─Chapter; F I N E.

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𝐏𝐀𝐋𝐀𝐁𝐑𝐀𝐒 𝐐𝐔𝐄 𝐇𝐈𝐄𝐑𝐄𝐍.

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❝Y todos claramente escucharon
 cuando su corazón
 exploto en miles de pedazos.❞

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El dolor del brazo no se comparaba al dolor de mí corazón, sé que se escuchaba muy dramático, pero es de mí hermano de quién habló, aquel que me enseño todo lo que ahora se, aquel que sostenía mí mano cuando yo tenía cuatro años y el diez, aquel que en varías ocasiones me defendió de mí padre, un hombre leonino, infundado, caprichoso y lleno de ira en su interior, un hombre que su esposa e hijos le tenían miedo. Pero aquello jamás detuvo a Damon de defendernos a Stefan y a mí de él, de su constante abuso de golpes hacía nosotros, de sus maltratos y quejas sin razón o motivo. Giuseppe Salvatore era un padre que nunca debió merecer dicho título, en mil ochocientos sesenta y dos, cuando Damon estaba en la guerra y Stefan estaba trabajando para él, yo por accidente rompí un jarrón de la casa, jamás fue mí intensión hacerlo; pero dicha acción no paso por alto mí padre que con su gran mano me mando al suelo de una cachetada, después duramente me tomo del brazo y me hizo ponerme de rodillas, tomo su cinto y con él me dio sesenta cintarazos, sin parar. Mi espalda estaba hecha añicos; me dejo en el suelo miéntras me llenaba de sangre y llorando, poco rato después llego mí madre e intento curarme las heridas. Nunca lo logro del todo, puesto hasta el día de hoy tengo las marcas. Ayer en la noche, cuando Damon rompió mi brazo, me hizo recordar a mí padre y su forma injusta de darnos un castigo ejemplar.

Así que el día de hoy, no solo lloraba por mí brazo roto, que Elijah me curo con su sangre, lloraba por lo roto que se encontraba mi corazón, al ver que mí hermano mayor al que yo admiraba con tanto amor y cariño, había traicionado algo muy importante en mí. Mi lealtad y confianza.

Los toques en mí puerta interrumpieron totalmente mí dolor, me alce un poco y pude ver a Caroline con una pequeña sonrisa en su rostro, dicha que yo no pude devolver.

-Te he traído algo de comer-murmuró entrando.

-No quiero nada, puedes retirarte-dije volteado a ver la pared.

-Debes de comer algo, sino te enfermeras.

-He dicho que no quiero nada.

Solo escuche el suspiró de la rubia, para a continuación cerrar la puerta; y de nuevo más lagrimas salieron de mí rostro, junto a mís sollozos llenos de remordimiento y dramatismo. Pero aquello no impidió escuchar el abrir ferozmente mí puerta, al voltear me encontraba a Damon y Stefan con una bandeja de comida y un ceño fruncido en su rostro.

-Comerás-ordenó Damon.

-He dicho que no, y salgan inmediatamente de mí habitación.

-No morirás de hambre-dijo Stefan.

-Yo decidiré cuando será el momento oportuno para que yo quiera comer, por el momento y hasta que yo quiera, les repito que salgan de mí habitación. Y jamás vuelvan a entrar sin tocar-dije molesta.-Ahora-dije firme.

-No me iré de aquí hasta que comas-murmuró Damon molesto, a punto de perder la paciencia.

-Y yo he dicho que salgan de mí habitación, ahora-dije más firme y molesta.

-Es mi casa, y yo decido aquí las cosas-dijo Damon rompiendo el plato-¡bajaras a comer ahora mismo!-me gritó fuertemente.

-¡Maldición Damon, te he dicho que nunca quiero tu puta comida, sólo quiero estar sola!

Y con un gran saltó me baje de la cama y tome la puerta, haciendo el símbolo de que salieran de mí habitación, Stefan solo tenía su manos en su frente, intentando tener paciencia, pero la que no tenía paciencia era yo en estos momentos.

-Solo come algo Victoria-suplicó Stefan.

-No tengo hambre, ni ganas; gracias-dije calmada.

-¡Maldición!-gritó Damon y aventó la lámpara que estaba en mí mesa de noche.

Y mí paciencia se esfumo, y dónde estaba el tocador aventé todas las cosas y con lágrimas en los ojos salí de mí habitación, baje las escaleras ignorando los llamados de mis hermanos mayores, estaba molesta. Cuando logre bajar del todo encontré a Caroline y Elena, la última me vio con una ceja alzada, en tono de burla.

-¿Has dejado tus caprichos?-preguntó la morena.

-Que te den, hija de perra-le grité.

-Discúlpate-me dijo Damon que ahora se encontraba justo delante de mí-Discúlpate ahora mismo con Elena.

-No lo haré, y tu maldita disculpa puede besarme el trasero.

-Caroline, mejor vámonos-dijo Stefan harto-Mi hermana tiene bipolaridad a veces y tú no tienes que presenciar esto.

-Que te den a ti también Stefan-dije volteando a ver al cobarde de mí hermano, quién me ignoro y salió por la puerta con Caroline.

-Elena sube a la habitación, esto es entre mí hermana y yo-dijo Damon sin verme.

-Si lárgate, Katherine.

Y con las manos hechas puños, Elena se retiró sin decir ninguna palabra, y desapareció al subir las escaleras.

-¿Cuándo vas a madurar?-preguntó Damon.

-Déjate de estupideces Damon, creí que al volver yo estaría pasando momentos extraordinarios con mís hermanos.

-Creíste mal Victoria, ya no estamos en mil ochocientos sesenta, estamos en el dos mil diecisiete, yo me enamore, Stefan se enamoró, y ambos estábamos viviendo plenamente felices con nuestras prometidas.

-¿Estás diciéndome que estaban mejor sin mí?

-Sí, exactamente es lo que estoy diciendo, no te soporto Victoria, y solo llevas cinco días aquí y tu sola presencia la aborrezco por completo, eres inmadura, torpe y una total metiche.

-¡Esto hubiera sido diferente si no hubieras puesto a Elena delante de mí!

-Entiende que Elena, desde ahora, siempre estará delante de ti.

-¡Muérete!

-Yo en este momento estoy deseando con todas mís fuerzas que jamás hubieses nacido, ahora entiendo por qué padre te odiaba, eres una estúpida- y aquello terminó rompiendo mí alma.

-Estas palabras pueden estarme doliendo ahora a mí, pero te juro que después te dolerán más a ti.

-Lo dudo mucho, siempre fuiste y has sido un dolor de cabeza, cuando por fin te dieron un sueño eterno pude deshacerme de ti completamente. Maldigo el día que volviste.

-Púdrete Damon Salvatore.

-Espero que te mueras, espero que jamás regreses. No sé porque mí madre se empeñó en tener una hija, o solo porque mí padre no te caso con aquel idiota marinero de Nueva Inglaterra, te odio Victoria. Te odio por querer venir y acabar mí felicidad con Elena. Tú no eres mí hermana.

Y con aquello, mí corazón ya no aguantó tanto, salí rápidamente de la casa, y corrí, corrí tan lejos como fuera posible; hasta que llegue al bosque donde me tropecé con una roca, y caí raspando todas mís rodillas y haciendo cortes profundos. Lloraba sin parar, mí hermano...Damon, me había dicho cosas tan horribles que nunca nadie en mí vida me había dicho, que nunca pensé escuchar por parte de él, y luego estaba Stefan, él se fue dejándome sola, no le importo la pelea, no le importo nada. Tal vez ellos tenían razón, y yo solo vine a inferir en su felicidad.

En miles de formas sentí mi corazón romperse, quería morirme en ese mismo instante, no tenían ni una idea de cuánto me dolía el simple hecho de que mi hermano me odiara, que no soportara mi presencia, me dolía el hecho de que ahora me encontraba totalmente sola, no tenía a nadie, ni a donde ir, ni que hacer. Creo que estaba perdiendo mucha sangre, porque poco a poco sentí como mís ojos comenzaban a cerrarse, pero los brazos de alguien me tomaban de la cabeza y piernas y me cargaban.

-Ahora estás conmigo, mí niña....

Tʜᴇ Oᴛʜᴇʀ➝ᴛʜᴇ ᴏʀɪɢɪɴᴀʟs, ᴛʜᴇ ᴠᴀᴍᴘɪʀᴇ ᴅɪᴀʀɪᴇs.©|Where stories live. Discover now