Fuertes Sentimientos

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- ¡Vamos Miki! ¡Tienes que entrenar!

Miki se sentaba nuevamente en el muelle, cosa que se había hecho costumbre desde la partida de Nico Di Angelo.

Había pasado menos de una semana desde que el hijo de Hades abandonó el campamento de nuevo, y Miki estaba destrozada, la chica no entrenaba, no hablaba con nadie, y comía solamente porque Percy la obligaba.

Maya comenzó a hablarle desde que la vio sola en el muelle, buscándole conversación e intentando animarla un poco, pero la hija de Poseidón no hacía más que responder breve y seco, nadie había logrado sacarle ni el rastro de una sonrisa, ni siquiera Leo Valdez. Pero Maya no era una semidiosa que se dejara vencer fácilmente.

- ¡Miki! ¿Me estás escuchando? - Maya sacudía a la otra chica por los hombros para que le prestara atención - No puedes sólo sentarte aquí todo el día y no hablar con nadie!

- ¿Quién lo dice? - respondió Miki sin mirar a Maya.

- ¡Yo! - Miki le lanzó una mirada irritada y volvió a ver al lago, Maya suspiró y se sentó junto a la chica - Escucha Miki, no puedo decirte que sé lo que estás sintiendo porque no es cierto. Pero si sé que debes dejarte ayudar. Tienes que seguir viviendo.

- Sigo viva...

- En estado vegetal más bien... ¡Ya sé! Por qué no me acompañas mañana a practicar con el arco y la flecha, sé que no los has probado aún.

Miki sólo suspiró y miró nuevamente a Maya con tristeza en su mirada, pero al ver a la otra chica tan radiante y llena de energía y optimismo asintió suavemente, iba a hacer el intento de seguir adelante.

- ¡Yay! - exclamó la otra chica riendo y luego volvió a enseriarse - Miki, enserio necesitas hablar con alguien sobre lo que te pasa... expresar tus sentimientos.

- No te lo tomes a mal Maya... - dijo Miki suspirando y viendo a la chica apenada - pero no eres exactamente la persona a la que pudiera contarle todo ésto.

- Lo sé - dijo Maya poniéndose de pie de un brinco y sonriendo - ya logré lo que me había propuesto, ¡nos vemos mañana frente a las dianas! - la chica se dio media vuelta y salió corriendo - ¡PERCY!

Miki suspiró y volteó los ojos, por supuesto que sería él, la chica pensó en lo incómodo que iba a ser ésta conversación con su hermano, pero también en lo cómoda que se sentía hablando con Percy. A los segundos Percy salió de unos arbustos cerca del muelle sacudiéndo las hojas y ramas de su ropa y su cabello y tomó asiento junto a su hermana.

- ¿Qué hacías metido en los arbustos? - preguntó Miki levantando una ceja - ¿Espiando?

- Aguardando mi señal - Percy la vio de reojo y sonrió - Muy bien, vamos a hablar, pero no aquí.

- ¿Dónde, entonces?

- En el lago - la sonrisa del chico se agrandó mientras miraba la cara de confusión de Miki - sígueme.

Percy tomó la mano de su hermana y se lanzó al agua, nadando a las profundidades. Miki tenía una expresión horrorizada en su rostro, qué haría cuando no pudiera sostener más el aire, o cuando bajaran tanto que no aguantaría la presión.

- Miki, no hace falta que aguantes la respiración.

La chica abrió los ojos aún más, ¿cómo era posible que Percy pudiera hablarle bajo el agua? Pero de repente cayó en cuenta de que su padre es dios del mar, ahora todo tenía sentido... La chica soltó la respiración y siguió nadando.

Cuando llegaron al fondo, Percy tomó asiento sobre unas rocas y Miki hizo lo mismo, la chica evitaba mirar a su hermano, no sabía por dónde empezar, el chico sabía todo lo que había pasado, estuvo ahí, aún así no sabía todo lo que pasaba por la cabeza de Miki y éso era lo que ella no quería compartir, porque no sabía cómo.

- Cuando Hera me quitó la memoria y me mandó al Campamento Júpiter lo único que recordaba era el nombre de Annabeth... - Miki lo miró con sorpresa, no esperaba que Percy comenzara la conversación - Me sentía perdido y sin rumbo, ni siquiera recordaba su rostro o cómo sonaba su voz, sólo su nombre, simples letras en mi cabeza, letras que formaban un nombre que sentía que era tan importante... - el chico la miró - Claro que no es tu mismo caso, puedes recordar a Nico perfectamente, pero los sentimientos son los mismos.

Miki suspiró mientras observava a los peces y criaturas del lago que nadaban frente a ellos. Ahora sabía cómo comenzar.

- ¿Así se siente estar enamorada? - preguntó la chica.

La pregunta tomó a Percy por sorpresa, pero el chico asintió.

- El amor te va a hacer pasar malos ratos, pero también te dará momentos maravillosos y recuerdos que durarán toda tu vida.

- Entonces... - los ojos de la chica se llenaron de lágrimas - entonces, ¿será que Nico no siente lo mismo? ¿Por éso se fue?

Percy negó con la cabeza.

- Todo lo contrario, creo que Nico sentía exactamente lo mismo - Percy vio la dolorida mirada de su hermanita y pasó un brazo sobre sus hombros - La cosa es, Miki, que Nico no sabe cómo reaccionar ante sentimientos tan fuertes y su única opción es huir y alejarse de todos. Pero de algo estoy seguro hermanita... si Nico de verdad siente lo mismo, no dudes en que volverá. El amor es así de fuerte.

Miki se echó a llorar una vez más, pero se prometió que ésta sería la última, a partir del día siguiente comenzaría a vivir de nuevo, le daría espacio a Nico y sólo esperaba que algún día volviera por ella.

Una Hermosa HistoriaWhere stories live. Discover now