26

3.4K 394 48
                                    

Había pasado una semana exacta desde lo ocurrido con Harry y a pesar de todos los intentos Johannah por hacerlo sentir mejor, nada había funcionado. Louis estaba devastado y deprimido, a penas comía, y no había asistido a la universidad. Sus rostro siempre lucia enrojecido e hinchado por la gran cantidad de tiempo que pasa llorando. Y ya su madre no sabe como contenerlo.

Johannah siempre ha sido una mujer luchadora. Cuando ocurrió lo de su hijo ella fue la más afectada, y tuvo que recuperarse casi sin tiempo a asimilarlo para poder ayudarlo, aunque un trauma de esa magnitud nunca se supera por completo. Tuvo que soportar el dolor de perder a sus hijos, solamente para salvar a Louis. Y no es que lo amara más a él, siempre ha querido a sus hijos por igual. Sólo que Mark quería dar en adopción a Louis solamente por el hecho de usar ropa femenina y Johannah eso no le afectaba en lo absoluto. No le importaba como se vistiera Louis, ni que gustos tuviera. No dejaba de ser su hijo. Fue entonces cuando Mark dijo que no permitiría que sus hijas pequeñas se criaran con ése fenómeno. Él sabía que por las condiciones en que quedaba Johannah sin su presencia en la casa, nunca le darían la custodia de las niñas e incluso podían quitarle a Louis. Solamente era una estudiante de derecho en su segundo año, que dependía de su marido para los gastos del hogar. Sabía que por mucho que le doliera perder a sus hijas, no había mucho, o mejor dicho, nada, que ella pudiera hacer. Nada más que resignarse. Mark les daría una vida de reinas. Tenía un increíble trabajo y con el intercambio que había pedido a Alemania, seguramente tendrían una excelente educación.

Por su parte ella siempre se encargó de que a Louis no le faltara nada. Trabajaba por las mañanas y estudiaba por las noches, para poder graduarse y darle una mejor calidad de vida. Y así lo hizo, aunque sabe que la felicidad de su hijo nunca estaría completa. ¿Cómo? Cuando le faltan tantas piezas.

Observar a Louis en su cama llorando, viendo como tarda más de media hora en comer dos bocados, que dura más de una hora en la ducha, o quizás más, y que no hable en todo el día. La hace retroceder en el pasado. Louis está en una depresión tan jodida, y le duele verlo de esa forma. Harry realmente le hacía bien.

Ésta mañana Louis se había levantado muy temprano y Johannah lo convenció para ir a la universidad. No podía seguir teniendo más faltas y tarde o temprano tenía que ver a Harry. Además no sabía que era eso tan malo que su hijo había hecho como para que Harry lo dejara de esa forma. Siempre cuando tenían una pelea, por la culpa de los celos de Louis, por mucho que Harry se enojara, siempre iba a su casa para abrazarlo y decirle que solamente tenía ojos para él. No duraban más de un día molestos y Louis no se ponía tan mal como lo está ahora.

—Amor, por favor cuidate, ¿si? También vendré por ti si quieres —dijo la mujer y besó la frente de su hijo. Había avisado que llegaría unos minutos tarde al trabajo para poder llevar a Louis a la universidad.

Sus horarios dependían de las materias que tuvieran cada día, pero haría lo posible por llevarlo siempre. Había notado como Louis dejó salir algunas lágrimas durante el camino, pero quizás recordó cuando cada mañana Harry lo llevaba, incluso cuando él no tenía clases.

Louis miró a su madre con la mirada más triste y cansada que Johannah había visto en su vida. Nunca había visto una mirada tan triste, incluso cuando ella es abogada.

—No me dejes aquí, mami —suplicó,  Pero Johannah no podía permitir que tuviera más faltas. Era su primer año en la universidad e iba muy bien como para echarlo todo por la borda.

—Louis, tienes que seguir adelante. Has superado tantas cosas, no te rindas ahora —Louis sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas y negó erraticamente.

—Ya no puedo, siempre que me pasa algo bueno lo destruyo. ¿Cómo es que antes podía vivir sin Harry?

Johannah suspiró pesadamente.

Sweet lie➳ Larry AUWhere stories live. Discover now