La Profecía

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Al día siguiente Miki fue a practicar tiro con arco junto a Maya, y luego decidió practicar el control sobre el agua, la chica se paró en el borde del muelle y comenzó a mover el agua en remolinos y olas, la elevaba y la lanzaba hacia los lados, Miki sonrió para si misma.

- Hey, hey, cuidado con eso, ya te lo dije.

Miki giró y vio a Leo parado unos metros tras ella.

- ¿Te molesta el agua? – preguntó ella con una sonrisa burlona.

- Me molesta que me la eches encima.

Los chicos rieron y Leo se acercó a Miki, tendiéndole la mano. La chica subió una ceja.

- Ven conmigo, quiero mostrarte algo.

Ella asintió sonriendo y tomó la mano de Leo, quien la guio hasta el bosque, deteniéndose frente a una gran pared de piedra caliza, a la que Leo, recibiendo una mirada extrañada de Miki, le lanzó una bola de fuego, y de repente comenzó a aparecer una gran puerta roja, que se abrió con un estruendo. La chica quedó boquiabierta y Leo la dejó pasar primero.

- Bienvenida al Búnker 9- dijo Leo sonriendo y señalando el enorme taller que se escondía tras la gran pared de piedra - Pero esto no era exactamente los que quería enseñarte, sígueme.

Los chicos llegaron frente a un gran mesón lleno de materiales, y Leo tomó algo envuelto en tela y se lo tendió a Miki. La chica lo miró de reojo y levantó la ceja sonriendo.

- ¿Qué es esto, Valdez?

- Sólo ábrelo – respondió él emocionado.

Miki lo hizo y descubrió en el interior de las telas un hermoso arco de bronce celestial, con un carcaj de cuero lleno de brillantes flechas con punta de bronce. La chica miró a Leo impactada por el regalo.

- Y eso no es todo – dijo el chico abriendo otra parte del carcaj, descubriendo aún más flechas, pero tenían algo distinto en la punta – Tienen fuego griego – dijo él sonriendo – Explotan al darle al blanco.

- ¡No lo puedo creer! – exclamó Miki riendo – Me siento tan Katniss en este momento – Leo la miró ladeando la cabeza y ella frunció el ceño- ¿Enserio? ¿Los Juegos del Hambre? ¿Katniss, la chica en llamas? – Leo negó con la cabeza y Miki suspiró.

- Aunque me agrada que esté en llamas – dijo él sonriendo – ¿no sabes si quiere un compañero?.

Miki soltó una carcajada y dejó el regalo sobre el mesón para darle un abrazo a su amigo, quién se lo devolvió con fuerza.

- Muchísimas gracias Leo.

- No es nada – dijo él haciendo un gesto con su mano – Además, ganaste la apuesta, tenía que hacerlo.

Miki frunció el ceño confundida, pero luego se dio cuenta que Leo hablaba de Nico y la sonrisa se borró de su rostro.

- ¿Cómo te sientes? – le preguntó el chico.

- No quiero llorar más – susurró ella.

- Y no tienes por qué, sabes que siempre me tendrás aquí para subirte los ánimos – Miki sonrió y Leo también – a mí, a Percy, a Kara, a Maya… Miki no sabes cómo cambiaste al campamento, no sólo a Nico; todos estamos más tranquilos, felices, los Stoll volvieron a sus bromas, es… diferente.

Miki rió y abrazó una vez más a Leo, se dio cuenta de lo mucho que odiaba estar sola y cerrada al mundo, y de lo feliz que la hacía tener amigos como él.

- Vamos, ya casi es hora de cenar – dijo él apartándose y Miki asintió, envolvió su arco y flechas en la tela nuevamente y ambos se dirigieron de vuelta al campamento.

Una Hermosa HistoriaWhere stories live. Discover now