¿Y Vivieron Felices para Siempre?

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Las chicas llegaron exhaustas al campamento luego de dos días; alcanzaron el árbol de Thalia arrastrando los pies, y cuando cruzaron la barrera protectora se desplomaron ahí mismo, sobre las largas raíces que no ocupaba el dragón enrollado en el tronco que cuidaba el Vellocino de Oro.

-Necesito un baño… - gruñó Miki débilmente.

-Quiero dormir – se quejó Kara.                                 

-Creo que dormiste suficiente… gracias a ti casi llegamos a Canadá en tren.

Las chicas tomaron turnos para dormir y Kara se quedó dormida cuando no le tocaba, haciendo que las chicas llegaran hasta Sleepy Hollow sin darse cuenta, donde se encontraron con unos cuantos monstruos, por eso les tomó tanto volver a Long Island.

-Agradece que vinimos en tren y no en metro, chillona…

Miki estiró los brazos y soltó un bostezo.

-No quiero caminar hasta mi cabaña…

La rubia soltó un bufido.

-Pues anda a ver cómo llegas porque yo no te voy a llevar. Además, estoy bastante cómoda aquí, creo que me voy a quedar un rato más.

-Kara – susurró Miki abriendo los ojos como platos – Estamos acostadas sobre las raíces del árbol.

-¿Y…?

-Las raíces que crecieron del cuerpo de Thalia.

Las chicas se pusieron de pie de un brinco.

-Se me quitó el sueño – dijo Karla.

- Y a mí la flojera.

-¡Miki! ¡Kara! – gritó Leo asustando a las chicas – ¿enserio volvieron tan pronto? ¿A qué se enfrentaron, un cangrejo?

Las semidiosas rieron.

-Un Kracken, Leo – dijo Miki.

-¿Enserio? – dijo el chico abriendo los ojos como platos – ¡Increíble! ¡Cuéntenmelo todo!

-Ahora no Valdez – suspiró Karla – estamos demasiado cansadas.

-Vamos de vuelta a las cabañas, entonces.

-No… - gruñó Miki doblándose y dejando caer sus brazos.

Kara volteó los ojos golpeándola en el brazo.

-Vamos Kinomoto, no seas floja y camina lo que falta.

La chica volvió a gruñir mientras se balanceaba.

-Yo te llevo – dijo Leo y Miki se incorporó inmediatamente.

-¡Si! Gracias Leo.

-Floja – le dijo Kara volteando los ojos y sonriendo, Miki le sacó la lengua y subió a la espalda del hijo de Hefesto.

Los chicos bajaron al campamento hablando y riendo.

-¡Percy! – gritó Miki sacudiendo la mano al ver a su hermano.

El chico se acercó trotando junto a Annabeth y Jason con una sonrisa en su rostro.

-Hola pequeña, sobreviviste.

-Lástima – dijo Jason – quería tu cama, la iba a mover a mi cabaña.

Miki estiró un brazo para golpear a Jason en el hombro, ambos rieron.

-¿Cómo les fue? – preguntó Annabeth.

-Bueno, estamos vivas y completas – respondió Kara encogiéndose de hombros – supongo que no fue tan malo.

Una Hermosa HistoriaWhere stories live. Discover now