Capítulo 61.

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Bella.

Levanto la mirada. El semáforo seguía sin cambiar. Miro la hora en la pantalla del móvil, resoplo. Estos últimos días había estado demasiado ocupada estudiando y preparando los trabajos finales del curso, lo cual por una parte, era genial ya que quedaba menos para terminar pero por otra, necesitaba un pequeño descanso, distraerme así alejar mi mente de tanto estudio.

El semáforo cambia de color. No había apartado la mirada de él, no podía llegar tarde a recoger a Sam. Nada más recogerla de la estación de tren teníamos que ir a la tienda de los vestidos de novia para hacer una prueba de estos.

En unos cinco minutos, entro en el aparcamiento de la estación de tren donde, con un poco de suerte, encontraría a una Sam esperándome. Pero la pregunta era la siguiente: ¿En qué entrada me estaba esperando?

Tras dar varias vueltas alrededor de la estación de tren, dejo el coche a un lado. Busco el número de teléfono de Sam y, en cuanto lo encuentro, la llamo. Tras varios "Bip", Sam me contesta al otro lado de la línea.

-¡Bella!- grita riendo.

-¿Donde estás?- no entiendo como se puede estar riendo. Me esperaba a una Sam nerviosa, no a una graciosa.

-¡He visto tu coche tres veces! Deja de dar vueltas porque ya no sé ni en que zona de la estación estoy.

Suelto una carcajada.- ¿Y no se te ocurrió llamarme en ningún momento? Pregunto amiga.

-¡Pensé que me verías!- ríe.- ¿En donde estás? Creo que te veo.

-Sinceramente, estoy en el primer sitio con algo de espacio que encontré para dejar el coche.

-Vale, si, eres tu. Nadie puede colocar el coche tan mal.

Cabrona...- pienso mientras busco con la mirada a una Sam caminando hacia el coche.

En cuanto veo a Sam con un bolso lleno de carpetas y una más grande de la que suele traer, salgo del vehículo.

-¡Hola, persona que no sabe llamar!- grito corriendo hacia ella.

Sam suelta una carcajada.- ¡Eres imbécil!

La abrazo, le doy un beso rápido y me echo a correr con su maleta hasta donde había dejado el coche.

-¡Qué llegamos con tiempo!

Tiro la maleta encima de los asientos de la parte trasera del coche y, en cuanto las dos estamos en el interior de este, salgo de la estación por la que tantas vueltas había dado.

***

Sujeto la puerta para que Sam sea la primera en entrar en la tienda de vestidos de novia. La chica que nos había atendido las anteriores veces, se acerca a nosotras y nos saluda.

-¿Qué tal chicas?- pregunta con su bonita sonrisa.- ¿Preparadas para probaros los vestidos?

-Creo que Bella tiene más ganas de probarse el de dama de honor que yo el de novia.- dice Sam.

Río.- Tonta.

Nada más subir las escalones que llevan a la planta de arriba, veo como su vestido y el mío están al lado, ambos colgados de la barra de cada respectivo probador.

-¡Qué ganas!- entro corriendo en el probador.

-Lo que yo te decía.- dice Sam a la dependienta.

Lo cierto es que Sam podría tener toda la razón. Estos momentos me emocionaban y, tras dejar que me lo dejasen con mis medidas definitivas, me moría de ganas por probarlo.

Los Que Se Pelean ¿Se Desean?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora