Comprometida

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El día anterior fue como un sueño dentro de otro sueño. De ese que parecen haber despertado pero aún sientes que estás dentro de otro.

Prometí a Sebastian que hoy intentaríamos ir más allá de las cartas, leer más e investigar más. Pero con mis calificaciones por los suelos eso sería algo imposible, además sumándole la expulsión por una semana por daños a una compañera.
La golpee, no tan fuerte pero viendo todo, su madre tenía poder en el colegio ya que la mayor parte de la ayuda que recibía era de esa señora.

—¿Puedo ayudarte?

Cambié la pagina, leyendo entre saltos.
—Puede que, quizás tú viviste eso y me puedas dar detalles más exactos— bromeé.

No entendió mi chiste y negó.
—Viví en una época, no en todas— soltó jugando con mi pluma.

Se la quité de sus manos, ya había roto dos más y no quería que rompiera una tercera, el se defendió alegando "Sus plumas de colores me dan curiosidad"

—Odio historia.

Se acercó a mi sujetando mis manos —¿Puedes leer la siguiente carta para mí? —suplicó con una sonrisa tierna.

—¿Ahora?
Asintió. Me acerqué y le di un beso en la mejilla.—Debo meterme a duchar.

••••••

Sequé mi cabello con una toalla, no usaría más la secadora de cabello. Aquella cosa estropeó todo mi cabello.

—¿Sebastian?— lo llamé, no se encontraba en la habitación como de costumbre.

Lo llamé tres veces más hasta que a la cuarta apareció con un poco de brillo en su cara y manos, y me pregunté; Cuándo hace que las otras personas no lo miren, ¿las estrellitas moradas están suspendidas en el aire?

Reí.
Él lo notó y sonrió también.
—¿De qué te ríes?

Espanté con una mano restando importancia.
—¿Seguimos con las otras cartas?

Se sentó a mi lado apoyando su cabeza en mi hombro, esperando que leyera lo siguiente.

Deniss
Un hombre me ha dicho que debo dejar ir para seguir viviendo. Aunque esté con vida no será vida sin ti. Solo intento no morir.
Si me vieras ahora me dirías "No seas tonto y  vive" pero vivir ya no es para mí.
Siento el deseo de ir contigo, verte una vez más y no solo en mis sueños. Escuchar tu voz y no por el vago recuerdo que conserva mi mente.
Siempre te amaré. Sebastian.
Ayer visité a la persona que sabe dónde realmente estás.

S.

¿qué? Esto no encajaba con la carta pasada, siento que saltamos algunas más y reviso en la caja y solo quedan tres más. Vuelvo a mi escritorio sintiéndome decepcionada.

Raspo la pintura de mi uña color rosa pálido esperando algún comentario de Sebastian.
—Ella estaba viva— afirma Sebastian.

—Realmente ya no entiendo nada, estaba muerta ¿verdad? Dudo que estuviera viva pero allí dice que lo estaba— sujeto mi cabello y respiro fuerte.

—Eso parece.

Siento celos de ella. Quizás solo jugaba con él. Ella lo tenía vivo, podía hacer todo lo que quisiera con él, desde ir de la mano por la calle o presentarlo a papá y mamá.

—Se amaban mucho, al menos tú a ella— suelto recargandome en mi escritorio, bajando la cabeza triste.

Escuché pasos venir a mí, y sentí una mano tomar mi mejilla, una caricia me hace mirar arriba. Sebastian me mira tiernamente aún acariciando mi mejilla.

—La amaba, lo sé por las cartas. Pero no puedo recordar hacerlo— negó mirándome a los ojos, sin perderme, sin perdernos.

Quité algunas estrellas de su mejilla sonriendo triste. No podía amarlo, no podía amarme.
—Ahora sé algo.

—¿Qué cosa?

Sujetó mi cabeza atrayéndola a él, sus labios rosaban los míos como un jugueteo entre dos vidas.

—Te amo— sin decir más me besó. Sus manos encajaban donde se le extrañaba; en mis mejillas. Mis latidos hacían eco en mis oídos, las tormentas con relámpagos se apagaban mientras le daban paso al sol, al agua, a las rosas.

Entonces entendí que el amor tiene mil maneras para llamar.









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¡Oh dios! Muchas gracias por leer esto, ya faltan pocos capítulos para que esta historia concluya. ¡Gracias por leer y votar!❤

El Misterio De La Casa Del Lago. Where stories live. Discover now