Anastasia Steele, una adolescente de 16 años, verá cómo su vida da un giro inesperado. A causa de ello conocerá a alguien que pondrá su vida patas arriba y le hará ver que no todo es tan malo y que el dolor se puede superar si no estás solo.
Me encuentro en mi despacho pensando en lo que puedo hacer. Subo a la habitación de Ana, llamo a la puerta y como no contesta intento abrirla, pero descubro que está cerrada. - Ana. ¡Anastasia! - ¡¿Qué?! - ¡Abre! - ¡No! - Hablemos - No tengo nada de qué hablar contigo. Vete a tu empresa que por lo que veo es lo más importante Bufo. Creo que me costará más. Bajo y llamo a mi empresa. - Ross. Necesito que te encargues tú del problema, yo no puedo Después de estar más de 20 minutos convenciéndola, al final aceptó. Voy a la cocina y miro la hora. 12:45 PM. Subo a su habitación y llamo a la puerta. - ¡Vete! - ¿Me ayudas a preparar la comida? - Hazlo tú solo - Como quieras. No te puedo asegurar que vaya a saber bien Bajo y no sé qué hacer. Cojo el pollo que estaba en la nevera e intento hacer un pollo asado, pero fracaso estrepitosamente. Me despisto y empiezo a oler a quemado. - ¡Mierda! No no no Abro el horno y sale humo negro. Toso y saco el pollo. - Dios, no - ¿Qué ha pasado? Me doy la vuelta y la miro. Veo cómo se empieza a reír. - No te rías. No me hace ninguna gracia - Qué le has hecho al pollo. Lo has carbonizado - No me di cuenta. Nunca he cocinado y no se cómo se maneja el horno - Quita que ya preparo yo algo - ¿Y qué hago con el pollo? - Tirarlo, a no ser que lo quieras comer - No - Pues entonces, ya sabes Tiro el pollo y miro a Ana. - Mientras yo hago la comida tú limpia el horno - ¿Por qué yo? - Porque tú eres el que lo ha dejado así, así que, adelante, es todo tuyo
1 hora y 30 minutos después
- ¡Al fin! Me levanto del suelo y me giro. - Ya era hora. Pensé que nunca acabarías - Ha sido muy difícil limpiarlo - Ya lo veo. Anda, siéntate
1 hora después
- No puedo más. Estaba todo buenísimo - Me alegro - Ana - ¿Sí? - Siento mucho lo de antes - No importa, olvídalo - No. Sé que te hirió que decidiera ir cuando te prometí lo contrario - Ya está. Te perdono - ¿De verdad? - Sí - Vale, entonces toma Le entrego una caja grande de terciopelo. - ¿Qué es? - Ábrelo - Christian... - ¿Te gusta? - No Vaya. - Me encanta
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- Muchas gracias Se levanta y me abraza. Al instante me tenso y ella lo nota. - ¿Qué pasa? - Nada - ¿Te gustaron los tuyos? - Sí - Menos mal. Con todo lo que tienes me costó un poco encontrar algo que te pudiera gustar - Pues acertaste
