Parte XIV

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— ¿Qué es lo que sueles hacer aquí? — Dereck emitió tratando de sonar tranquilo, ansiaba estar a solas con Amanda. Tenía pensamientos sucios vagando por su mente mientras la observaba con la falda negra escolar.

— Aveces leo un poco — dijo ella avergonzada pensando en las cartas de Sebastian, ¿Por qué Dereck nunca había escrito algo tan hermoso como Sebastian a Deniss? Dereck era la clase de chico que te atrae por su actitud de patán y cara bonita, pero nunca había escrito o hablado con Amanda sobre sus sentimientos. Él no sabía escucharla. Quizás es esa la razón por la cual Amanda pensaba más en Sebastian.

— De acuerdo, hoy haremos algo más divertido.
Dereck jaló a Amanda de la cintura y la sentó encima de él, cogió su cabello y la besó en el cuello. Algo lento, suave, dejando pequeños besos a lo largo de su cuello. Amanda echó su cabeza atrás y se dejó llevar. Él comenzó a mover las caderas de Amanda creando círculos encima de él, se sentía tan bien. Dos polos opuestos que parecían encontrar su lugar, su hogar. Al menos Dereck se sentía de esa forma, él no sabía amar o lo que era amor, aveces puede ser un poco patán pero sentía un fuerte lazo con Amanda, y si a eso le llaman amor, él la amaba.
Dereck acaparó los labios de Amanda, el deseo crecía. Desabrochó lentamente la camisa de ella, acariciando su piel mientras Amanda gemía su nombre.

Sebastian sonreía apenado tratando de no mirar la cama donde estaban Dereck y Amanda tratando de demostrar su amor.  Sacudió la cabeza pensando en lo ridículo que se veían, ella fingiendo amor y él fingiendo creer.

Amanda estaba debajo de Dereck, aún con ropa, sólo se veían ahora, tal vez arrepentidos. El amor no se puede forzar.
— ¿Me amas? — preguntó Dereck dejando a lado su actitud de patán. Miraba a Amanda ansioso. Quería su respuesta.

— Sí — Ella sonrió atrayendo la cara de Dereck y plantando un beso. Fingido.

Sebastian harto de mirar tantas mentiras empujó un libro interrumpiendo su discurso. Esa chica debería de dejar las mentiras.

El Misterio De La Casa Del Lago. Where stories live. Discover now