La Misión. Parte 1

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- ¡Vamos Miki! ¡Arriba! ¡Nos toca un largo día!

Miki no quería levantarse, y menos cuando vio el reloj y vio que eran las 5 a.m.

- ¡Kara estás loca! - gritó Miki desde su cama - ¡Déjame dormir!

Kara siguió dándole golpes a la puerta, cada vez más fuerte.

- ¡Miki párate antes de que Karla nos destruya la cabaña!

La chica gruñó y se levantó de la cama con los ojos aún cerrados.

- ¡Ya me paré! - gritó la hacia la puerta - ¡Dioses! ¡Deja de golpear la puerta!

Miki salió momentos después lista para partir. Karla la esperaba afuera cruzada de brazos, la chica llevaba un par de blue jeans, una camisa negra que decía "Normal People Scare Me", su bolso lleno de parches y chapas en el suelo, unos lentes de sol y sus botas de combate. Y por supuesto, llevaba su daga en su cinturón y su lanza en mano.

Miki se había puesto unos shorts negros, una camisa blanca con el logo de su banda favorita estampado en flores, su bolso rosa y unas botas con estampados de flores. Llevaba el arco que le había regalado Leo en la mano y el carcaj de flechas dentro de su bolso. La daga que le hacía par a la de Kara en su cinturón, y por supuesto, el anillo de calavera en su mano derecha.

- ¿En serio? - le preguntó Kara levantando una ceja.

- ¿Qué? - preguntó Miki abriendo los ojos - ¡Toda mi ropa es así!

Karla volteó los ojos y se puso su bolso en la espalda y comenzó a caminar, Miki se rascó los ojos, bostezó y siguió a la rubia fuera del campamento.

-¿Cómo vamos a llegar a Coney Island?

- ¿Por qué crees que te levanté tan temprano? - le respondió Kara levantando la ceja.

Miki se detuvo en seco.

- ¿Metro?

- Metro - confirmó la chica asintiendo.

Miki gruñó pataleando y Kara sólo rió.

- Odio el metro.

- ¿Y cómo hacías en Japón?

- Iba en tren, que es diferente, no es bajo tierra; y usaba algo llamado bicicleta.

- No vamos a ir en bicicleta hasta Coney Island, olvídalo - dijo Kara antes de que Miki saliera con una idea loca. Y antes de que la pelinegra pudiera abrir de nuevo la boca dijo - vamos en metro, punto.

Miki gruñó una vez más y siguió a Karla fuera del Campamento.

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La luz era cegadora, Miki y Kara entrecerraron los ojos al salir de la estación de metro en Coney Island, el sol brillaba y el cielo estaba despejado en el parque de diversiones que estaba cerrado, era un caluroso día de verano y lo primero hicieron Miki y Karla, o mejor dicho lo primero que Miki obligó a Kara a hacer al llegar fue meterse a un café de Starbucks.

- El metro no fue tan malo, ¿o sí? - le preguntó Karla mientras entraban al negocio.

- Peor - dijo la chica lanzándole una mirada asesina - un té verde helado, por favor - le dijo a la empleada - ¿Quieres algo? - Kara negó con la cabeza y Miki pagó su bebida - Enserio Kara... ésa gente me estaba mirando extraño.

- ¿No será porque te pusiste a jugar con el agua de tu termo? - dijo Kara tomando asiento - me gustaría saber qué vieron los mortales...

- Yo sólo trataba de no verlos, me ponían los pelos de punta...

Karla soltó una carcajada.

- Si dos vagabundos en el metro te daban miedo, no me quiero imaginar tu reacción ante las gorgonas.

Miki volteó los ojos.

- ¿Qué se supone que haremos ahora? - preguntó ella.

- Esperar por Nico y planear lo que vamos a hacer cuando sepamos dónde estan las hermanas.

Justo en ése instante Nico di Angelo abrió la puerta del café y fue directo hacia las chicas con sus manos en los bolsillos de su chaqueta de aviador. 

- ¡Nico! - exclamó Kara - Estábamos justo esperándote.

- Hola Karla - saludó el chico tomando asiento entre las chicas - Miki...

- Hola Nico - susurró ella, y luego siguió bebiendo de su té.

- Muy bieeeen... - dijo Kara incómoda - ¿Por qué no hablamos de lo que vamos a hacer cuando nos encontremos frente a las gorgonas y al monstruo?

- Bueno, - respondió Nico acomodándose en el asiento - obviamente Miki va a ser quien enfrente a las gorgonas, pero no puede hacerlo sola... Kara, ¿te crees capaz de luchar con los ojos cerrados?

La chica apartó un mechón rubio de su rostro mientras soltaba un bufido.

- Con una sóla mano si tu quieres...

- Éso quiere decir que tú te encargarás del monstruo... ¿Cierto Nico? - susurró Miki y el chico asintió.

- No te preocupes... - le dijo Nico - hay muchas almas que querrán vengarse de la bestia, muchas de ellas semidioses - luego el chico sonrió un poco - y no, ésta vez no los voy a convocar con Cajitas Felices...

Miki soltó una carcajada y Nico se le unió, Kara los miraba como dos bichos raros, pero luego sonrió al verlos juntos y riendo nuevamente.

- Ahora yo tengo una pregunta, - dijo la rubia - ¿cómo te vas a encargar del monstruo, si está bajo el agua?

- Buena pregunta - dijo Nico frunciendo el ceño.

- ¿Quieres la respuesta? - preguntó Kara con aires de suficiencia - Hay dos opciones; la primera, que el monstruo esté bajo el control de las gorgonas, y que al asesinarlas, calmemos al monstruo. O dos, lo mantienes ocupado mientras Miki y yo vencemos a las hermanas y luego ella se encarga de la bestia.

- Cualquiera de las dos opciones es viable... - dijo Miki asintiendo - ¿Crees que podrás aguantarlo lo suficiente? - le preguntó luego al hijo de Hades.

- Todo lo que necesites, - respondió él - haré todo lo que pueda.

- Soy una genio - dijo Kara sonriéndo - lo sé, no me lo agradezcan.

Los chicos rieron nuevamente cuando la gente fuera del café comenzó a correr y gritar desesperados.

- Es nuestra señal... - dijo Nico.

Miki y Kara asintieron y los tres semidioses salieron corriendo del Starbucks listos para enfrentar su misión.

Una Hermosa HistoriaWhere stories live. Discover now