Anastasia Steele, una adolescente de 16 años, verá cómo su vida da un giro inesperado. A causa de ello conocerá a alguien que pondrá su vida patas arriba y le hará ver que no todo es tan malo y que el dolor se puede superar si no estás solo.
Al fin. Hoy es mi cumpleaños y oficialmente tengo 18 años. Me hubiera gustado que mis padres estuvieran aquí, pero no puede ser. Kate me dijo que en unos días se mudarían. Esperaban acabar el instituto y mudarse a Seattle para ir a la universidad. Kate me dijo que tenían todo preparado. Ya habían encontrado un lugar perfecto para vivir. - ¡Felicidades! Recibí una vídeo-llamada de Kate, pero estaban todos los chicos con ella. - Chicos - La nena se nos hace mayor - Kate siempre tan exagerada - Qué, ¿cómo te sientes? - me pregunta Ethan - Igual que ayer - ¿Qué tienes pensado hacer hoy? - No sé la verdad. Tampoco puedo hacer mucho - ¡Anastasia! - Ese es Christian. ¡Voy! Bueno chicos, luego hablamos - Adiós. ¡Felicidades! ... - ¿Qué pasa? - Felicidades Anastasia Me ofrece una cajita. - ¿Para mí? - Claro. No siempre se cumplen 18 - Gracias - Ábrelo
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- Christian. Es precioso, gracias - Feliz cumpleaños, Anastasia - Gracias - Prepárate. Vamos a salir - ¿A dónde? - Es una sorpresa Y sí que fue una sorpresa. Me llevó a mi restaurante favorito a desayunar, después me llevó de compras (pagó él ya que no me dejó a mí porque decía que era mi cumpleaños), después fuimos al cine, y después del cine volvimos al Escala. Fue un gran cumpleaños, he de reconocer. No me esperaba todo eso de Christian. - Ya llegamos. Vamos Subimos en el ascensor en silencio. - Gracias por lo de hoy - No tienes porqué darlas. Aunque parezca un capullo, a veces puedo ser amable - A veces Me mira y puedo atisbar una sonrisa que se asoma. Las puertas del ascensor se abren y... - ¡Sorpresa!