¿Qué me hizo cambiar?

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Christian PDV

- ¿Qué te hizo cambiar a los 18?
Algo que creo que jamás olvidaré, pero que no puedo decirle.

Flashback

Sigo siendo el mismo chico rebelde que era antes. Mis padres me ponen cada vez más castigos, pero eso no me hace cambiar.
Mis padres me echaron la típica charla donde me preguntaron si me había ocurrido algo que me hiciera comportarme así, y que si era así, porqué no les decía nada. Querían que me comunicara con ellos, que dejara de ser el chico rebelde que era.
Mi hermano intentó hablar conmigo, pero nunca le hacía caso.
Mi madre ya no aguantaba más mi rebeldía, así que me mandó a casa de su amiga Elena Lincoln para que la ayudara a hacer algunas cosas en el jardín. Yo me opuse desde un principio, pero ella no me dejó otra opción.
Mi madre me dijo que fuera con ropa cómoda ya que ayudaría a Elena a mover algunas cosas en el jardín y que me mancharía.
Me vestí con ropa cómoda; una camiseta de manga corta blanca y unos jeans azul oscuro. Me encaminé a la casa de la amiga de mi madre. Cuando llegué llamé al timbre.
La persona que me contestó era una mujer.
- ¿Quién es?
- Christian Grey. Hijo de Grace T. Grey. Venía a ayudar a la señora Lincoln
- Christian, querido. Adelante
Las puertas que daban a la casa se abrieron y lo primero que encontré al entrar fue un inmenso jardín que ocupaba gran parte de la explanada. Antes de llegar a la puerta de la casa esta se abrió, y detrás de ella apareció una mujer de unos 45 o 50 años, rubia y que me miraba fijamente.
- Christian, querido. Tu madre me dijo que vendrías
- Señora Lincoln
- Llámame Elena
- ¿En qué la puedo ayudar?
- En muchas cosas, querido, pero primero me ayudarás con el jardín.
Estuve en el jardín durante 3 horas trabajando, moviendo escombros que había en el suelo. La señora Lincoln no paraba de mirarme mientras hacía esto, parecía que me iba a comer. Era como un depredador que observaba a su presa antes de abalanzarse sobre ella para cazarla y comerla.
- Querido, tómate un descanso, ya has hecho bastante y lo has hecho muy bien. Siéntate conmigo y te traeré un poco de limonada
La señora Lincoln me trajo una limonada y se sentó al lado mío.
- ¿Y cómo te va? ¿Ya has pensado a qué universidad vas a ir?
- Todavía no lo tengo claro, estoy decidiendo
- Pronto empezarás, ¿no?
- Sí. En unos meses
Pasó una semana y yo seguía yendo a casa de la señora Lincoln para ayudarla a acabar de mover los escombros del jardín.
Un día, cuando me encaminaba a la casa de la señora Lincoln, me fijé en que llegaba tarde, no me había dado cuenta. Cuando llegué, la señora Lincoln me abrió la puerta y no se la veía muy contenta; al parecer estaba enfadada.
- ¿Dónde estabas?
- Me despisté
- Llegas tarde. No me gusta la impuntualidad. Tendré que hacerte recordar lo que sucede cuando me hacen enfadar
No recuerdo muy bien lo que pasó después de que me dijera eso. Lo que sí recuerdo fue cuando entré en su sala de juegos.
- Esta es mi sala de juegos. Aquí nos divertiremos mucho, y te mostraré un mundo que te ayudará a aprender a manejar el control. Confía en mí, disfrutarás, te gustará

Fin del flashback

- Nada importante. Simplemente me di cuenta que debía cambiar y dejar de disgustar a mis padres. Simplemente por eso
- ¿Fue fácil?
- Al principio no. Luego se convirtió en parte de mí. Algo de lo que no era capaz de alejarme y aún hoy sigo sin poder hacerlo

Mi tutor legalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora