Día 34 [Sábado]

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Bueno, por alguna razón, Jongin estaba evitando a Kyungsoo y él estaba seguro de eso.

El negar lo del teléfono y no verlo más durante lo que quedaba de semana se lo dejaba en claro. Entonces, después de mirarse por casi una hora en el espejo, Kyungsoo decidió qué iba a hacer.

Iba a llamar su atención de un modo distinto, ya que Luhan había llamado cutre el mandarle un mensaje, Minseok opinó que era una acción que se podía interpretar como la búsqueda de una simple amistad y Baekhyun dijo que no era suficiente para que Jongin se diera cuenta de su existencia real.

Pensó por largo rato durante toda la mañana qué podía hacer y cuando se rindió, por fin encontró la iluminación del infierno. Gracias Instagram. Gracias idols nacionales.

Iba a cambiarse el estilo.
Al principio solo pensó en nueva ropa y hacerle algunos ajustes a su uniforme, quizás entallar sus pantalones y cambiar la corbata por un corbatín, pero sus amigos se habían entusiasmado con un cambio más profundo y al parecer no iba a tener opción de arrepentirse.

De ese modo, la tarde del sábado la pasó en una peluquería del centro comercial a la que le habían echado el ojo durante una de sus tantas visitas luego del horario de clases.

No podía negar que estaba nervioso. Kyungsoo estaba demasiado acostumbrado al azabache de su cabello y la forma de honguito en que éste crecía. Se sentía bien así, sus ojos destacaban y su rostro se veía más delgado.

Él estuvo sentado frente al gran espejo mientras el peluquero y sus amigos le daban la espalda mientras se ponían de acuerdo en qué consistiría su cambio. Estaban formando un círculo con las cabezas juntas, mientras se susurraban ideas que a oídos de Kyungsoo sonaban espantosas.

¿Mencionó que no tuvo ni voz no voto en su transformación?
Y cuando llegó el momento de comenzar, prefirió no saber qué le iban a hacer y se mantuvo con los ojos cerrados sintiendo manos tocándole la cabeza y algo húmedo esparcirse por su cráneo.

Estuvo tentado de abrir los ojos cuando escuchó la típica vibración de los aparatos electrónicos pero no le dio tiempo antes de sentir la brisa fría en su cabeza.

Jongin no me va a querer calvo, maldita sea.

Le rezó a Satán por su bienestar y se dejó hacer. El hecho de que sus amigos no hicieran ni el mínimo ruido durante su martirio no ayudaba. Al menos si dejaran expresar lo que veían le darían una pista sobre si lo que le hacían era bueno o malo.

Estaba seguro de que en algún momento se durmió mientras esperaba, pues se sobresalto cuando sintió agua caliente y su cuerpo recostado. Le estaban lavando el pelo, o lo que quedaba de él, y eso le hacía pensar que ya se estaba acabando el proceso.

La silla en la que estaba pronto volvió a estar en su posición original dejándolo sentado y el aire caliente más el sonido ensordecedor le dijeron que le estaban secando el pelo.

Suspiró cuando apagaron el aparato, sintiendo como su corazón se detuvo al escuchar las palabras orgullosas del chico que trabajó su cabeza.

- Listo. Espero que te guste y no te arrepientas pues espero que éste look dure bastante.

Le costó abrir los ojos después de eso, pero cuando lo hizo, sonrió.
Se sentía distinto, más atrevido y con confianza.

Al menos, Jongin iba a mirarlo por el nuevo color que le lucía en el pelo, más era su misión mantener la atención que éste le daría

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Al menos, Jongin iba a mirarlo por el nuevo color que le lucía en el pelo, más era su misión mantener la atención que éste le daría.

100 días para estar con él [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now