Capítulo 50.

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Bella.

Me giro en la cama y apoyo mi brazo sobre alguien. Abro los ojos y muerdo mi labio inferior mientras me repito mentalmente "Bella, nunca dejarás de cagarla."

Tenía un espantoso dolor de cabeza pero apartando todo ese dolor, recordaba todo lo que había pasado anoche y, aunque pareciese una estupidez, si había terminado así con el, habría sido por algo.

"Igualmente la has cagado muchísimo, nadie meterá más la pata de lo que lo has echo acostándote con Tom" resuena en mi cabeza.

Necesito tomar un paracetamol urgentemente, estaba empezando a escuchar voces en mi cabeza.

-Buenos días, Bell.- dice Tom que al parecer, se acuerda de como me llamaba mientras fuimos pareja.- ¿Qué tal te encuentras?

-Necesito tomar un Paracetamol urgentemente.- río y miro hacia arriba para ver la cara del chico que seguramente, estaría algo aturdido.- Buenos días, Tom.

-Te agradecería que a mi me dieses también un Paracetamol.- dice divertido.- ¿Tienes hambre?

-Si, pero creo que si como, echo toda la cena de ayer más las diez copas de vino.- los dos reímos.- ¿Tu tienes hambre?

-No mucha.- suspira.- Si quieres puedo preparar algo para que desayunemos y mientras te duchas que te sentará bien para despejarte.

-Me parece buena idea.- sonrío.

Me incorporo en la cama y siento como toda la habitación me da vueltas. Debería tomar ya de ya la pastilla.

Lo único que no recordaba era como había terminado con el camisón que llevaba puesto, creo que no me acordaba de nada después de haberlo echo con Tom. Igualmente, tener el camisón puesto me ahorraba pasar vergüenza delante de Tom.

Cojo la chaqueta larga de punto de sobre la silla del escritorio y tapo mis hombros con esta. Tom llevaba una camiseta negra de manga corta que tampoco recordaba verla puesta en su cuerpo pero decido pasar, eran las consecuencias de haber bebido diez copas de vino tras haber pasado un mes sin beber ni una gota de alcohol.

Mientras bajamos las escaleras hasta la planta principal de la casa, Tom me abraza por detrás y sonrío. No sé por que pero me gustaba como estábamos ahora mismo aunque sabía que no estaba bien por Max y mucho menos, porque no quería nada de momento.

Tras explicarle donde se encuentran las cosas que puede necesitar para preparar el desayuno y tomarnos un Paracetamol, dejo a Tom solo en la cocina y subo hasta mi habitación ya que necesitaba una ducha urgentemente por dos motivos: el primero porque no me había duchado con esto de cenar con Tom nada más terminar la firma de libros y el segundo, porque sabía que me despejaría un poco y no estaría tan aturdida.

***

¿Cuanto había estado en la ducha? ¿Media hora?- pienso pasando el peine por mi pelo ondulado.

Dejo el peine en el cajón en el que solía estar guardado y tapo mi cuerpo con un jersey azul eléctrico que me quedaba como un maldito vestido. Salgo de la habitación y, en cuanto entro en el vestidor, cojo las Nike negras que tenía desde hace años.

Aunque me diese una pereza terrible, llevaría a Tom hasta su casa ya que después de todo, no iba a dejar que el chico pasase medio día en el metro.

Para cuando termino, salgo de la habitación con mi móvil en la mano y bajo hasta la planta principal en la que sino me equivocaba, Tom ya tendría el desayuno preparado.

-¿Te ha servido de algo la pedazo de ducha que te has marcado?- pregunta divertido nada más verme caminar hacia la cocina.

Suelto una carcajada.- Me encuentro un poco mejor.- cojo una tostada del plato.- Te juro que cuando nos levantamos fue horrible, estaba demasiado aturdida.

Los Que Se Pelean ¿Se Desean?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora