Anastasia Steele, una adolescente de 16 años, verá cómo su vida da un giro inesperado. A causa de ello conocerá a alguien que pondrá su vida patas arriba y le hará ver que no todo es tan malo y que el dolor se puede superar si no estás solo.
Empecé a coger los vestidos. Empecé a meter los que más les gustaba a mi madre y los metí en la caja de "Conservar". Los que a mí no me gustan y que a ella tampoco le gustaban los metí en la otra caja. - No sé qué hacer con estos - ¿Por qué? - Mi madre no llegó a ponérselos - ¿Los compró ella? - Algunos sí, otros se los regaló mi padre - ¿Por qué no te los quedas? Puedes ponértelos tú - Sí, tal vez Al acabar con la ropa nos ponemos con las joyas. - ¿Esto lo conservarás todo, no? - Creo que sí. La gran mayoría de las joyas se las regaló mi padre y las otras son de familia. Ayúdame a meterlas en los joyeros y luego en la caja. Cuando esté en Seattle ya las miraré - Este es muy bonito
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- Con ese mi padre le propuso matrimonio a mi madre. Se lo ponía solo en ocasiones especiales. Decía que con todo el valor que tenía, tanto económico como sentimental, quería tenerlo a buen recaudo - Es muy bonito - Sí - Oye - Sí - ¿Qué les pasó a tus padres? - ¿A qué te refieres? A cómo... - Sí - ¿No te lo contaron? - No - Un conductor iba borracho e iba en dirección contraria. Mis padres no pudieron parar a tiempo y colisionaron - Lo siento. No debí preguntar - Tienes derecho a saberlo. Erais amigos Al acabar de meter las joyas las guardamos en las cajas y acabamos con la parte del armario de mi madre y después nos pusimos con la de mi padre. - Puedes quedarte la ropa que quieras de mi padre. Puedes elegir entre camisetas, camisas, trajes, corbatas, zapatos, abrigos... Lo que no quieras irá lo más probable a la caja de donaciones, otras cosas serán tiradas por temas de higiene por supuesto, pero prefiero que te quedes tú lo que quieras. Es algo que yo no podré ponerme - ¿Estás segura? - Es algo que te quedará mejor a ti que a mí. ¿Qué hora es? - le pregunto - Las 02:00 PM - Será mejor que haga el resto después. Tengo hambre - Está bien. Luego te sigo ayudando si quieres - De acuerdo Bajamos a la cocina y ahí estaban Sawyer y Taylor. - Sawyer, ¿ya has acabado de recoger tus cosas? - Sí - ¿Luego me podrías ayudar a bajar las cajas y maletas de mi habitación y de la de mis padres? - Claro - Gracias Acabamos de comer y todos subimos a mi habitación. - Es todo esto. Por ahora quiero que lo dejes en el salón. Las que son para donar las pones en la entrada Mientras Taylor, Sawyer y el señor Grey bajaban las cosas yo seguí con las cosas de mis padres. Cuando terminé, bajé a la planta baja. - Ya están todas las cosas abajo - dijo el señor Grey - Gracias - ¡Qué diferencia entre cómo estaba antes y cómo ha quedado después de quitar una gran cantidad de cosas! - Sí - ¿Queda algo más que te quieras llevar? - Creo que no. Daré una vuelta por toda la casa para ver - Muy bien Fui habitación por habitación viendo si quería llevarme algo. Cada vez que entraba a una los recuerdos me invadían. - Ya está - dije entrando en el salón - Entonces ya podemos irnos - Sí. ¿Cómo vamos a llevar todo? - Mañana pediré que vengan a buscar todo - ¿Podemos llevar ahora mis coches? - ¿Cómo? - Mis coches - ¿Tienes dos coches? - Claro. Están en la parte de atrás - No sabía que sabías conducir - Sé desde los 13. Fueron un regalo por mi decimosexto cumpleaños. Ven que te los enseño Fuimos a la parte de atrás de la casa y ahí estaban.
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- Este es uno
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- Y este el otro - Guau - ¿Verdad? - ¿Te los regalaron los dos cuando cumpliste 16? - Sí. El negro mi madre y el azul mi padre. Me los quiero llevar a Seattle - Sí, podemos llevarlos - Genial