Consejos

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Los tres semidioses salieron del lago exhaustos, los chicos caminaban por el muelle arrastrando los pies. Y la primer en llegar a un banco y desplomarse en él fue Miki.

-Siendo sincera – dijo la chica con un hilo de voz – fue divertido.

Los chicos sonrieron débilmente.

-Ahora sí me provoca un café helado en Starbucks – dijo Kara riendo.

- Te apoyo – respondió Miki levantando la mano.

Las chicas rieron.

-Pero hablo en serio – dijo Karla poniéndose de pie – ¿Té verde?

Miki negó con la cabeza.

-Chocolate – dijo ella sonriendo.

-¿Nico? – preguntó la rubia antes de irse, el chico sacudió la cabeza – ya vuelvo entonces.

Cuando ya Kara había desaparecido tras la puerta del Starbucks Nico se giró hacia Miki.

-¿Cómo te sientes?

-¿De qué…? Oh… - respondió la chica dándose cuenta de lo que Nico estaba preguntando – hablas del golpe, no te preocupes – dijo ella sonriendo – ni siquiera me duele la cabeza.

-Perdiste la conciencia, debiste haberte dado un fuerte golpe…

-He pasado por dolores peores – susurró ella.

-Miki, de verdad lo siento… - dijo Nico suspirando y acercándose a la chica – es que, quizá no lo entiendas, pero hay algo… siempre lo hubo, que no me deja quedarme en el campamento.

-¿Es por Percy? – preguntó ella, haciendo que Nico abriera los ojos como platos y la mirara impactado, pero la chica observaba el suelo, su cabello caía sobre su cara – vi tu reacción ante él desde el primer día…

-Miki…

-No quise aceptarlo, trataba de convencerme a mí misma que lo que había visto era mentira – la chica sintió cómo sus ojos se llenaban de lágrimas – me ilusioné y me lastimé yo sola…

Nico la observaba mientras lloraba en silencio, las lágrimas de Miki caían por sus mejillas como gotas de lluvia y el hijo de Hades no sabía qué hacer.

-Miki, por favor – susurró el chico sentándose más cerca de ella – ya lo de Percy está superado, es más, no creo siquiera que podamos llamarlo enamoramiento…

-¿Has hablado con él?

-No – bufó Nico – y no pienso hacerlo, ya no significa nada…

-Deberías hacerlo, - dijo la chica secándose las lágrimas – deberías explicarle por qué nunca te quedas, a todos les preocupa… Pero a Percy más que a nadie, eres como su primo Nico – la chica lo miró, sus ojos azules transmitiendo todo lo que no podía decir – es lo menos que puedes hacer.

- No lo sé Miki, no es fácil.

La chica soltó un bufido.

-Lo sé… sé lo difícil que es hablar de tus sentimientos… pero siempre puedes hablar con la persona a la que le tengas más confianza…

Nico dudó, no sabía si era el mejor momento para contarle a Miki lo que pensaba, el chico comenzaba a entrar en pánico.

Nico se puso de pie.

-Me tengo que ir.

Miki lo miró adolorida.

-¿Enserio? – susurró la chica – Nico, por favor deja de huir, no sólo nos hieres a nosotros, a la larga tú también sales lastimado.

Una Hermosa HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora