La Misión. Parte 3

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"Miki..."

La chica seguía inconsciente , flotando sin deriva en el agua.

"Miki, hija"

La semidiosa reaccionó y parpadeó un poco antes de entrecerrar los ojos.

- ¿Uhh..? ¿Pa... Papá?

"Ve hija, aún te queda vida por delante, ve y pelea, hazme sentir orgulloso"

Miki, un poco más atenta, se enderezó y comenzó a ver a todos lados, buscándola fuente del sonido.

- Pero... ¿Dónde estás?

"Contigo, y con Percy, aunque no lo sientan, aunque no lo crean, siempre estoy con ustedes"

La chica se dio la vuelta y vio a Poseidón, un hombre grande, de cabello negro y ojos como el mar, su padre le tomó la mano y la llevó con él. Miki volvió a perder la consciencia.

- Miki ¡Miki despierta!

La chica abrió los ojos para ver el rostro de Nico Di Angelo sobre ella, quién se apartó cuando Miki se reincorporó.

- ¿Qué pasó? - dijo llevándose una mano a la cabeza - ¿Cómo llegué aquí?

- Se lo puedes agradecer a los muertos... ¿Estás bien?

- Mejor que antes... Me di un golpe en la cabeza.

- ¿Qué sucedió?

- Las gorgonas - bufó Miki - ésas brujas me tiraron de la colina cuando Kara llegó a...

Miki y Nico se vieron el uno al otro con los ojos abiertos como platos.

- ¡KARA!

Las gorgonas rieron gustosas luego de soltar a la hija de Poseidón por el borde de la colina y se dirigieron velozmente a su próxima víctima.

- Pero qué sorpresa... - rió una - si no es nada más y nada menos que la hija de nuestra estimada amiga Atenea...

Kara soltó una amarga carcajada.

- ¿Acaso me ves cara de tonta? - dijo ella - Me sé de principio a fin su historia con mi madre.

- Al contrario querida... - dijo la otra gorgona - veo en ti una expresión de miedo – esto último lo susurró al oído de la chica, haciendo que se estremeciera y, realizando un movimiento rápido con su lanza, logró darle al brazo de la mujer, quien siseó molesta – niña estúpida.

Kara estaba en el suelo en un respiro, su mano buscaba desesperadamente su lanza, pero las gorgonas la habían lanzado ya muy lejos.

- ¿Cómo te atreves? – siseó una de las hermanas – creí haber escuchado que sabías contra quienes estabas peleando.

- Lo sé perfectamente  - respondió Kara amargamente – brujas…

La gorgona la cacheteó.

- ¡Semidiosa insolente!

- ¡Igual a su madre! – exclamó la otra.

- De tal palo tal astilla, ¿no? – respondió Karla osadamente mientras trataba de alcanzar su daga en su cinturón, pero las gorgonas la tenían agarrada firmemente.

-Ahora no sé si eres valiente o estúpida – dijo una.

- Ay Euríale, ¿cómo reaccionará Atenea si le enviamos a su querida hija convertida en piedra?

- Oh Esteno, pagaría por ver eso…  ¿crees que la use para decorar el Monte Olimpo?

Kara sabía que terminaría así, con las gorgonas queriendo petrificarla, pero le había prometido a Miki, a su madre y a sí misma que no abriría los ojos, no moriría petrificada.

Una Hermosa HistoriaWhere stories live. Discover now