Capítulo 42.

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Bella.

Aparco el coche delante de la entrada de casa. Meto en el bolso cada uno de los regalos que me habían echo en la firma de libros en la que había estado toda la mañana y salgo del coche. Todavía tenía que terminar de preparar todo y tan solo quedadan dos horas para que mi vuelo a Barcelona saliese.

Mientras abro la puerta de la entrada de casa, escucho como Izan ladra y araña la puerta desde el otro lado y, en cuanto lo veo, lo cojo entre mis brazos.

-¡Hola, pequeño!- beso su pequeña cabeza al mismo tiempo que cierro la puerta con el pie.

Dejo a Izan en el suelo del salón. Entro en la cocina y, tras sacar de la nevera una botella pequeña de agua, salgo de esta para subir a mi habitación.

Anoche me había dormido a las cuatro de la madruga ya que había estado escribiendo desde después de cenar y tan solo había dormido dos horas ya que la firma de libros empezaba a las nueve de la mañana y tenía que dejar todo recogido en casa antes de ir.

Mientras subo las escaleras, siento como Izan sube detrás mía dando pequeños saltos. Cuando llego a mi habitación, dejo el bolso sobre la cama y enciendo el ordenador para escuchar música mientras hago lo que me queda por hacer.

***

Saco mi pantalón vaquero más cómodo del estante en el que está colocado junto con otros pantalones. Bajo la cremayera de la falda negra que había llevado para la firma de libros y en cuanto cae en el suelo, pongo los pantalones.

Observo el desastre que hay a mi alrededor ya que había sacado ropa y ropa para el viaje y la mitad de ella, estaba por el suelo o echa una bola en los armarios.

Bajo una parte de la maleta más grande que llevaría a Barcelona y me siento sobre esa parte para poder cerrarla. Hago bastante fuerza para mover la cremallera y en cuanto consigo que se mueva, sigo deslizándola haciendo la mayor fuerza posible, algo que implicaba que pusiese una de mis peores caras.

-¿Qué cojones haces?- grita divertido Dani.

Me giro asustada ya que no lo había escuchado entrar en la habitación y suelto una carcajada al ver su cara de confusión.

-¿Por qué coño no te he escuchado entrar en mi habitación?- grito.

Dani levanta la mirada como si estuviese pensando.- ¡Ah, si! La música se escucha desde la calle.

Abro los ojos como platos. No me parecía que estuviese tan alta pero lo cierto, es que no era la primera vez que algún vecino me llamaba para que bajase el volumen de la música.

Salgo del vestidor corriendo. Bajo la música lo más mínimo posible en el panel pero que se note que la he disminuído.

Cuando me giro, veo como Dani, sentado sobre la maleta que antes había intentado cerrar, termina de cerrarla.

-¿Cómo puedes solucionar todos mis problemas?- pregunto encogiéndome de hombros.

-Calla y recoge todo esto porque sino, no llegas al aeropuerto.- dice sentándose sobre la segunda maleta.

Obedezco. A veces, Dani me recordaba a Louis antes de viajar a Londres por vacaciones o a cuando íbamos a Santiago ya que mis padres empezaban a amueblar la casa en la que viven a día de hoy. Además, lo conocí por Max y siempre he estado más unida a el desde el principio de mi llegada a Londres.

-¿Seguro qué no te importa cuidar de Izan?- quito la música para guardar ya el ordenador en el bolso que me habían regalado los padres de Max, el mismo que llevaba a todos lados desde que me lo dieron.

Los Que Se Pelean ¿Se Desean?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora