confiesa e intenta retirar su mano, pero Louis se lo impide, poniendo sus dos pequeñas manos sobre la suya.

—Ese día estaba algo sensible, y ella se aprovechó —Louis dibuja su puchero en sus delgados labios y bate sus pestañas con suavidad. Harry suspira derrotado, ¿cómo resistirse a eso?   

—Está bien, pero por favor no vuelvas a desconfiar de mi.

—Lo prometo —Louis sonrió y acarició los dedos de la mano de Harry. Sentía cosas extrañas en su estomago, cosas que decidió ignorar.

Harry rozó delicadamente con la yemas de sus dedos el muslo de Louis, causando sensaciones en ambos, pero ninguno decía nada. Michael y Tyler se mantenían al margen de lo que estaba pasando entre ellos dos, sin embargo no pasa desapercibido la forma en la que se miraban, y sonreían.

 *    *   *

Louis llegó ese día a su casa irradiando felicidad, todo a su paso brillaba. Caminó hasta la cocina en pequeños saltitos y sacó su comida de el microondas para luego degustarla entre risas tontas y sin motivo. Sólo estaba feliz por haber avanzado en la apuesta... claro, ¿por qué si no?

Luego de comer, finalmente subió a su habitación y se tiró en su cama boca arriba. 

Cualquiera que supiera con exactitud lo que pasa por su mente, o los actos que tiene planeados a futuro pensaría que es un ser atroz, asqueroso y sin corazón, pero no es así. Él no es nada de lo que los demás pudieran pensar, nadie lo conoce lo suficiente como para saberlo. Nadie sabe todas las cosas que ha tenido que pasar. Desde que es muy pequeño a tenido que sufrir constantemente. Él entiende que su padre se haya ido lejos y se llevara a sus hermanas con él, ¿quién querría un ejemplo así para sus hijas? Pero su padre no sabe que la única manera que encontró su hijo para poder sobrellevar su vida era usando faldas, no sabe que fue abusado sexualmente, y golpeado en partes que no son para ser ni siquiera tocadas. 

Louis siempre observaba la misma falda. Rosada con brillos, y pomposa. Con tan sólo ocho años su mente era capaz de pensar cosas, que ni la mente más enferma sería capaz de imaginar, y quería usar esa falda, porque cualquiera que usara ese tipo de ropa se vería inocente, adorable y tierno. Él quería verse así, aunque no se sintiera así. Quería que cuando alguien lo viera pensara que era inocente, y puro, que ni siquiera pudieran imaginarse que la inocencia ya no existía en él, que ni siquiera podía decir que era virgen, que tenía ocho años y su mente llegaba mucho más allá que la de una persona con treinta. Quería ser visto como un niño, como una criatura indefensa, y las faldas fueron el arma indicada.

Siempre se sentirá cubierto por esa fina capa de inocencia que le ofrecen las faldas. Por esa pequeña y dulce mentira que oculta el hoyo tan grande que hay en su corazón.

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Sweet lie➳ Larry AUWhere stories live. Discover now