Tʜᴇ Oᴛʜᴇʀ➝ᴛʜᴇ ᴏʀɪɢɪɴᴀʟs, ᴛʜᴇ ᴠᴀᴍᴘɪʀᴇ ᴅɪᴀʀɪᴇs.©|

─Chapter; F O R T Y.

𝐄𝐋 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐎 𝐍𝐈𝐊𝐋𝐀𝐔𝐒 𝐌𝐈𝐊𝐀𝐄𝐋𝐒𝐎𝐍.

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❝Tu regreso trajo frutos a mi felicidad,
y tristeza a mi corazón.❞

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𝕸𝖞𝖘𝖙𝖎𝖈 𝕱𝖆𝖑𝖑𝖘. 4:25 𝖆𝖒. 𝖀𝖓 𝖉𝖎́𝖆 𝖆𝖓𝖙𝖊𝖘.

Dijeron que algún día entenderíamos las mañas del destino, que encontraríamos razón a lo irrazonable y que el amor, al fin y al cabo, terminaría golpeando a nuestra puerta de manera inquietante e insistente, que cuando menos lo pensáramos ahí íbamos a estar como pequeños soldados listos para recibir órdenes y cumplirlas; que la vida es difícil y hermosa a la vez, que cuando no queremos algo, misteriosamente, sucede, y que cuando creemos estar listos para saber algún secreto, o alguna verdad; nos damos cuenta que no es así. Que cuando amamos, debes de hacerlo con cada fibra de nuestro ser, con cada latido de nuestro corazón y con cada pensamiento de nuestra mente; y que cuando nos rompieran el corazón, aprendiéramos a llevar un luto interno como si de fuego quemándose se tratara, que cuando un juramento se escribe, escrito se queda, que las palabras duelen más que los golpes. Y por último que un conocido se puede volver en un amigo en poco tiempo y que por lo contrario, un amigo en pocos minutos se puede volver en un completo desconocido ante nuestros ojos. En fin; en nuestra vida debemos golpearnos, caernos, tropezarnos....para aprender que las cosas no son fáciles, para aprender el porque nos levantamos día a día, para aprender que la vida es difícil, distinta, y que es por ello que debemos despertar con ferocidad y fogosidad, sabiendo bien, que mañana tal vez no despertemos.

Desde que volvimos de Italia, y viajamos a la estrella negra, todo está distinto respecto a Klaus, se encuentra más malicioso, más grosero, sarcástico y cada día que pasa sus ojos se vuelven más oscuros, como si su alma se hubiera ido. Desde entonces tengo insomnio, despierto a las dos de la mañana y ya no puedo dormir, como ahora. Me encontraba sentada en la sala leyendo un extraño libro que hablaba sobre la interpretación de los sueños; sin embargo aquello no me ayudaba en nada, solo hacía que las cosas en mi interior se complicaran y que mis sentimientos se rompieran.

Les
Entonces el me dio una sonrisa sarcástica, y me tomo fuertemente de las caderas golpeándome contra la pared a mis espaldas, y me comenzó a besar. Sus labios eran fríos y duros, intente quitarlo, pero aunque yo era vampira y un poco de bruja, el me ganaba en fuerza y destreza, entonces mordí fuertemente su labios, encajándole mi colmillo, que me soltó haciendo que mi cabeza golpeara contra el muro detrás de mí.

-Perra-dijo mientras se tocaba el labio.

-Te dije que me soltaras, y no entendiste.

-Cuidado Victoria, que sigues viviendo con los Mikaelson, no hagas que olvide que te quieren como si fueras de la familia.

-Vete al infierno.

-De ahí vengo.

Y con enojo me fui rápidamente de ahí, subiendo las escaleras hasta encerrarme en mi habitación; la molestia, la decepción me llenaban de sobremanera, por un momento creí que el Klaus que yo amaba, que conocí, que me enamoro, seguiría aquí cuando lo trajéramos de aquel oscuro y siniestro lugar, pero las personas ingenuas son estúpidas, y por cosas del destino yo estaba entre esas personas. Siempre me he considerado como las personas que no ocupan que las salven, que puedo hacerlo por mí misma la mayoría de las cosas, que si una persona no es de mis preferidas, o simplemente no la soporto, la aporto de mi para no tolerarla ni verla; pero claro que todo aquello ha cambiado, Kol y Elijah se la pasaban en otras cosas, Rebekah se había ido a vivir un tiempo indefinido a Italia, Finn a Rusia y al final Hayley y Hope habían vuelto a Nueva Orleans por la educación de la pequeña, y cada fin de semana venían a visitar. Cada Mikaelson comenzaba a tomar su propio rumbo, pero al fin y al cabo siempre volvían a estar unidos como la familia que son. Mis hermanos vivían en la casa Salvatore, como siempre, solos y tomando bourbon, viajando o haciendo sus cosas, porque Elena y Caroline junto a Bonnie y Enzo, se habían ido a vivir a Seattle con Jeremy, y Matt y Alaric se la pasaban entrenando para matar vampiros, lo cual no me gustaba en absoluto porque yo era uno de ellos. Pero bueno; al fin y al cabo todo tenemos nuestro propio destino.

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8:45 𝖕𝖒, 𝖚𝖓 𝖉𝖎́𝖆 𝖉𝖊𝖘𝖕𝖚𝖊́𝖘.

Estaba corriendo, corría con todas mis fuerzas hacia el bosque, donde hace poco Kol me había marcado diciéndome que Klaus estaba teniendo una fuerte pelea con mis hermanos por un problema del pasado, cuando me entere salí corriendo de la mansión Mikaelson, lo más rápido que mis piernas podían hacerlo, iba a velocidad vampírica, pero pareciese que un gran hechizo me impedía hacerlo más rápido; cuando por fin llegue, pude ver como Klaus estaba a punto de cortarle la cabeza a Stefan, entonces de un fuerte golpe lo empuje lejos de él.

-¿Qué mierda te sucede?-pregunte molesta, mirándolos.

-Sucede que aquí tu novio, quería matarnos por lo de Elena, lo cual ocurrió hace ya diez años.-explico Damon.

-Siempre cumplo mis amenazas, les dije que estarían muerto, y cumpliré-dijo Klaus retadoramente caminando hacia ellos.

-Aléjate-murmure molesta poniéndome frente de ellos.

-El problema no es contigo.

-Váyanse-les dije viendo a mis dos hermanos, con suplica en mis ojos-Por favor.

-No dejaremos que te haga algo...-comenzó a decir Stefan.

-Ahora-termine demandante, solo sentí como ambos se iban a velocidad vampírica de ahí.

-Detesto que te metas en mis peleas.

-Y yo detesto que quieras matar a mis hermanos.

-Te aseguro que los matare, y a ti te dejare en una maldita habitación, encerrada a mi merced-aquellas palabras taladraron mi cerebro, y una corriente de miedo me invadió por completo.

-Mi despertar a traído problemas a mis hermanos; pero ahora que te conozco me doy cuenta que tú eres su mayor problema.

-Es cierto amor, pero si sigues hablando de esa forma te mataré.

-Te aseguró, Niklaus Mikaelson, si llegas a matarme a ti te dolerá más que a mí. Te lo prometo.