Un Arma para Miki

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- ¡NO PUEDO!

Miki tiró el arco y la flecha frustrada, no podía ni agarrar bien el arma, mucho menos disparar.

- ¡Pero Miki escúchame e intentalo otra vez!

Maya tenía bastante paciencia, ya Karla había tirado la toalla hace rato y observava a las chicas apoyada en un árbol mientras Maya trataba de enseñarle a una predispuesta Miki cómo disparar.

- ¿¡Qué parte de no tengo puntería no entiendes!? ¡Soy hija de Poseidón no de Apolo!

La chica se cruzó de brazos y resopló irritada, Miki no estaba tan enfadada por no saber disparar, sino porque no sabía cómo utilizar ningún arma que había probado y se estaba quedando sin opciones, no quería que llegara el momento de pelear y no tuviera con qué.

- Miki yo sé que tú puedes... sólo tienes que confiar en tí - dijo Maya acercándose a la chica.

- ¡Por favor Maya! - dijo Kara desde el árbol - La chica es más terca que su propio padre.

- ¡Vuelvelo a intentar! - insistió la hija de Iris.

Miki resopló y asintió, se dirigió una vez más frente a la diana y volvió a intentarlo, ésta vez la flecha no se movió, pero cuando la chica la dejó ir se clavó en el tronco del árbol, justo sobre la cabeza de Karla.

- Muy bien... - dijo la chica observando la flecha sobre ella - sé de gente que quiere que cierre la boca muy seguido, pero nadie nunca me ha disparado.

- ¡Lo siento, lo siento, lo siento! - Miki salió corriendo a abrazar a Karla, quien la apartó de un empujón - juro que no fue mi intención, ¡la flecha sólo voló hacia tí! ¡Ugh! ¡Esto es inútil! ¡Nada me sale! 

Miki volvió a tirar el arco al suelo y se sentó de brazos cruzados, no queriendo hablar más. Karla y Maya intercambiaron miradas preocupadas, Maya abrió la boca, pero la hija de Atenea fue la primera en acercarse a la japonesa y pararse en frente de ella.

- Miki, te comportas como tonta.

- Bueno gracias, ése comentario me da tantos ánimos...

Karla supiró y puso las manos en su cintura.

- Escucha niña sirena, sé que es difícil, pero todos pasamos por ésto, exceptuando quizá a los hijos de Apolo, pero ése no es el punto...

Miki perdió la concentración cuando vió por debajo de la franela de Kara un destello, la chica extendió el brazo, lo que hizo que la rubia dejara de hablar y bajara la vista a su cinturón.

- ¿Qué es éso? - preguntó Miki mirando a su amiga.

Kara sonrió llevando su mano a su cinturón, la chica sacó una daga hecha de bronce celestial y le tendió el arma a Miki aún sonriendo.

- ¿Quieres intentar?

La chica sacudió la cabeza con fuerza y apartó la mano que le tendía Karla, pero la rubia sólo siguió insistiendo, blandiendo la daga frente al rostro de Miki.

- Vamos... inténtalo.

- No.

Karla suspiró y dejó caer la daga sobre las piernas de Miki, la chica lo tomó y le lanzó a su amiga una mirada mortífera.

- ¡Dale! Intenta lanzarla a la diana.

- ¡Dije que no!

Miki enfurecida lanzó el arma y la lanzó hacia un lado con todas sus fuerzas, para que la daga estuviera lo más lejos posible de ella.

- ¡Basta! ¡No quiero entrenar más! ¡Soy inútil con cualquier arma!

- Yo no sacaría conclusiones tan rápidamente si fuera tu...

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