Parte V

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No puedes saber el momento que morirás, pero es peor no saber lo que originó tu muerte. Ese era un misterio que aguardaba para la chica de cabello marrón.
Dereck, el novio de Amanda, le había dado un paseo a su madre y a ella. Él siempre luciendo como un patán, su chaqueta de cuero negra y la actitud no le favorecía nada pero Amanda lo quería. Sólo querer.
Luego de media hora de viajar con la incomodidad al limite, el motor del auto viejo de Dereck se apagó, estaban frente a una casa sacada del siglo pasado, por su construcción, era clásica, parecía un castillo. Amanda abrazó su propio cuerpo, una ola de aire helado la había golpeado poniéndole la piel de gallina.
– ¡Valla! – emitió su madre peinando el alborotado cabello rubio de si misma. Sophie llevaba una expresión de sorpresa y Amanda deseaba tanto que su madre se arrepintiera de vivir en ese lugar con aires tenebrosos.
– Esta casa es demasiado vieja para vivir allí, creo que no resistiría una visita.
El cabello castaño rojizo de Amanda sufrió un tirón, pareciera que la casa tenía vida propia y la había escuchado decir eso sobre ella. El camino para entrar a la casa estaba compuesto por un pequeño puente construido de rocas, la casa parecía en remodelación; algo vieja con toques nuevos respecto a su cambio de pintura.
– Blanco – Dijo Amanda sin dejar de observar la casa frente a ella. Tiene que ser una broma pensó Amanda.
– ¡La casa se refleja en el lago! – chilló Sophie, la madre de Amanda. Ella estaba alegre saltando de la felicidad.
Sophie caminó rápido siguiendo el pequeño puente de piedra, estaba ansiosa por conocer por dentro la casa. Solo eran unos pocos pasos para llegar a la puerta, la puerta tenía dibujos tallados de flores de distintos tipos sobre la madera de color negro. Un olor a flores se apreciaba en ese momento mientras ellas dos estaban paradas frente a esa puerta.
– Mamá, esta casa es horrible. ¿Quién construye una casa con aspecto de misterio sombrío? – inquirió enojada. Metió sus manos en los bolsillos por que estaban heladas. Era verano. Eso no estaba bien.
Sophie la ignoró al mismo tiempo que intentaba abrir la puerta. Un chirrido se escuchó al deslizarse la puerta, dentro estaba limpio y ordenado. El salón principal tenía solo flores en pequeños montones de diferentes tipos, la alfombra color tinto adornaba el centro del salón, sofás en las orillas para adornar.
– Debe ser una broma – dice Sophie decepcionada – No hay luz – aplastaba desesperada el interruptor que estaba a lado de la puerta. Ahora solo le faltaba que entrara un mayordomo para parecer una película de esas viejas.
De nuevo una caricia helada en la mejilla brindó la bienvenida a Amanda. Algo estaba esperándola desde hace tiempo. Y por fin la tenía de nuevo.

El Misterio De La Casa Del Lago. Where stories live. Discover now