La Nueva Campista

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- ¡ANNABETH!

 Percy estaba como loco buscando a la hija de Atenea, había salido de la cabaña como un rayo, llevando a Miki de la mano. Había pasado en frente de las flechas de los hijos de Apolo, listas para ser lanzadas hacia las dianas, ganando maldiciones y amenazas. Luego había echo tropezar a unas cuantas hijas de Afrodita que caminaban hacia el lago, ganándose más amenazas y maldiciones, tanto en español como en francés. Y estuvo a punto de pisar uno de los juguetes de Leo si no hubiera sido porque giró bruscamente cuando vio a dos chicas sentadas en el muelle.

- ¿Qué pasa, Sesos de Alga? - dijo la que debía ser Annabeth poniéndose de pie y cruzándo los brazos - ¿Se volvieron a acabar tus dulces azules?

- ¡No! - exclamó Percy - Aún tengo una reserva...

- Entonces, ¿qué pasa? - preguntó ella irritada.

Miki observó a las chicas, Annabeth tenía un hermoso cabello rubio, su rostro era delicado, pero sus ojos grises reflejaban fuerza y parecían analizar todo en lo que su mirada se posaba. La otra chica, en cambio, tenía el cabello de color marrón y corto disparejamente, pero aún así le quedaba muy bien; Miki no supo describir el color de sus ojos, parecían cambiar de color, azul, verde, marrón... Ambas vestían la camiseta naranja brillante que había visto puesta en todos los demás campistas.

La hija de Poseidón se miró a sí misma... ¡Dioses! Estaba hecha un desastre, sus piernas estaban llenas de barro y rasguños por las caídas que se llevó escapando de la Quimera, sus zapatos Vans rojos habían sobrevivido lo peor, con una buena lavada se verían decentes de nuevo, su falda amarilla era ahora más marrón que amarilla, y su camisa estaba rasgada donde las garras de la Quimera la habían alcanzado. No quería ni imaginarse cómo se vería su rostro o su cabello.

Cuando Miki levantó la mirada se encontró con las dos chicas mirándola fijamente, seguramente Percy les había dicho ya quién era. La mirada de Annabeth era penetrante, sus ojos grises analizaban cada parte de ella, como si pudieran ver su ADN para comprobar que en verdad era hija de Poseidón. La otra chica sólo la observaba como tratándo de hacer que todo tuviera sentido.

- Es cierto - susurró Annabeth aún observando a Miki - ojos azul verdoso, cabello negro... - luego miró a Percy - aunque debe tener más cerebro que tú seguro...

- ¿Pero cómo? - preguntó la otra chica, también mirando a Percy.

Percy se encogió de hombros y sonrió burlonamente.

- ¿Quieres que te explique la teoría de la cigüeña?

Annabeth suspiró.

- No tienes remedio, ¿verdad Jackson? - Annabeth volteó a ver a Miki otra vez, quién debía de tener una aterrada expresión en el rostro porque Annabeth rió y dijo - Disculpa si te asusté, es muy raro que los Tres Grandes tengan un hijo, y mucho menos dos. Me llamo Annabeth, hija de Atenea.

- Y yo soy Piper - dijo la otra chica también sonriendo - hija de Afrodita.

Miki parpadeó un poco y le devolvió la sonrisa a ambas chicas.

- Miki.

- ¡MIKI! 

Todos voltearon para ver cómo Leo Valdez se acercaba corriendo como una bala. Y más atrás a Jason y Nico. ¿Otra vez cára de póker, Di Angelo? pensó Miki cuando lo vio, definitivamente tenía que hacer algo con ése chico

- Miki... - dijo Leo entre jadeos ya junto a la chica - Eres... eres... hija de... ¡Poseidón! - Leo levantó la cabeza y Miki pudo ver su gran y simpática sonrisa... le agradaba este chico - ¡Es genial! ¡Otra hija de los Tres Grandes! Pero oye - dijo él levantando el dedo índice como signo de advertencia - cuidado con tu agua y mi fuego.

Miki sintió como si sus ojos se abrieran más y más. Leo le guiñó un ojo, mientras Nico gruñía y los demás volteaban los ojos.

- ¿¡Puedes controlar el fuego!? ¡Eso es increíble! - exclamó ella dando brinquitos - Y... y yo, ¿puedo controlar el agua?

- Si yo puedo, no veo por qué tú no... - dijo Percy a sus espaldas.

- ¡Genial!

Luego el sonido de un cuerno sonó en la distancia.

- ¿Qué es eso? - preguntó Miki viendo cómo todos los campistas dejaban lo que sea que estuvieran haciendo y se dirigían a otro lugar.

- Hora de la cena - dijo Percy - y luego... - agregó sonriendo malévolamente - jugaremos Atrapa la Bandera.

Una Hermosa HistoriaWhere stories live. Discover now