Capítulo 64.

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Bella.

Dani aún dormía. Miro mi reflejo en el espejo del baño de la que era la habitación de Max en casa de sus padres. 

El maquillaje había tapado las ojeras que había aparecido en mi cara tras dormir esta noche tan solo las horas que había durado el vuelo. Habíamos llegado a las cinco de la madrugada a casa de los padres de Max y, en este exacto momento, eran las ocho de la mañana.

Salgo del baño para vestirme y así, bajar a desayunar. Dani y yo dormiríamos estos días en la misma cama y no podía ser más gracioso que, aún viviendo cerca de esta casa, se quisiese quedar a dormir conmigo por si algo pasaba.

Le debo la vida a este chico...- pienso viendo como se le cae la baba en la almohada.

Cojo mi iPhone de la mesita de noche y le hago una foto para enviársela a Candy. Tras enviársela, saco algo de ropa de mi maleta. No sé muy bien si tendría frío o no durante el día ya que no volveríamos a casa hasta bastante tarde.

Saco el body lencero negro que me había comprado con Candy en una de las tardes que habíamos salido solo para comprar ropa y más ropa. No pensaba ponerme tacones ni de broma, iba a pasar todo el día con niños pequeños pero, igualmente, metería en el bolso los zapatos de tacón blancos que había traído para las entrevistas. 

No tardo más de cinco minutos en vestirme. Me miro por última vez en el espejo de la habitación y bajo a la cocina para desayunar con la madre de Max ya que, cuando llegamos anoche, me había encontrado una nota suya en la cama diciéndome que podríamos desayunar juntas.

-¡Buenos días, cariño!- dice la madre de Max en cuanto entro en la cocina.

La abrazo.- ¡Buenos días!

Me gustaba seguir teniendo esta relación con ella, siempre me había tratado tan bien que no podía estar más que agradecida con ella. Después de todo, nunca me había juzgado y que me hubiese invitado a pasar esta semana con ellos y Alicia, me hacía muy feliz.

-¿Qué tal has dormido?- sirve café en dos tazas.- ¿Y el viaje?

-No he dormido nada.- digo divertida.- No debería haber dormido en el viaje pero bueno, ahora ya no puedo hacer nada.

La mujer me sonríe.- Estas noches tienes que dormir bien, sino la semana se te hará eterna.

-Te haré caso.- doy un sorbo a la taza de café que me ha servido.- ¿Y Alicia?

-La despertaré ahora, ha estado hasta tarde esperando a que llegases para verte antes de irse a dormir.- ríe.- Ay que ver lo que ha insistido en que te quedases con ella esta semana.

Las dos reímos.

-Esta niña me quiere demasiado.- cojo uno de los pasteles que ha colocado en una pequeña bandeja para que desayunemos.- Yo también estoy muy feliz de veros esta semana, no siempre podemos vernos así que es genial.

Sonríe.- Nosotros también, cariño.- da un sorbo a su taza de café.- Ya sabes que siempre podrás venir aquí cuando estés en Barcelona.

-Gracias.- miro hacia la ventana de la cocina, parecía que hoy haría buen día.- Este mes he estado pensando mucho en la idea de comprar un piso aquí, estaría bien para cuando venga porque con el tiempo, me gustaría la idea de pasar unos meses al año aquí.

-Está muy bien esa idea. Además tienes a mucha gente aquí.- hace una pausa y continúa.- Aunque sabes que siempre nos tendrás a nosotros, a Max o a tu hermano.

Sonrío en modo de agradecimiento.

-¿Y como es que no ha venido tu novio contigo? Así os conoceríais todos, aunque creo que Max ya lo conoce.

Los Que Se Pelean ¿Se Desean?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora