Un Duro Entrenamiento

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Miki jadeaba, ya no aguantaba más... Y no había entrenado ni diez minutos.

-¿Qué pasa hermanita? ¿Cansada tan rápido?

Percy, en cambio, estaba fresco como una lechuga. Claro, no era él quien recibía todos los golpes.

- La espada... - dijo ella costándole respirar - es muy pesada, no puedo...

- Entonces, te enseñaré combate cuerpo a cuerpo.

Dijo Percy poniéndole la tapa a Contracorriente, a Miki le había dado un ataque de risa cuando Percy sacó el bolígrafo de su bolsillo, pero la sonrisa se borró inmediatamente de su cara cuando él destapó el bolígrafo y éste se transformó en una brillante espada de bronce celestial.

- ¿Estás seguro de esto Percy? No me parece buena idea...

- ¡Por supuesto que sí! Vamos prepárate.

Esto no le daba muy buena espina a Miki, había visto a Percy peleando antes contra Annabeth, y aunque lo hiciera muy bien, ella sabía que lo iba a lastimar.

- ¿Lista? - preguntó Percy preparándose.

- Si, pero creo que tu...

Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, Percy se lanzó hacia ella, listo para derribarla. Miki suspiró, no quería hacerle daño, pero...

-¡Uf!

Miki pateó a su hermano en todo el pecho; la cara de sorpresa de Percy no tenía precio, no era para menos, tal vez a Miki se le había olvidado mencionar que estuvo en clases de karate desde muy pequeña y sabía defenderse muy bien... Opps.

Entonces ella se lanzó hacia él, y después de unos cuantos golpes, Percy estaba en el suelo.

- Debí verlo venir - dijo él sobre su espalda - ¿Karate?

- Cinta negra - dijo ella encogiéndose de hombros.

- De ahora en adelante peleas con Jason. - respondió Percy poniéndose de pie.

- Y estoy segura que se te va a olvidar mencionarle que sé pelear - Miki se cruzó de brazos y le lanzó a su hermano una sonrisa malévola.

- Tú me conoces... - dijo Percy también sonriendo - me gustaría ver al gran hijo de Júpiter ser derrotado por una chica.

Ambos rieron y luego Percy insistió en seguir entrenando con la espada. Miki se hizo una promesa ese día: jamás usaría una espada a menos que fuera totalmente necesario, tenía que encontrar otra arma.

Los hijos de Poseidón practicaron hasta que cayó la noche y al final Miki aprendió muy poco, no podía sostener la espada por más de cinco minutos, y cuando por fin lo lograba venía Percy y la desarmaba.

- ¿Qué tal si comenzamos con las clases sobre control del agua? - Preguntó Miki acostada boca arriba con los brazos extendidos, podía sentir los moretones por todo su cuerpo.

- ¿Qué tal si ahora te enseño yo?

Percy y Miki se incorporaron, Jason caminaba hacia ellos con su espada en mano, sus pasos largos y estilizados, y una sonrisa de suficiencia en su rostro.

- De hecho, - dijo Percy poniéndose de pie de un salto - estaba a punto de enseñarle a mi hermanita combate cuerpo a cuerpo, ¿por qué no lo haces tú?

- No hay problema... Pero, ¿estás seguro? - dijo Jason mirando a Miki, como si estuviera analizando cuántos golpes resistiría la chica - No quiero hacerle daño...

Percy puso su brazo sobre el hombro del otro chico.

- Oh, no te preocupes por ella... - dijo sonriendo.

Jason le hecho otro vistazo a Miki y se encogió de hombros. Luego lanzó su espada al aire y cuando la volvió a tomar tenía la forma de una moneda de oro.

Miki resopló.

- Un bolígrafo... una moneda... ¿En qué se va a convertir mi arma? B¿rillo labial?

- ¿Estas lista Miki? - preguntó Jason preparándose.

Ella asintió.

- Muy bien, voy despacio prime...

- ¡Ha!

Miki se lanzó hacia él golpeando y pateando, el ataque tomó a Jason desprevenido pero tomó el hilo rápidamente, paró una patada de la chica sujetando su pie izquierdo, pero Miki dio la vuelta y apoyando las manos en el piso lanzó su pierna derecha hacia arriba golpeando a Jason y liberando su pie.

- ¡Me rindo! - gritó Jason cubriendo su cabeza - ¡Me rindo!

Percy soltó una carcajada.

- ¿Qué pasa Grace? ¿No quieres moretones en tu rostro perfecto?

Miki también rió.

- Lo siento Jason, pero Percy me ofreció una de sus galletas azules y he tenido ganas de comer una desde que me enteré de su existencia.

Jason sacudió el polvo de su ropa y se cruzó de brazos.

- Pues más les vale que me den galletas a mí también... El saco de boxeo merece un premio de consuelo.

Percy y Miki soltaron otra carcajada, pero esta vez la chica cayó de rodillas al suelo, se sentía muy débil.

- Miki! ¿Estás bien? ¿Qué pasó? - Percy se arrodilló junto a su hermana buscando cualquier herida que pudo haber causado su caída.

Jason también se agachó observándola.

- Su costado...

Miki vio hacia abajo, y vio que Jason tenía razón, había un corte en el costado de su abdomen, y estaba perdiendo mucha sangre.

- ¿Cómo pasó esto? - Miki estaba aterrorizada.

- Debí haberte cortado con mi espada cuando te caíste... - dijo Percy tomándola en sus brazos y levantando su cuerpo del suelo. - Vamos a la enfermería, no te preocupes, vas a estar bien.

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Miki no recordaba en qué momento del trayecto se había desmayado, ahora sólo estaba consciente de que había llegado a la enfermería y de su abdomen vendado.

- Vaya corte, ¿no crees?

Annabeth estaba sentada al pie de la cama, tenía aspecto de haber entrenado, su cabello estaba recogido en una cola y su rostro y ropa estaban llenos de tierra.

- No sé cómo no pude darme cuenta antes - Miki soltó un pequeña risa - Y pensar que peleé con Jason con ése corte...

- La adrenalina tiene esos efectos... - Annabeth se movió para estar más cerca de Miki - no te preocupes, me ha pasado muchas veces cuando peleo con monstruos - Luego se puso de pie y tomó un vaso que estaba sobre la mesa junto a la cama - ¿Quieres algo de néctar?

- ¿Néctar?

- Es como un jarabe para semidioses - Miki puso una cara, no le gustaba para nada el sabor del jarabe y Annabeth soltó una risa - Tranquila, lo mejor del néctar es que a todas las personas les sabe distinto, porque sabe a tu sabor favorito.

Miki tomó el vaso que la chica le estaba tendiendo y probó un pequeño sorbo. Sabía a malteada de chocolate, la hija de Poseidón puso los ojos como platos y bebió todo el vaso. Annabeth soltó otra risa.

- ¿Ves? Te dije que te iba a gustar.

- Annabeth, - la chica volteó a verla con sus ojos grises - gracias...

La hija de Atenea sonrió.

- No hay de qué - entonces se puso de pie y comenzó a caminar hacia la puerta - Descansa, mañana entrenarás conmigo - cuando dijo eso Miki se incorporó de golpe y Annabeth volteó a verla una vez más antes de irse para guiñarle el ojo - Tranquila, nada de espadas.

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N/A: Así que, aquí está, como lo prometí! Me tardé un poquito porque quise hacer este capítulo más largo.

Comenten qué opinan, qué les pareció la escena de Miki con Annabeth?

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