Día 13 [Sábado]

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Kyungsoo debía admitir que su buen humor no desapareció cuando el Director lo citó a castigo por estar corriendo en los pasillos del colegio y encima "dañar la infraestructura", pero ahora que eran apenas las nueve de la mañana en un sábado lo descolocaba un poco haber sido citado a castigo y se arrepentía de no haber podido controlar mejor su reacción. Normalmente usaría ese tiempo para dormir hasta que sus ojos perdieran la costumbre de estar abiertos, pero bueno, tampoco se culpaba porque aidbdldnfls Kim Jongin me habló.

Había sido glorioso, lo admitía, pero se avergonzaba el doble al recordar que había corrido como un loco provocando estar ese día tan somnoliento.
Agradecía de algún modo que el Director agendara los castigos para el fin de semana pues el colegio estaba más desértico y silencioso, nadie vería sus ojeras y su cabello despeinado porque no se lo quiso lavar esa mañana.
Se dirigió al aula donde lo habían citado mientras bostezaba y se rascaba la cabeza, pero una vez que llegó ahí y puso un pie dentro de esta, se congeló.

Centró su vista horrorizada en una cabeza rubia ubicada en la primera fila de asientos que le devolvía la mirada, feliz.

- Hola, Kyungsoo. ¿También estás castigado?

El nombrado maldijo mentalmente y su cerebro comenzó una lucha interna entre salir huyendo otra vez o empezar de verdad su plan de una vez por todas. Se recordó que primero debía comenzar por volver a respirar, así que soltó el aire que estaba conteniendo. Supuso que estuvo demasiado tiempo debatiéndolo pues para cuando volvió en sí, la sonrisa de Jongin no se había más que agrandado. 

- Ven, siéntate conmigo. Creo que solo seremos tu y yo.

Ay, por favor. Espero que te refieras al resto de nuestras vidas.

Kyungsoo avanzó hasta el pupitre que Jongin le ofrecía y se sentó sintiéndose el ser más torpe de la existencia, antes de que el profesor que les tomaría la hora apareciera por la puerta y se ubicara en su escritorio. 

- Do Kyungsoo. - llamó revisando el nombre en alguno de los papeles que tenía en la mano.

- Soy yo. - respondió el susodicho levantando la mano con la mirada baja, tímido. El profesor lo miró, asintió y prosiguió a llamar al siguiente alumno de la lista.

- Kim Jongdae. 

Kyungsoo volteó cuando su vista periférica le permitió ver como Jongin levantaba la mano antes de ponerse en pie.

- Él no vendrá, - explicó con voz tranquila - dijo que podían meterse su castigo en...

- Muchas gracias, señor Kim - interrumpió el profesor con una sonrisa socarrona. Jongin volvió a sentarse en el incómodo asiento que les correspondía a los estudiantes y le sonrió a Kyungsoo de manera divertida. Parecía que iba a decir algo cuando el hombre mayor lo hizo primero. - Bueno. Ustedes están informados del porqué están aquí hoy. Ninguno ha hecho algo tan malo como para tener un castigo real, así que solo se quedarán sentados una o dos horas sin hacer nada. 

Con eso, el profesor se acomodó y comenzó la lectura de un libro grueso que Kyungsoo creyó muy aburrido. Miró por el rabillo del ojo al moreno que había sacado su teléfono y se mordió el labio. Vamos, Soo. Lo tienes en bandeja. Haz algo.

Kyungsoo pensó en los temas de conversación que tenían sus amigos, pero dudaba que el gran Kim Jongin quisiera hablar de como la manicurista de Baekhyun le hacía las uñas mientras se quejaba de su marido infiel o que Minseok encontró una nueva cafetería donde Jongdae juraba que los bollos que vendían eran idénticos a su cara.
Jongdae.

Sonrió victorioso y se aclaró la garganta para llamar la atención de Jongin antes de girarse un poco, intentando verse casual.

- ¿Por qué estaba castigado Jongdae? - preguntó evitando los ojos del moreno solo por si acaso.

Jongin soltó una risa y bloqueó el teléfono dejándolo a un lado.

- El idiota de Chen le lanzó un balón de básquet en la cara a Mark. - hizo una pausa para soltar otra carcajada y apoyó el mentón en la palma de su mano, sin dejar de mirarlo. - Cuando le pregunté, dijo "ése asqueroso púbero se cree muy listo acercándose a Seok solo porque 'déjame dedicarte un rap, hyung'. Le reventare la cara con balones de todo tipo hasta que no pueda decir ni yeah".

Kyungsoo no evitó soltar una carcajada porque creía capaz a Jongdae de todo, pero la imitación de Jongin de su amigo era realmente adorable.

- ¿Y tú? ¿Por qué estás aquí? - Kyungsoo se giró sorprendido y emocionado de que el moreno continuara la conversación de buena gana. 

- Yo... Bueno, rompí un macetero por correr en los pasillos. - explicó mirando como el profesor encontró igual de aburrido el libro que él, pues se encontraba babeando la primera página mientras dormía plácidamente.

- Uh, me parece que tenemos a un chico realmente malo por aquí.  - bromeó Jongin con una sonrisa.

Sí, soy malo. Por favor, castígame.

- Y apuesto a que tú tienes una mejor razón para perder una mañana de sábado aquí. - desafío Kyungsoo con una ceja alzada recibiendo a cambio diecinueve dientes brillantes a la vista por la amplia sonrisa que le regalaron.

- Pues... no. Supongo que al Director solo no le gustó mi nuevo estilo. - Jongin se encogió de hombros antes de llevar una de sus manos hasta su cabeza para alborotar las hebras ahora rubias que le adornaban el cráneo.

- A m-mi si me gustó. - soltó Kyungsoo con las mejillas empezando a colorearse. - Te ves bien.

- Gracias, aunque para el lunes tendré que volver a ser moreno. - Jongin bajó la mano y volvió a tomar el teléfono para mostrarle una foto porque "¿Conoces a Chanyeol, cierto? Una vez tuvo el pelo amarillo y se veía realmente mal".

Kyungsoo asintió y movió su banca más cerca de la contraria.
Se dio cuenta que hablar con Kim Jongin no era incómodo ni difícil.  El moreno estuvo escuchando sus respuestas atento y hablando de cosas random por las siguientes tres horas.
Si bien el profesor había despertado sobresaltado a la hora después y dijo que iría por un café, nunca volvió. Ellos conversaron sin pensar en el tiempo, y para cuando se separaron, en la entrada del colegio, ambos llevaban una sonrisa en el rostro.

Quizá aprovecharon mejor la mañana del sábado, que si se hubieran quedado durmiendo en sus casas. 

100 días para estar con él [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now